"El arte a lo torrezno"
Una 'performance' divertida y poco pretenciosa sobre el significado del arte.
Los Torreznos son un dúo formado por Rafael Lamata y Jaime Vallaure especializado en performance con un toque cómico (de ahí su nombre). Se trata de un grupo de mucho éxito dentro del campo que ha estado en el Festival Grec, el Théâtre de la Ville de París, Matadero, Teatro del Barrio y del Ateneo de Madrid, y en museos como el MUSAC de León, del Círculo de Bellas Artes o del CA2M de Madrid.
Este pasado fin de semana presentaron en la sala negra de los Teatros del Canal su última pieza de “arte de acción”. Relacionado con la trilogía “ARTE Y VIDA” sobre el pensamiento, “esta cosa invisible que nos está hablando casi constantemente en el centro del cráneo”, “El Arte” es una reflexión jocoseria sobre los límites de la esencia del arte contemporáneo.
La obra comienza con un cambio de código, Los Torreznos comienzan a hablar en un inglés con un acento albaceteño muy logrado para explicarnos las 10 posibles definiciones de arte; tras el código, el registro. El ñaque explica gesticulando la esencia del arte con una divertida mímica que luego pasarán a explicar verbalmente. La explicación se estira en exceso y hace que la acción pierda algo de frescura. Es el único momento peñazo del torreznazo. Tras esto la acción recobra fuerza con el siguiente cambio de registro. El verbal pasa de nuevo a lo físico y se utilizan diez sillas de color negro para explicar cada una de las 10 características del arte contemporáneo: su invisibilidad, su conceptualidad, la emoción, la estructura, la carga social, la comunicación, el negocio, etc.
Se trata de una crítica, a veces descarnada, a veces blanca, de la función social del arte contemporáneo y sus múltiples excesos. Hay homenajes abiertos a Dalí, Picasso, Duchamp y “the very important German artist” Joseph Beuys, del Fluxus, uno de los principales representantes del happening y la performance. La broma es constante y bastante refrescante (pese a su nombre).
La performance está construida a partir de tres motivos icónicos. La primera imagen motriz de la obra es el famoso plátano de Maurizio Cattelan, el cual aparece en distintos momentos claves. Es quizá el símbolo más utilizado de los tres (aunque eché en falta que hubiera referencias a su obvia función cómica). El segundo motivo es una reproducción en fotocopia de la Gioconda. Tras la obvia referencia al Benjamin de la obra de arte en la era de su reproducción mecánica (por cierto, una obra tan antigua como La casa de Bernarda Alba—1936—y que se sigue citando como si fuera moderna), Los Torreznos efectúan una parodia de las casas de subastas y una reflexión sobre la proliferación de las interpretaciones del arte. Se reparten fotocopias de la obra: se subastan, se mutilan (como le pasó a la Mona lisa), se trituran (como el Girl with a Balloon de Banksy en Sotheby´s). El último motivo, quizá el más importante, es el del convivio. Los Torreznos nos invitan a degustar un vino, la esencia ético (y etílica) de la obra de arte es que se disfrute con el público.
El arte, su arte, solo se disfruta con el público. Ellos ponen la tapa, unos ricos, honestos y ligeros torreznos.