El enigma Castells: un ministro bajo ataque por 'desaparecido'
El titular de Universidades solo ha participado en una rueda de prensa en los ocho meses que lleva al frente del departamento.
El ministro de Universidades, Manuel Castells, solo ha concedido una rueda de prensa en los ocho meses que lleva al frente del departamento. Las escasas apariciones públicas de este albaceteño de ascendencia catalana constituyen una paradoja en la época del marketing político: que un experto en la sociedad de la información comunique tan poco la acción del equipo que dirige.
El ministro está convaleciente tras pasar por quirófano el pasado viernes por un problema de espalda. La intervención no era grave, pero sí urgente, según precisó su equipo. Mientras Castells se recupera, arrecian las críticas a su ausencia justo cuando las universidades están a punto de arrancar el motor de un nuevo año académico en plena pandemia.
La política de comunicación Castells inquieta a miembros de la comunidad educativa, especialmente a los estudiantes: “Igual que con el ministerio de educación, estamos viviendo una desidia total por parte del Ministerio de Universidades. El abandono del ministro Castells a los y las estudiantes con menos recursos económicos (que somos ya una minoría en la universidad) está siendo aprovechado por las distintas universidades para aplicar el modelo semipresencial en las facultades, un modelo que profundiza la elitización de la universidad y que acabará convirtiendo las facultades en cotos privados para los más privilegiados”, explica la secretaria general del Sindicato de Estudiantes, Coral Latorre.
No obstante, ni el presidente de los rectores, José Carlos Gómez Villamandos, ni la presidenta de la Coordinadora de Representantes de Estudiantes de Universidades Públicas Andrea Paricio, tienen mala consideración del titular de Universidades. “CRUE hace propuestas al ministerio, este las acepta y ha ido funcionando bien”, explica el primero en declaraciones a El País. Pero también le llueven críticas de algunos rectores: “Está desaparecido y su liderazgo es inexistente. Ha pasado bastante tiempo sin que realice grandes actuaciones”, concede uno de ellos a El Mundo bajo anonimato.
Puede que el deliberado silencio del titular de Universidades sea una estrategia para dejar constancia de las escasas competencias que alberga su ministerio, cuya separación de Ciencia, que encabeza Pedro Duque, fue una decisión con la que él mismo no estuvo de acuerdo y que criticó públicamente cuando tomó posesión del cargo.
El equipo ministerial que lidera lo forman poco más de cien funcionarios. Además, el presupuesto del departamento es más bien escaso y las becas universitarias las gestiona el Ministerio de Educación. Y, aun así, no ha querido dejar de anunciar su intención de crear un nuevo sistema de becas.
Cuando se hizo cargo de Universidades, Castells también avisó su intención de visitar el medio centenar de universidades públicas que hay en el país. Las redes sociales han sido el escaparate en el que se ha dejado ver el ministro en algunos campus. Su equipo de comunicación ya advirtió de que ese sería el estilo de Castells: la discreción.
Las redes y la prensa se han preguntado recientemente dónde se encuentra el ministro en un momento en el que miles de estudiantes universitarios ven cada vez más cerca el arranque del año académico. El nuevo curso está impregnado de la incertidumbre que la pandemia del coronavirus ha instalado en todo el planeta.
No obstante, desde que comenzó la crisis sanitaria y hasta mediados de julio, tanto el propio ministro como el secretario general de Universidades, José Manuel Pingarrón se han reunido con los rectores, los estudiantes y en menor medida con los sindicatos, con los que Castells tiene una relación más complicada y que critican la falta de diálogo de Universidades para abordar el estatuto del personal docente investigador.
Castells, según explica su equipo, “ha estado hasta este viernes trabajando de cara a la preparación del inicio del curso, tanto internamente como en coordinación con la comunidad universitaria”. Este lunes no pudo acudir a la cita de la Comisión Delegada de la Conferencia General de Política Universitaria por la intervención quirúrgica a la que se sometió.
Las pautas para el regreso a los campus quedaron listas en esa encuentro del pasado lunes: mascarilla obligatoria en todo momento, ventilación y desinfección. Aunque, de nuevo, los sindicatos lamentan que no se haya contado con ellos para diseñar el plan anticovid, que, por ejemplo, el Sindicato de Estudiantes ve mal: “Las universidades presentan un protocolo sanitario está muy lejos de solucionar la realidad que viviremos en las universidades”, aventura Latorre.
Encina González, secretaria general de Universidades e Investigación de CCOO, apunta que “es paradójico que una persona que afirma no querer saber de ruedas de prensa y comparecencias, siga publicando como sociólogo. Pero no es nuestra competencia ocuparnos de eso”.
Su rendición de cuentas ante diputados y senadores
A pesar de la poca exposición pública a la que se expone Castells, el ministro ha propiciado algunas polémicas en sede parlamentaria. Algunos periodistas, como Iñaki Gabilondo, ya advirtieron que Castells, la apuesta de los Comunes para el Ejecutivo de coalición, era un verso suelto; alguien casi irreverente que nada a contracorriente.
Es uno de los pocos ministros que no tiene perfil en Twitter. Y eso que un conocido suplantador de identidades creó una cuenta desde la que anunció la falsa muerte del politólogo estadounidense Francis Fukuyama, autor del célebre ensayo El fin de la historia.
Desde abril, Castells se ha dejado caer por algunos medios de comunicación, pero más en calidad de tertuliano de excepción que como ministro del Gobierno de España. Eso sí, sus comparecencias en el Congreso y el Senado han copado titulares.
En su última intervención, en el Senado para hablar de las tareas de reconstrucción en la Universidad, empleó tiempo de sobra para contestar a cada una de las preguntas que le trasladaron. El ministro alargó la sesión ocho horas y ocho minutos.