El “falso dilema” sobre el 8M y las procesiones de Semana Santa

El “falso dilema” sobre el 8M y las procesiones de Semana Santa

No se puede equiparar una manifestación con una procesión, ni en el contexto epidemiológico ni por su función en la sociedad.

Manifestación feminista en Madrid por el derecho a la vivienda, el 21 de febrero de 2021.Ricardo Rubio/Europa Press via Getty Images

Cuando todavía hay quien señala a las manifestaciones del pasado 8 de marzo como epicentro de la epidemia de coronavirus en España (!) —pese a que ha quedado más que demostrado que no fue así—, la proximidad del Día Internacional de la Mujer ha vuelto a abrir la caja de los truenos.

Sanidad ha recomendado no asistir presencialmente a las manifestaciones para evitar aglomeraciones y reducir al máximo la posibilidad de contagios, mientras que el delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, ha aclarado que “sí se van a permitir las concentraciones que no superen las 500 personas y en las que se garantice, entre otras medidas, la distancia de seguridad”.

“Lo responsable es que no haya movilizaciones masivas en la calle”, dijo Franco, pero al mismo tiempo recordó que su obligación como delegado del Gobierno es “hacer compatible el ejercicio de un derecho fundamental [el de manifestación] con preservar la salud de los madrileños”.

La Consejería de Sanidad de Madrid ha desaconsejado las solicitudes de las convocatorias por el 8M que ha recibido, no sólo considerando el criterio de un máximo de 500 asistentes, sino también aspectos como el recorrido y la duración. La decisión final, no obstante, recae en Delegación del Gobierno.

No es lo mismo estar debajo de un paso de Semana Santa que estar en una manifestación donde se puede esparcir la gente y mantener las distancias
Fernando Simón

Pero la puntilla a esta ‘polémica’ llegó este jueves, cuando una periodista preguntó a Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), si podría aplicarse a las procesiones de Semana Santa el mismo criterio de asistencia que a las manifestaciones.

“No es lo mismo estar debajo de un paso de Semana Santa de 2.000 kilos transportado por muchas personas que estar en una manifestación de 500 personas donde se puede esparcir la gente y mantener las distancias”, respondió el epidemiólogo, advirtiendo de antemano que no es experto “en estas cosas” y que no quería “que nadie se molestara” . 

Ya era demasiado tarde. Fernando Simón ha sido trending topic en Twitter este viernes, y no precisamente para bien. 

“La polémica es artificial”, afirma Javier Padilla, médico de atención primaria especializado en Salud Pública. “Se está generando un falso dilema que no tiene mucho sentido y que sólo es un ejemplo más de un conflicto creado de forma artificial a raíz de unas declaraciones de Fernando Simón”, lanza. 

“Si no fuera el 8M y no fuera el feminismo, no habría polémica, de la misma manera que todo el mundo se junta en el transporte público, en centros comerciales o en manifestaciones de otro tipo”, recuerda. “La derecha lleva mucho tiempo organizando manifestaciones sin que parezca que eso va a ser un contagiadero”, dice.

¿Alguien se ha planteado prohibir las manifestaciones de los hosteleros? No

“Es un falso debate, empezando porque no se ha planteado con ninguna otra manifestación de las que se han celebrado hasta ahora”, coincide Pedro Gullón, médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública. “¿Alguien se ha planteado prohibir las manifestaciones de los hosteleros? No. El ataque al 8M lleva ya un año, y se ha convertido en algo simbólico, según lo cual el origen de la pandemia estuvo en el 8M, y el origen de la cuarta ola que veremos también lo achacarán algunos al 8M”, lamenta.

Gullón argumenta que las procesiones “involucran mucho más” que una manifestación, “tanto en tiempo como en preparación”. Además, “no es lo mismo estar con personas que te cruzas un momento, y en una actividad en la que puedes acortar el tiempo, que permanecer mucho rato en un lugar, rodeado de gente y jaleando”, ilustra.

Al margen de los posibles riesgos de cada actividad, a su juicio “diferentes”, Gullón recuerda que “la manifestación es un derecho básico, y está pensado precisamente para reclamar derechos; no es una actividad festiva como tal que pueda aplazarse en el tiempo”. 

En cualquier caso, sostiene el epidemiólogo, “la comparación del 8M no tendría que hacerse con las procesiones, sino con manifestaciones que se han celebrado estos meses sin mayor ‘problema’, como las de los cayetanos o incluso de los negacionistas”, señala Gullón. “Hemos visto que manifestaciones al aire libre en las que se pueden mantener las medidas no han sido ningún foco expansivo del virus”, afirma. 

A Javier Padilla también le parece que la comparación manifestación versus procesión “no es la más afortunada”, aunque reconoce que sí hay diferencias entre uno y otro contexto. Fernando Simón hizo referencia a un caso muy concreto, el de los costaleros, que “están metidos debajo de un paso muy cerca los unos de los otros y realizando una actividad de alta exigencia”, apunta Padilla. Y ahí el riesgo se ve claramente incrementado.

Hemos visto que manifestaciones al aire libre en las que se pueden mantener las medidas no han sido ningún foco expansivo del virus

Con todo, Padilla no cree que ese sea el principal ‘problema’ en relación con la Semana Santa. “La cuestión va a ser la movilidad geográfica”, advierte. “La Semana Santa es un elemento de dinamización cultural y económica que no se puede negar, y ese carácter de dinamización implica que la gente se mueva, se reúna y vaya a bares”, enumera. El peligro estaría más ahí y no tanto en una procesión como tal.

El médico está convencido de que “el movimiento feminista está muchos años por delante de todas estas cuestiones, y está planteando movilizaciones descentralizadas y en los barrios”, dice. Gullón también considera que las manifestaciones “se pueden adaptar para tener el menor riesgo posible”. “Ningún escenario es de riesgo cero, pero en una actividad al aire libre, de corto tiempo, con mascarilla y manteniendo la distancia, se reducen bastante los riesgos”, zanja. 

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es