El conservadurismo religioso y el populismo ganan las elecciones en Túnez
En un contexto de amplio desapego por la política, las elecciones de este domingo registraron una modesta participación
El conservadurismo religioso islámico que representa el partido Ennahda y el populismo liderado por el magnate de la televisión Nabil Karoui, en prisión preventiva por evasión fiscal y blanqueo, lograron hoy la victoria en las terceras elecciones tunecinas legislativas celebradas en Túnez tras la caída en 2011 de la dictadura.
Según los primeros sondeos a pie de urna, Ennahda habría logrado un 17,5% de los sufragios mientras que “Corazón de Túnez”, de Karoui, obtendría el 15,6% en una jornada marcada por la desilusión y por una baja participación, cifrada en apenas un 41% del electorado.
Las proyecciones también confirman la casi desaparición de la plataforma laica “Nidaá Tounis”, fundada por el fallecido presidente Beji Caïd Essebsi y ganadora de los comicios de 2014, y el ascenso de la extrema derecha que representa la abogada Amir Moussi y su partido Neodestur, integrado por los nostálgicos de la tiranía de Zinedin el Abedin Ben Ali, derrocado hace ya más de ocho años.
Los sondeos presentan, asimismo, un parlamento fragmentado y un hundimiento de los partidos progresistas de izquierda, que no han sabido capitalizar al descontento social fruto de la aguda crisis que padece el país ni el fracaso de las reformas sociales y económicas.
“Es una autentico desastre, un problema muy grave que debemos afrontar. Este favorece el dominio del conservadurismo y del populismo, que son los ganadores de estos comicios”, explicaba a Efe al cierre de los colegios un alto responsables del partido de izquierdas “Frente Popular”.
“Debemos replantear la situación y reflexionar por qué ha ocurrido. Esto ya no es una lucha entre la izquierda y la derecha sino entre el frente que propone el progreso y aquellos que se aferran al conservadurismo. Y claramente el conservadurismo se ha hecho fuerte en Túnez, con apoyo del populismo”, agregó.
Los resultados preliminares se esperan para el miércoles próximo, apenas cuatro días antes de que los tunecinos vuelvan a las urnas por tercera vez en un mes, esta vez para elegir presidente.
Esta segunda vuelta de las presidenciales enfrentará al propio Karoui y al jurista ultraconservador Kaïes Said, un independiente curtido como su rival en los platós de televisión, que dio la sorpresa al derrotar al candidato de Ennahda, el todavía presidente del Parlamento y fundador de la formación, Abdel Fatah Mouro.
Said, que sacó casi cuatro puntos a Karaoui, se perfila como favorito a ganar la carrera hacia el Palacio de Cartago tras haber recibido el apoyo directo de Ennahda y de varios de los candidatos presidenciales derrotados.
Pena de muerte sí, homosexuales no
Una victoria del jurista, favorable a la pena de muerte y contrario a la homosexualidad, sumada a la confirmación de la victoria de Ennahda -que también venció por estrecho margen en las municipales de 2018- podría conducir a una preponderancia del conservadurismo en el único país que ha sobrevivido a las ahora marchitadas “primaveras árabes”.
Según la Constitución tunecina enmendada en 2014, el partido que gane las elecciones tendrá dos meses para presentar un Ejecutivo y lograr el respaldo de 109 diputados.
En caso de fracasar, el presidente de la República podrá encargar a una persona la formación de ese gabinete, para lo que igualmente tendrá un plazo de dos meses y necesitará el respaldo de la mitad más de los diputados de la cámara.
Los comicios de este domingo quedaron marcados, al igual que la primera vuelta de las presidenciales, por un acusado descenso de la participación -de más de 25 puntos- fruto de la decepción, el hartazgo y la falta de confianza en la clase política en un país sumido en una grave crisis que todavía espera una revolución económica y social pendiente.