El dueño de la Inmaculada de Valencia convertida en el nuevo 'Ecce Homo', "atónito" con el resultado
"Pierde totalmente el sentido y el valor", ha señalado.
El propietario de la copia de una Inmaculada de Murillo que ha sido intervenida de forma inadecuada por un artesano que rehabilita mobiliario se muestra “atónito” con el resultado del proceso y ha contactado con un restaurador especialista para ver qué se puede hacer con la obra. “Pero ya pierde totalmente el sentido y el valor”, lamenta.
Así lo ha aseverado este valenciano, en declaraciones a Europa Press, después de que haya trascendido la mala intervención realizada en una obra de su propiedad, una copia de principios del siglo XX de la ‘Inmaculada del Escorial’ de Murillo. La copia, de principios del siglo pasado, tiene unas dimensiones de 120 por 80 cm, y forma parte de la colección familiar, que fue tasada sobre el año 2006 junto a otras piezas, entre las que figuran cuadros, vajillas, espejos, azulejos, muebles, armas y porcelanas.
Ha explicado que, debido al paso del tiempo y las mudanzas, el cuadro se había oscurecido por lo que encargaron a una persona que conocían “de toda la vida” porque había trabajado en los muebles de su familia que dorara el marco y realizara una limpieza.
“En un primer momento nos trae el marco dorado junto al cuadro con una primera imagen que no se parece en nada a la original y niega totalmente que hubiera hecho algo, solo que el cuadro estaba sucio y que lo había limpiado, pero la cara está totalmente desfigurada” y con un parecido al Ecce Homo de Borja, relata el propietario.
Cuando el cliente pide explicaciones se produce “una segunda aproximación”. “Nos dijo que conocía a personas especialistas que se dedican a esto y se lo llevó por segunda vez y fue peor porque la imagen que nos ha planteado ni siquiera obedece al aspecto inicial que tiene el cuadro”.
Finalmente, decidieron prescindir de sus servicios “porque cada vez iba ser peor”. “Este señor como restaurador de muebles es muy bueno pero no como restaurador de pinturas, son cosas muy diferente”, apunta.
En este punto, el coleccionista aclara que durante años este hombre se había ocupado de muebles de su familia en su taller y los había entregado “perfecto, no había problema de ningún tipo”. “Y pensamos por extensión que el trabajo podría ser de la misma calidad”, como él le dijo. “No fue un intento de economizar”, recalca.
De hecho, continúa, fue él quien se ofreció a limpiarlo y trajo otro de los cuadros de su familia que, ahora han comprobado, que también tienen en la parte de detrás efectos “poco profesionales”. De hecho, en la copia de la Inmaculada, además de la desfiguración del rostro y las manos, aparecen unas aplicaciones en el anverso que pueden provocar tensiones en la obra.
El dueño confiesa que su sentimiento fue de “asombro” y pensó: “no puedo creer lo que estoy viendo porque se aprecia “claramente, tanto en la primera como en la segunda versión, que está repintado”.
Ahora, “la única solución es intentar quitar lo que han pintado” y con las técnicas y procedimientos adecuados y profesionales ver si queda algo debajo para actuar en consecuencia. “Pero ya pierde totalmente el sentido y el valor” de esta copia de principios de siglo XX. Es, además, una pérdida “sentimental”: “Es un cuadro de mi familia y te sientes fatal”, concluye.