'El Drogas': "La patria es el invento de los listos para que los imbéciles nos demos tortazos"
Entrevista al mítico cantante de 'Barricada', que publica un libro de escritos y un nuevo disco hecho durante la pandemia.
Hablar de El Drogas es hablar de la historia de rock en España. Enrique Villarreal, que así se llama, fue el cantante de Barricada, uno de los grupos más importantes del panorama musical español y uno de los referentes del llamado rock radical vasco, que tanta influencia tuvo en los 80.
En la pandemia, cuando muchos empezaron a hacer pan y bizcochos, El Drogas cogió un papel, un boli y empezó a escribir pequeños textos hasta llegar a los 189. Después de pulirlos lo más mínimo, los transformó en un libro llamado 189 escritos con una mano enferma (Ed. Desacorde) y a eso le sumó un disco con ocho temas.
Define la escritura de este libro como “explosiva e inmediata” y compara este proceso creativo con las canciones que escribió sobre el Alzheimer cuando diagnosticaron de la enfermedad a su madre. Reconoce que escribiendo este recopilatorio entró “en una especie de paraíso” donde le daba igual no comer y no dormir.
Hombre de barrio, define el suyo, la Txantrea, en Pamplona, como ese lugar al que siempre quiere volver y donde puede mantener su intimidad. Se pone al teléfono de buena mañana, cuando las estrellas del rock duermen la resaca.
- Se me hace raro charlar con una estrella del rock a las 10 de la mañana.
(Se ríe) Precisamente por eso, como no soy una estrella del rock. Yo lo que hago es madrugar y dormir pronto. Soy una estrella de los 62 años que vive de lo que le gusta.
- Empiezo con una confesión personal, pocas veces he sido tan feliz como cuando ha sonado en Blanco y negro en una discoteca.
Ya me alegro. Ya tenemos algo en común. No tanto lo de la discoteca como lo de la canción.
- ¿Lo sigue viendo todo en blanco y negro?
Depende de para dónde mires. Hay todavía mucha gente que parece que vive mucho más a gusto en el blanco y negro.
- ¿Por quién lo dice?
No sé joder, si vives en un país llamado España es muy sencillo de entender. Hay todavía mucha caspa pululando por ahí.
- Siempre le preguntan mucho por el mote de El Drogas, pero me interesa más saber qué queda de ese mote de juventud a sus 62 años.
Tengo 62 años y todo esto comienza con 17. Qué me queda no lo sé. Tengo recuerdos de todo aquello y tal. Vivo en la Txantrea pero claro, la vivencia en el barrio es diferente porque si antes estaba todo el día en la calle con los colegas, ahora la Txantrea significa ese lugar donde puedo mantener mi intimidad a salvo. Tampoco le doy muchas vueltas a qué queda.
- Ha salido a tope de la pandemia con un disco y un libro. No es de los que se puso a hacer pan y pasteles.
Preferí hacer algo que pudiese dominar: escribir y componer canciones. No tenía en la cabeza hacer nada a este respecto durante este año porque acababa de sacar un quíntuple y teníamos bastantes actuaciones. Una vez que todo eso se va al garete decido arrancarme de otra manera para que el tiempo no se me hiciese extremadamente aburrido.
- ¿Se compone mejor estando mal? Esto que decía El Quijote de que el año que es abundante de poesía, suele serlo de hambre.
Puede que ese dicho cada vez tenga menos relación con la realidad. No me puedo quejar de cómo he pasado la pandemia a pesar de haber tenido palos potentes. Me pongo en el pellejo de otra gente que lo ha pasado bastante peor porque lo ha pasado todo en soledad. Si estás arropado por tu familia siempre es menos doloroso. En el aspecto vital me puedo considerar una persona entre comillas feliz porque vivo de lo que quiero en un país en el que es muy complicado vivir de lo que uno quiere. Eso no quita para prestar atención a lo que puede pasar a mi alrededor.
- Lo del activismo lo ha llevado a gala toda la vida.
Es algo que hay que reivindicar y va en consonancia con la edad que uno va teniendo. Ahora mismo es importante definirse y sentirse activo en muchos aspectos de la vida. Ser antirracista, antimachista con todo lo que ello conlleva, reconociendo que soy blanco, que soy macho. Tengo que aprender de todo lo que escucho a mi alrededor, por las mujeres que me rodean, por las personas de otros países que vienen aquí y no vienen de vacaciones, sino que vienen a mejorar su nivel de vida y el de sus familias.
- ¿Es el racismo lo que más le indigna ahora?
