El día después: el PP se enfrenta al gran dilema de gobernar o no con Vox
Las consecuencias del 13-F: la ultraderecha mantiene sus ansias de poder, el PSOE no quiere oír hablar de una abstención y Andalucía enfría un adelanto electoral.
El día después. La política española se ha puesto patas arriba por las elecciones de Castilla y León. Las urnas han revolucionado el panorama dejando al PP lejos de sus objetivos y al PSOE tocado por el mal resultado. Y, sobre todo, han abierto un nuevo capítulo al ser Vox el mayor beneficiado y con una España Vaciada preparada para una expansión a nivel general. Un nuevo mapa se está formando de cara al próximo ciclo electoral.
La gran pregunta sobre la mesa es qué Gobierno se formará en Castilla y León. El PP se ha quedado sólo con un aliado natural con el que lograr las sumas: la ultraderecha de Vox. No hubo efecto Ayuso y los cálculos de Génova 13 se han ido al traste. Y se enfrentan ahora los populares al gran dilema sobre si formar un Gobierno de coalición, una línea roja que no se ha traspasado hasta este momento en el país y que puede hacer tambalear todo.
La consigna que lanza por el momento la dirección nacional del PP es que no quiere a los de Santiago Abascal dentro de ese Gobierno. No se trata de algo ideológico, pero pesan varios factores: sus consecuencias para las elecciones andaluzas, la posible movilización de la izquierda ante la llegada de la ultraderecha para posteriores elecciones -pensando principalmente en las generales de 2023- y la imagen ante los socios europeos al ligar su futuro a un partido hermanado con Le Pen u Orban.
Un Gobierno en solitario del PP, eso es lo que ha defendido el ‘número dos’ del Partido Popular, Teodoro García Egea. Pero eso parece casi imposible en este momento. De hecho, el propio presidente de la Junta en funciones, Alfonso Fernández Mañueco, no ha descartado formar ese Ejecutivo. La decisión, dice el salmantino, se tomará en la tierra de Castilla y León y ha enfatizado que García Egea puede opinar, pero no decidir.
Pero es que los de Santiago Abascal siguen tirando hacia adelante. Su candidato, Juan García-Gallardo, ha reivindicado otra vez este lunes su “derecho y su deber” de entrar en el Gobierno. No ha querido precisar qué consejerías quiere, pero sí ha remachado que tienen que lograr “lo mismo o más” que lo obtenido por Cs hace tres años (que consiguió hasta la Vicepresidencia y varias consejerías).
Muchos dudaban de que Vox quisiera entrar ya en los gobiernos, al entender que podía no interesarle. Pero tanto Abascal como su candidato llevan repitiendo ya 24 horas el mensaje de que sí quieren tocar poder. Esto complica mucho las cosas al PP, pues sólo le queda en su espectro mirar a la extrema derecha tras la casi desaparición de Cs.
Mañueco sigue manifestando esa idea de iniciar una ronda de diálogo con todas las formaciones para ver qué Gobierno se puede hacer. Todavía no ha llamado a García-Gallardo, quien ha dicho que llevará él personalmente la negociación. Lo que sí se ha encontrado ya es con que dos opciones no se van a dar: las abstenciones de Vox o del PSOE. La ultraderecha ha sostenido que no piensa dar gratis sus votos. Además, ya le ha puesto condiciones de cara a las conversaciones: derogar las normas contra la violencia de género y sobre memoria histórica.
Un debate que se abre es si el PSOE debería abstenerse y dejar formar Gobierno a Mañueco con la idea de hacer un cordón sanitario a la extrema derecha. El tema lo ha verbalizado el alcalde de Valladolid y ex portavoz nacional del PSOE, Óscar Puente, que lo ha dicho a título personal. Desde Ferraz se le ha desautorizado: Pedro Sánchez y su dirección descartan esa posibilidad y entienden que el fracaso es de Casado.
La izquierda ha sacado varias conclusiones de esta cita electoral: la España vaciada supone un problema a partir de ahora para los socialistas y no se ha conseguido rentabilizar el Gobierno de coalición con medidas sociales como la subida del SMI o la reforma laboral. A pesar de que el PSOE rechaza que haya un cambio de ciclo, el presidente ha tocado a rebato y desde esta misma semana habrá dos reuniones del Consejo de Ministros para sacar más leyes. Desde Unidas Podemos se hace también la lectura de que la solución para frenar el ascenso de Vox no está en un posible gobierno de gran coalición en Castilla y León entre el PP y el PSOE, sino que la coalición PSOE-UP tome medias más valientes a partir de este momento. Yolanda Díaz ha llamado a la reflexión también, aunque apenas se mojó en la campaña (sólo tuvo un acto).
Los resultados de Castilla y León se han leído con mucha atención en Andalucía, la siguiente comunidad que tiene que ir a las urnas. El consejero de Presidencia, Elías Bendodo, ha enfriado los ánimos electorales que había calentado el propio PP y ha dicho que la intención es convocar cuando toca (a finales de año), algo en lo que ha coincidido también el vicepresidente, Juan Marín, de Ciudadanos. La fuerza de Vox ha hecho temblar a muchos en el sur, donde se espera que desembarque Macarena Olona cuando lleguen los comicios.
El panorama de la derecha ha cambiado por completo con esta cita, dejando al PP en manos de Vox. Y también tiene una lectura interna: Ayuso tira más que la marca Casado. La presidenta de Madrid se ha visto reforzada en sus tesis y Enrique Ossorio, su consejero de Educación y una persona de su confianza, ha desempolvado el hacha de guerra pidiendo que se adelante el congreso del PP de Madrid para que la presidenta se haga con las riendas. Muchos en la familia popular se han levantado pensado más que nunca que sólo ella puede ganar al PSOE en las próximas elecciones y que al actual líder no le ha salido bien la jugada que pretendía cambiar el ciclo.
Y otra de las caras de la victoria que ha paseado este lunes por todos los medios ha sido la de Ángel Ceña, con un Soria Ya que ha logrado tres procurados. Se ha mostrado abierto a negociar la investidura de Fernández Mañueco y, además, ya ha avisado de que, después de este éxito, se van a presentar en las generales tanto al Congreso como al Senado el año que viene.
Y en este perejil electoral no podía faltar una nueva polémica con el CIS, que ha emitido un comunicado defendiendo sus encuestas (se acercaron en PP y PSOE pero fallaron con Vox, UP y Cs). El centro dirigido por José Félix Tezanos ha lanzado este dardo: “En relación a algunos debates y pronunciamientos efectuados sobre las encuestas del CIS, al calor de debates electorales, el CIS debe recordar que no es propósito ni misión de este organismo entrar en debates con las empresas y medios de comunicación social que realizan otras encuestas preelectorales, pero sí quiere pedir que cuando se establezcan comparaciones y críticas sobre dichas encuestas, los críticos se atengan a los datos reales de las encuestas del CIS, y no a otros inventados”.
La política española, siempre en vilo.