El Brexit sin acuerdo, una amenaza palpable a un mes de la fecha clave
La reticencia de Johnson a una tercera prórroga aviva los temores de la oposición
El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, llegó a Downing Street en julio bajo la promesa de sacar al país de la Unión Europea (UE) el 31 de octubre “con o sin acuerdo” de por medio. A un mes de esa fecha, y pese a una ley que teóricamente le obligaría a pedir una prórroga, la salida desordenada sigue sin estar descartada al cien por cien.
El Gobierno británico ya ha solicitado dos aplazamientos de la fecha de salida, prevista inicialmente para marzo. Sin embargo, Johnson ha advertido por activa y por pasiva de que no seguirá el mismo camino que su predecesora, Theresa May, y que está dispuesto a cumplir a cualquier precio el mandato surgido del referéndum de junio de 2016.
Al Ejecutivo de Johnson este enfoque le ha valido el inicio de una lucha sin cuartel en la Cámara de los Comunes, donde la oposición en bloque y un grupo de conservadores rebeldes se aliaron a principios de mes para sacar adelante una ley que obliga al premier a pedir una tercera prórroga si no logra antes del 19 de octubre la ratificación de un acuerdo o un permiso explícito del Parlamento para un Brexit caótico.
La ley incluso añade el contenido exacto de la carta que Johnson debe remitir al presidente del Consejo Europeo para pedir la tercera prórroga, pero durante estas últimas semanas el primer ministro se ha mostrado esquivo en torno a esta posibilidad y ha insistido en su voluntad y competencia para negociar un nuevo acuerdo que por ahora parece lejano.
Cabría la posibilidad de que Johnson se negase a escribir o firmar la carta, lo que previsiblemente derivaría en una cascada de denuncias como la que generó en su día la controvertida decisión de cerrar el Parlamento, tachada de “ilegal” por el Tribunal Supremo. Los medios también especulan con que pueda haber dos cartas con directrices contradictorias.
Otra de las opciones sería que Johnson enviase la misiva requerida y sin ninguna trampa pero que alguno de los países de la UE se negase a firmar una nueva prórroga, ya que son varios los líderes que han expresado su recelo a un nuevo retraso sin perspectivas de solución a la vista.
Si la UE accede al aplazamiento, pero modifica la fecha planteada por la ley -31 de enero de 2020-, la pelota volvería al tejado del Parlamento británico, que tendría que dar su visto bueno a esta modificación. Tanto en este como en cualquier otro caso de disparidad entre las partes, Reino Unido quedaría abocado a un Brexit sin acuerdo.
Quitar a Johnson
El recelo expresado por el Gobierno y el incesante avance del calendario ha llevado también a parte de la oposición política a empezar a mover ficha planteando la opción de quitar a Johnson, dando por hecho que, si sigue en Downing Street, el fantasma de una salida abrupta de la UE seguirá sobrevolando el continente.
Johnson se ha erigido en el principal defensor de la vía teóricamente más sencilla para elegir a un nuevo primer ministro: la celebración de elecciones. Hasta en dos ocasiones ha promovido una moción en el Parlamento para convocar nuevos comicios a mediados de octubre, pero la oposición la ha rechazado por entender que este plan B no elimina el riesgo de un Brexit sin acuerdo.
Así, laboristas y liberaldemócratas son partidarios de votar pero después del 31 de octubre, en la teórica fase de prórroga que reclaman para el divorcio entre Reino Unido y la UE. Hoy por hoy, en cualquier caso, sería ya imposible celebrar elecciones en octubre, toda vez que se necesitan al menos cinco semanas de preparativos.
Descartados los comicios, el premier ha retado a la oposición a poner a prueba sus apoyos presentando una moción de censura, una jugada arriesgada si se apuran los plazos. Si el Parlamento aprueba una moción de censura, el bloque anti Johnson tendría hasta 14 días para intentar conformar un nuevo gobierno, para lo cual sería necesario un pacto entre distintas formaciones.
El Partido Laborista por ahora descarta dar su apoyo a un gabinete que no tenga al frente a su líder, Jeremy Corbyn, mientras que el Partido Liberal Demócrata no quiere a Corbyn bajo ningún concepto y se muestra partidario de un acuerdo de amplio espectro sin nombres tan contaminados en términos políticos.
Si no hay gobierno alternativo, seguiría el actual y se convocarían automáticamente elecciones anticipadas, presiviblemente con la fecha del Brexit de por medio. Johnson ganaría entonces la partida al lograr el divorcio de la UE sin ningún tipo de concesión, independientemente de lo que ocurriese después en las urnas.
El Partido Conservador, de hecho, llegaría a esa cita como favorito, según los actuales sondeos. Una encuesta realizada la semana pasada por la firma YouGov concede a los tories una intención de voto del 33%, por encima de liberaldemócratas (22%) y laboristas (21%).