Es una parte importante de lo que más me indigna. Va siendo España un país de emigrantes, claro que indigna el no tener conciencia por no querer tener memoria. Pasa mucho con la propia historia contemporánea, donde gente que no quiere saber nada de las cunetas lleva a sus hijos a un parque jurásico a que vean pisadas de dinosaurio. Quizá más allá de hipocresía sea un océano de imbecilidad donde se navega de manera cómoda.
- ¿Cómo ha sido el proceso de escritura de este libro? ¿Fueron textos muy pensados?
No fueron pensados porque si son pensados ya acabo dándole demasiada forma, me empieza la duda de si esto sirve para una letra de una canción. Cuanto más explosivos mejor, según la forma de entender mi propia escritura. Todo empieza con este encarcelamiento obligatorio en casa. Estoy acostumbrado a ser un anacoreta pero elijo yo la temporada.
Son los escritos más inmediatos que vaya a hacer nunca. Lo más parecido son las canciones que escribí relacionadas con el Alzheimer cuando diagnosticaron a mi madre, que fue muy explosivo todo. Los escritos se definen por esa inmediatez y la no manipulación excesiva a la hora de corregir.
- ¿Le han intentado censurar alguna vez?
Nos quitaron dos canciones en su momento. Una se titulaba Bahía de Pasaia y otra En nombre de dios. Tampoco tenían mucho que censurar. Los de la compañía discográfica de entonces no entendieron nada de esa gracia irónica que a veces me acompaña y que, desde luego, no tiene ni puta gracia y no lo sacaron. Pero total, sale el disco pirata que se vendió de la hostia y la compañía dijo “hemos perdido aquí tal” y luego lo incluyeron en el recopilatorio.
- El dinero...
Exactamente. No importa de lo que hables y de lo que digas mientras las cuentas corrientes de quien lleva la historia suba. Y ya está.
- Su canción Sean Bienvenidos me recuerda al Congreso con eso de “tomen asiento que el ambiente se va a helar”. A veces se viven situaciones que hielan la sangre.
No va de eso pero ahora que lo dices podría ser tranquilamente. No soy muy observador de estas historias porque la verdad es que me aburre sobremanera. Y no digo que todos igual. El país, a nivel político, deja muchísimo que desear y sobre todo lo que puede ser la derecha y la extrema derecha, que en el fondo tampoco tienen mucha diferencia.
Si hablamos de puertas giratorias nos hemos desayunado hace dos días con una de un personaje del PSOE que joder, no sé de qué trabajará porque está todo el día en televisiones y en tertulias. Gente que habla mucho y luego... este es el problema de nuestros políticos. Una esa [las puertas giratorias], otra puede ser lo del recibo de la luz. Ver un poco todo este patriotismo de pacotilla para no pagar impuestos, las sociedades que se hacen para birlarnos la sanidad pública, la educación pública. Además me da igual que puede ser un nacionalista español con pulserita bicolor como puede ser uno que vaya muy de catalán o de vasco. El dinero no tiene patria. La patria es el invento de los listos para que los imbéciles estemos dándonos de tortazos y ellos mientras tanto envueltos en banderitas, que parece que es lo importante.
Lo que más puede expresar a lo que me refiero es la visión que tiene Vox de su patria, digo de su patria porque sólo caben ellos. Para mí esa España es el nombre de una enfermedad, que su propio antídoto también se llama España, que es la otra, la que he visto durante 40 años viajando de aquí para allá tocando en rincones de todo el país.
- ¿Dónde puede acabar todo eso?
No sé dónde puede acabar. El listo vive de los tortazos que nos metemos entre los imbéciles y ya está. Igual tendríamos que parar un poco, ver quién nos está empujando a todo esto y empezar a tortazos con ellos, pero con la mano abierta y tal que no es lo mismo que una agresión. Alguno simplemente con una colleja entraría ya en razón, pero realmente necesitarían un tortazo de ida y vuelta con la mano abierta.
- ¿Cree que todavía hay cosas que no se pueden decir en este país?
No lo sé. Eso depende de quien lo vaya a decir o cómo lo quiera expresar. No tendría por qué haber un límite en esto que se denomina libertad de expresión. Aquí en este país nos estamos riendo de los chistes de mariquitas, que es algo casposo. Con dejar solo con el criterio del propio público a quien defienda ese tipo de expresiones, sean racistas o no, pues ya está. La propia vergüenza que alguien puede pasar cuando nadie ríe sus chistes. Incluso los fascistas tienen su derecho a pensar lo que crean que tienen que pensar. Si se quedasen solos sería interesante ver sus reacciones. Yo alucino de ver, yo qué sé, morenos, digo morenos porque venimos más de la mezcla con árabes, que sean nazis. ¿Cómo puedes ser negro y estar en Vox, no? Es algo que me chirría.
