El coronavirus desata el racismo contra los asiáticos: “Todos somos humanos, todos sentimos”
En España, donde sólo hay una persona (alemana) contagiada, se ha extendido más el miedo que el virus.
Este domingo, se prohibió la entrada a cinco jóvenes chinos a un bar de Huelva sin motivo aparente. El mismo día, la ilustradora Quan Zhou Wu, autora de Gazpacho Agridulce, denunció en Instagram lo que bautizó como Corona(xenofobia)virus; el artista Chenta Tsai, más conocido como Putochinomaricón, desfiló en la Semana de la Moda de Madrid con el mensaje “I am not a virus” [no soy un virus] pintado en el pecho; el abogado Antonio Liu Chang lanzó en Twitter la campaña #NoSoyUnVirus “para combatir la desinformación sobre el coronavirus” y los actos de racismo que está viviendo la población asiática estos días a raíz del brote del virus de Wuhan.
Curiosamente (o no), las respuestas que recibió Antonio a su tuit trataban de echarle en cara que lo que están experimentando algunos chinos no es “racismo sino miedo a un contagio”, que “el tema aquí es que están poniendo en riesgo la vida de todos”, que “pedirte que no comas murciélago no es ser racista”, que “ellos no son virus, pero son un asco”, que “si estáis podridos, ¿qué queréis, un abrazo?”.
En España, donde sólo hay una persona infectada (de nacionalidad alemana) y donde las autoridades sanitarias tratan de despejar temores a diario, se ha extendido más el miedo que el coronavirus. Mientras tanto, la población asiática se moviliza contra los casos de racismo y discriminación surgidos al calor del coronavirus de Wuhan.
Quan Zhou no ha vivido “en persona” muestras de xenofobia asociadas al coronavirus de Wuhan, pero sí las ha visto “muchísimo” en redes estos días, cuenta a El HuffPost. La ilustradora habla de mensajes como “se lo merecen” o “eso les pasa por comer animales extraños”, de “fake news, vídeos sensacionalistas sacados de contexto, insultos varios, bromas sobre los ojos…”. “Todo así”, dice, resignada.
Zhou, que firma sus viñetas como Gazpacho Agridulce, nació en 1989 en Algeciras, donde sus padres tenían un restaurante chino y donde fue consciente de lo que era la xenofobia y, más concretamente, la sinofobia, el sentimiento de odio y miedo a los chinos.
En 2002, cuando surgió el brote del SARS, Zhou ayudaba a sus padres en el restaurante, y notó que “la gente no quería entrar”. “Mi madre tuvo que poner un cartelito que decía que los ingredientes eran del mercado local”, explica. También sufrió “alguna burla en el colegio”, aunque celebra que “los chavales entonces no estaban tan informados como ahora”.
Lo que ahora ve Quan Zhou es “una deshumanización muy grave”. “Está muy normalizado el discurso de odio, de haters en redes, de que si eres un ofendidito… Creo que la gente no es consciente. Y es un peligro. No se dan cuenta de que al otro lado de la pantalla hay personas”, lamenta. “Todos somos humanos, todos sentimos”.
Para ella, las muestras de racismo por el coronavirus son (sólo) otro ejemplo de la xenofobia que los asiáticos viven en Europa, más concretamente en España. “La diferencia es que ahora el miedo hace que se permita soltar unas bromas o burlas que quizás en otro momento no se podría. Es lo que ocurre en Estados Unidos, con Trump. Antes había gente xenófoba, pero no se atrevía a decirlo abiertamente. Ahora como hay un presidente que lo dice, no hay problema”, ilustra.
Restaurantes chinos sin clientes, gente que se aparta si se cruza con un ciudadano asiático por la calle, comentarios ofensivos en redes... Las muestras de xenofobia han adquirido tal magnitud que incluso la oficina de Derechos Humanos de la ONU ha alertado de ello en Twitter: “Es comprensible estar alarmado por el coronavirus. Pero no hay miedo que pueda ser pretexto para prejuicios y discriminación contra las personas de origen asiático”.
Y por mucho los expertos se empeñan en rebajar los miedos, sigue habiendo “muchísimo alarmismo”, señala Zhou, que lo achaca a veces a la desinformación en redes sociales. “Cuando hablas con médicos, se ríen”, cuenta Zhou, “porque [el coronavirus] tiene una tasa de mortandad muy baja. Mata más la gripe común”, explica.
“Todas las epidemias producen alarma social”, concede el doctor Manuel Menduiña, especialista en Medicina Interna del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, al tiempo que asegura que “en España no debemos tener ningún miedo”. “Este es el cuadro epidémico más coordinado e informado de los últimos años”, explica Menduiña a El HuffPost.
No hay motivos, por tanto, para la alarma; y mucho menos, para discriminar a toda una comunidad por el brote de un virus.