El 'destrozo' de Letizia a un regalo que hizo llorar a una bordadora
La verdadera historia de la prenda.
El afán de la reina Letizia por no tirar nada de su armario no se ciñe sólo a recuperar prendas que tiene desde hace más de diez años, sino a reconvertirlas. Eso es lo que ha provocado el llanto de Ángeles Espinar, la artesana que trabajó en el bordado de un mantón de Manila en color verde agua y marfil, con base en seda natural italiana, que la reina recibió a modo de regalo por su boda con Felipe VI, en 2004. Según ha contado el programa Socialité este domingo, la bordadora “rompió a llorar al ver que la reina ha destrozado su regalo”, aunque la información ha trascendido ahora.
La reina reconvirtió el mantón —que llevó más de cuatro meses de trabajo y tenía un diseño único— en un conjunto de dos piezas que ya ha lucido en varias ocasiones, la última hace unos días. Se trata de una falda a juego con los puños y el cuello de una blusa del mismo color que los bordados. Del enrejado y flecos del mantón no queda nada en ese conjunto.
Una de las veces que lo vistió, en un almuerzo en el Palacio Real de Aranjuez con los patronos del Instituto Cervantes y embajadores iberoamericanos en octubre de 2019, todo fueron halagos para el look de la consorte, especialmente por la falda: un atuendo que “pasará a la historia como uno de lo más comentados dentro de su estilo”, según la revista Elle.
Según recoge Vanitatis, la bordadora tuvo ocasión de preguntarle a la reina en 2007, cuando le entregó la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, por qué no se lo había puesto aún, a lo que ella contestó que “no había encontrado la ocasión”. El disgusto de Ángeles Espinar fue comprobar que la reina había reconvertido una pieza única y artesana en una falda.
Al enterarse, María José Sánchez, la hija de Espinar que actualmente está a cargo del taller, envió una carta a la Casa Real para hacerles partícipes de lo que realmente habían cortado, ya que los mantones, en general, “no se puede comparar con una artesanía como la de este mantón único que han destrozado. Habrá sido por desconocimiento”, ha revelado una fuente a LOC.
La Casa Real se disculpó en nombre de la reina, según Vanitatis, y alegó que “desconocía completamente que se tratara de tal joya y que estuviera por completo realizado y bordado a mano, precisamente por eso se optó por reoptimizarlo”.
Duyos fue el encargado de convertir en falda el mantón, aunque el alma de la pieza es realmente Espinar, que lleva trabajando más de 60 años como artesana del bordado.
El regalo del mantón a Letizia respondía a una tradición, puesto que el taller de la bordadora se encuentra en la misma localidad sevillana que el Palacio de los Infantes de Orleans y Borbón, donde se celebró la cena previa a la boda de la infanta Elena con Marichalar, lugar en el que también residió la tía materna del rey emérito. Por ello, prácticamente todas las mujeres que han pertenecido a la Casa Real han tenido un mantón de regalo.