- Entrevisté a Chimo Bayo y no ponía muy bien la Movida Madrileña porque defendía que la Ruta del Bakalao fue más intensa. Hace unos meses también hablé con Kutxi Romero y me decía que en el norte era donde estaba el verdadero talento con Barricada, Eskorbuto, Cicatriz, La Polla… ¿Cómo vivió aquellos años?
De una manera muy intensa. Fui a todos los rincones del país y fuimos muy bien recibidos en todos los sitios. Refleja muy bien lo que le ha pasado a Ayuso que se ha ido a Estados Unidos y se extraña de lo poco que se habla de Ayuso: ¡En Estados Unidos no se habla de Ayuso por dios!
Todos los medios de comunicación rulaban por esos bares. Hay que tener en cuenta que esa visión es bastante urbanita y a la vez tienen un fondo provinciano que no se quiere reconocer. Tengo la suerte de haber querido volver siempre a mi barrio.
Madrid no acoge a todo el mundo igual. Yo voy allí y me muevo por Vallecas y veo cómo se trata a las personas de los suburbios más cercanos a lo que es la capital y no es el mismo Madrid. Parece que Madrid es uno pero hay muchos. Eso sirve para lo que puede ser el propio país. Somos un conjunto de suburbios que lo bonito es aprender unos de otros. La Txantrea comenzó siendo un barrio obrero y venia aquí, había gente de Jaén, de Murcia y gente de pueblos de Navarra. No nos hemos preguntado nunca de dónde venimos, echábamos una pelota al suelo y a jugar.
- ¿Tendrá el Rock radical vasco el reconocimiento que merece?
Para que tenga el reconocimiento que merece tendríamos que tener también los periodistas que se merece el movimiento. Todo tiene relación. No tiene más análisis pero tampoco me importa demasiado si va a tener o no reconocimiento. Reconocimiento ya está teniendo en la gente. Voy a un pueblo de Badajoz a tocar y el grupo del pueblo idolatra a La Polla Récords, vas a otro pueblo y el grupo tal a Kortatu, otros Eskorbuto, Cicatriz, Barricada. Ese es el reconocimiento. También en Madrid hay buenos grupos que tampoco entraban en la Movida Madrileña y los que venimos de la escuela de Leño lo sabemos.
- ¿Hay nuevos grupos en la Generación Z de este estilo o es el fin de una era? No sé si la chavalada se junta en garajes a hacer rock o punk como antes o si ahora se dedican más al Trap y al Auto-Tune.
No despreciaría el Trap con Auto-Tune porque son formas de expresarse. Me gusta lo que he vivido. Tengo una hija de 24 años y ella es la que me dice “qué te parece esto” o “qué te parece lo otro”. Y digo “pues esto me aburre” o “esto es interesante”. Yo que veo nacer a Berri Txarrak es ella la que me introduce de cabeza en el mundo de sus canciones. Yo aprendo de ella y a ella le gustan estos nuevos movimientos. Con ella escucho a Rosalía cuando comienza y digo “hostia”. Yo tampoco estoy por la destrucción y por hacer de menos cualquier tipo de forma de expresión. Lo importante es sentirse artista, pero no el término superfluo de la palabra, en el que es. Yo meto muchas horas currando y espero seguir haciéndolo porque, si la salud me lo permite, es lo que me gusta hacer.
- Se han terminado las restricciones, ¿Qué significa este momento para los músicos?
Para los músicos y para los técnicos, que es algo que se tiene que visibilizar aunque sean invisibles en el propio momento del espectáculo. Las bandas sin técnicos seríamos la nada, no sería el espectáculo como es. El circo que yo muevo somos 11 personas, es una historia pequeña para lo que hay por ahí. Yo me alegro de que podamos seguir manejando la carpa de aquí para allá porque hay mucha gente alrededor que lo ha pasado de asco, es algo de celebrar.
- No sé si es consciente de que sus canciones han estado en los mejores y en los peores momentos de muchas personas.
Me parece bonito que cuando la gente te entra con todo el cariño del mundo te diga que tus canciones forman parte de la banda sonora de su vida. Hace poco una mujer me contaba que a su hermana, que le gustaba mucho Barricada, muere de cáncer y que en las últimas conversaciones hablaban de sus movimientos por festivales, cuando nos vieron en tal sitio. Volver a recuperar esas canciones, escucharlas en el último momento para hacer el camino hacia la muerte más llevadero. Son momentos duros pero muy bonitos, se te pone la carne de gallina, no tengo que decir nada, solo escuchar.