Uğur Şahin, director ejecutivo de BioNTech, creador de la vacuna de Pfizer, ha advertido de que ese fármaco no tendrá un impacto adecuado en el número de infecciones hasta el final de verano.
Cuando le han hecho la pregunta del millón sobre cuándo podremos volver a la normalidad, el científico ha sido extremadamente claro. “Necesitamos una nueva definición de normal”, ha dicho antes de subrayar que “el virus permanecerá con nosotros durante los próximos 10 años”.
En una conferencia de prensa que recoge el diario The Guardian, Şahin ha explicado que su equipo está trabajando para saber si la vacuna funciona también contra la variante del coronavirus del Reino Unido o si es necesario adaptarla, algo que sabrán en aproximadamente dos semanas.
“Científicamente, es muy probable que la respuesta inmune de esta vacuna también pueda hacer frente a las nuevas variantes del virus”, ha explicado a la vez que ha apuntado que la variante descubierta en Gran Bretaña tiene nueve mutaciones en lugar de una, como es más habitual.
La parte positiva, según ha subrayado, es que las proteínas de la variante del Reino Unido son iguales en un 99% a las de las cepas predominantes y, por lo tanto, BioNTech tiene “confianza científica” en que la vacuna será eficaz.
“En principio, la ventaja de la tecnología de mensajería es que podemos comenzar directamente a diseñar una vacuna que imite completamente esta nueva mutación; podríamos ser capaces de proporcionar una nueva vacuna técnicamente en seis semanas”, ha celebrado.
Familiares de un fallecido por Covid. en el tanatorio Mémora de Girona, el 29 de noviembre de 2020.
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El cuerpo de un anciano víctima del coronavirus, descansa tapado con una sábana sobre una cama en un centro de mayores en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Una persona duerme en una cama a unos pocos pasos de un cadáver, envuelto en bolsas protectoras y tendido en el piso de un centro de mayores, en Barcelona, el 19 de noviembre de 2020.
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Con trajes de protección para evitar infecciones, dos trabajadores de una funeraria preparan el cuerpo de un anciano fallecido por COVID-19 antes de retirarlo de un centro de mayores, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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El cuerpo de una persona muerta por Covid, cubierta en su cama de un asilo de Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Con trajes de protección para evitar contagios, empleados funerarios sacan el cuerpo de una persona mayor fallecida a causa del coronavirus tras retirarlo de una residencia de ancianos, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Dos empleados de una funeraria retiran el cuerpo de una víctima de COVID-19 de una residencia de ancianos, en Barcelona, el 19 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Empleados de una funeraria trasladan el cuerpo de un anciano fallecido por coronavirus en una camilla tras retirarlo de una residencia de mayores, en Barcelona, el 13 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Marina Gómez, empleada de una funeraria, maneja el cadávez de una víctima del coronavirus en la morgue de su empresa, Mémora, en Barcelona, el 16 de noviembre de 2020.
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Una empleada de funeraria, tratando un cuerpo, el 17 de noviembre de 2020 en Barcelona.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS
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Un trabajador de una funeraria prepara un féretro de una víctima del COVID-19 antes de su incineración, en un tanatorio de la empresa Mémora, en Girona, el 19 de noviembre de 2020.
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Un empleado del crematorio recoge las cenizas de un fallecido por covid en el tatatorio de Mémora, Girona.
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Familiares de un fallecido por Covid. en el tanatorio Mémora de Girona, el 29 de noviembre de 2020.
Emilio Morenatti / ASSOCIATED PRESS