El atacante de Bruselas era un marroquí que llevaba una bolsa con bombonas y clavos
"Quería hacer mucho daño", dice la Fiscalía. Al parecer no tenía antecedentes de relaciones con terroristas.
El portavoz de la Fiscalía belga, Eric Van der Sypt, ha dado una rueda de prensa esta mañana en la que ha confirmado que el supuesto terrorista muerto anoche en la estación central de Bruselas ha sido identificado como O.Z., un hombre de origen marroquí de 36 años, vecino del barrio bruselense de Molenbeek.
Al parecer, antes de ser tiroteado por los soldados que vigilaban el recinto hizo explotar una bolsa o maleta que llevaba varias bombonas de gas pequeñas y numerosos clavos, con el intento de hacer más daño con esta metralla. "Quería hacer mucho daño", ha resumido. Lo que también se ha confirmado finalmente es que no portaba un cinturón de explosivos adosado al cuerpo, como se dijo inicialmente desde algunos medios de comunicación. Tampoco se le encontraron encima ni armas de fuego ni cuchillos.
El hombre no era conocido por vínculos con el terrorismo, pero la oficina del fiscal no aclara por ahora si era conocido por otros delitos, como ha informado la prensa local, que habla de antecedentes por delitos sexuales. Actuó en solitario, confirman estas mismas autoridades. La Fiscalía se ha hecho cargo de este suceso como un "intento de asesinato terrorista" y que es investigado por un juez antiterrorista de Bruselas.
El sospechoso, nacido el 12 de enero de 1981 y de nacionalidad marroquí, vivía en una zona con una importante población musulmana en la capital comunitaria y conocido por haber albergado a presuntos terroristas en el pasado. Su domicilio fue registrado durante la noche y durante la mañana de hoy por fuerzas especiales de la Policía, pero la Fiscalía no dio detalles sobre el resultado de la operación.
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La Fiscalía explicó que el hombre entró en la estación a las 20.39 hora local (la misma que en la España peninsular) de ayer martes y que, tras pasar por el vestíbulo principal, se dirigió escaleras abajo hacia un grupo de pasajeros. Tras retirarse por unos momentos, volvió hacia este grupo minutos más tarde sosteniendo una maleta, a la vez que gritaba y causaba una "explosión parcial" en la que nadie resultó herido. Todo ocurrió en una zona intermedia, por encima de los andenes y por debajo del hall, un distribuidor con ascensores que tiene un par de puestos de café y da acceso a una pasarela para salir a la calle.
La maleta inmediatamente se prendió fuego y el hombre "dejó el equipaje quemándose" y se dirigió a continuación escaleras abajo hacia un andén persiguiendo a un trabajador de la estación, al parecer el jefe de la misma. Entre tanto la maleta, que contenía clavos y botellas de gas, "explotó una segunda vez de manera más violenta".
Según el Ministerio público, el sospechoso volvió entonces al vestíbulo y se precipitó hacia al menos un militar allí presente gritando "Allahu akbar" (Alá es grande), un lema empleado con frecuencia por los yihadistas. El soldado "abrió fuego inmediatamente e hizo blanco en el individuo varias veces", que murió más tarde en el lugar a causa de las heridas. El militar forma parte del dispositivo de vigilancia reforzada en los núcleos importantes de actividad del país, tras los atentados perpetrados en el aeropuerto de Bruselas y en una de sus estaciones de metro hace poco más de un año.
El portavoz indicó que, "por el momento, no hay vinculación" entre este caso y el ataque yihadista este lunes en los Campos Elíseos de París, en el que un hombre que había jurado lealtad al Estado Islámico estrelló un vehículo contra fuerzas de la Gendarmería.
El primer ministro belga, Charles Michel, ha señalado por su parte: "No nos dejaremos intimidar por los terroristas, vamos a seguir para defender nuestra democracia y la libertad".