El confinamiento por el coronavirus, un antes y un después en las parejas
Los psicólogos prevén que el número de rupturas no será equivalente a las que se dan tras cada verano, sino que "va a ser peor".
El confinamiento por el coronavirus ha puesto en peligro la estabilidad de muchas parejas. Llevamos más de cuarenta días encerrados en casa y la tensión puede ir en aumento. Las consultas sobre cómo abordar estás situaciones cada vez son más. La cuarentena está marcando un antes y un después en la convivencia.
Ya se ha visto en China esta situación, que se ha traducido en un número récord de solicitudes de divorcio tras siete semanas de cuarentena que han colapsado los juzgados en ciudades como Xi’an, según Global Times. En España, donde más de la mitad de los hogares están ocupados por parejas, ya se empieza a ver en las consultas.
Una cosa es la convivencia —que tiene que ver con las rutinas— y otra es el vínculo, la emoción y el compromiso que tenemos. “Las parejas que ya tenían algún problema relacionado con el segundo punto se enfrentan a más divisiones que se ponen de manifiesto ahora”, explica Ángeles Sanz Yaque, psicóloga clínica (Cinteco Madrid).
“Cambiar la convivencia siempre genera estrés en una relación, aunque sea para bien”, apunta. Si el cambio de la rutina en verano por las vacaciones aumenta la probabilidad de divorcias en octubre —el 30% de los divorcios en España en el último año se han firmado en esa época—, con el confinamiento no sólo va a ocurrir lo mismo, sino que “va a ser peor”, indica la especialista. Se producen una media de 100.000 de separaciones al año, según el INE.
También los abogados de familia temen una avalancha de peticiones de divorcio que no se habría dado aún porque los juzgados no están a pleno rendimiento.
La vinculación, “lo que antes se definía más como ’amor”, aclara, se deteriora si ya lo estaba previamente. En estos casos es cuando se reclama asistencia, porque las parejas están desbordadas. El deterioro va a más. Lo corrobora Miguel Hierro, también especialista, que indica que muchas terapias se siguen atendiendo por teléfono o por videoconferencia: “Algunas personas, pensando que el confinamiento sería más breve, inicialmente la interrumpieron, pero al alargarse la situación la han retomado”.
Este cambio tan bestial hace que las familias se unan frente al virus, el problema está en que el tiempo se alarga. Las parejas que estaban mal ahora están peor porque no asumen que la situación es excepcional. Como explica la psicóloga, “no se puede cargar tu malestar en el otro”.
Las especialistas que siguen atendiendo han visto que nacen dificultades que afectan más a quienes tienen hijos que a quienes no los tienen: “Los hijos cambian la convivencia siempre. La presión es mayor porque la prioridad son ellos”.
Por el contrario, muchas parejas que sí tenían una buena vinculación están disfrutando ahora de poder hacer más cosas juntos. “A pesar del factor estresor, salen adelante y fortalecidos, porque saben que esto tiene un final”, explica Ángeles Sanz.
Aun con los datos pesimistas, Sanz Yaque quiere dejar claro que “no todo es tan negativo ni tan grave”, aunque esto será un punto de inflexión en el índice de divorcios, previsiblemente. Quienes estaban en un ‘predivorcio’ ahora “van a estar indiscutiblemente peor. No va a pasar lo mismo que cada año tras el verano, va a ser peor”, sentencia, porque el confinamiento está evidenciando con mayor fuerza “lo que hay”.