El chef Raül Balam hace pública su adicción a las drogas
"Solo pensaba en consumir, consumir, consumir".
El chef Raül Balam, hijo de la premiada cocinera Carme Ruscalleda, ha dado un paso al frente y ha hecho pública su adicción a las drogas en un documental titulado Camí lliure que se estrenó en el Festival de Cine de San Sebastián.
El chef fue muy popular, con numerosas apariciones en los medios, y se puso al frente de Moments, situado en el Hotel Mandarín Oriental del Paseo de Gracia. Pero hace unos años se alejó de los focos. Hasta ahora, cuando se ha conocido el motivo.
En el documental, Balam se sincera y relata junto a su madre todos los problemas que le ocasionó su adicción. “El Raül que había antes nunca pegó, pero te hundía con la mirada. Mis padres me temían. La gente que trabajaba conmigo me odiaba. Llegó un momento en que perdí el control. Solo pensaba en consumir, consumir, consumir. Si el servicio había ido bien, ¡a celebrarlo! Y si había ido mal, a ahogar las penas con consumir, consumir, consumir”, dice al comienzo de la cinta.
El chef explica que lleva siete años sin consumir y que tiene un tatuaje en el brazo al que va añadiendo marcas por cada año que está limpio. Con todo, él se sigue considerando un adicto.
“Yo siempre seré adicto. Es como un celiaco, por mucho que no tome harina, siempre será celiaco. Lo único que tiene que hacer es no comer harina para que no le duela la barriga. Pues a mí me pasa lo mismo”, asegura.
Balam subraya que “es un proceso muy largo” y que “dejar las drogas es muy fácil”. “Yo dejé las drogas ese día, entré en un centro, me desintoxicaron y ya las dejé. Pero reeducar un cerebro es lo más complejo que hay. Es como un ordenador, hay que borrar el disco duro y volver a hacerlo de nuevo”, admite.
También su madre relata cómo vivió la experiencia: “Yo veía que tenía actitud extrañas, pero me costaba entender que eso era una enfermedad. Pensaba que sería cosa de 15 días, y no era así. Le echó cojones”.