El acercamiento de Podemos a Bildu para sacar las cuentas tensiona al PSOE
Algunos barones socialistas, como García Page, Fernández Vara o Lambán lamentan el intento morado de sacar a Cs del pacto presupuestario.
Lío en el PSOE por culpa de Podemos. El saludo del codo entre el vicepresidente segundo Pablo Iglesias y la portavoz de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua, durante la votación que dio luz verde este jueves a la tramitación de las cuentas inquieta a algunos barones socialistas, que ven cómo los morados intentan sacar a Cs del pacto presupuestario acordando con EH Bildu.
El respaldo final de los de Aizpurua, y de ERC, al primer paso de los Presupuestos ha abierto grietas en el buscado apoyo de Ciudadanos. También entre los barones socialistas, como Emiliano García Page, Guillermo Fernández Vara o Javier Lambán, quien aseguró que ERC es un “aliado inquietante” al tiempo que criticó que se haya aprobado que el castellano deje de ser lengua vehicular en una enmienda de la ley educativa que ultima el Ejecutivo. La polémica con Bildu embarró el holgado resultado de la votación, que se saldó con 198 votos contrarios a las enmiendas a la totalidad, frente a 150 ‘síes’ dispuestos a tumbar las cuentas.
La disposición de EH Bildu ha dejado al descubierto la intención de Podemos de sellar alianzas hacia la izquierda para asentar la mayoría de la investidura y aislar a Cs, que, no obstante, dejó claro que sigue dispuesto a negociar con el Gobierno a pesar del apoyo de la izquierda abertzale, en un intento de descolocar a Podemos.
Desde que el Gobierno presentó las cuentas para el año 2021, los morados insisten en que no quieren ver a los naranjas ni en pintura y que, si estos terminan votando ‘sí’ a los números que han cuadrado Montero y Nacho Álvarez, de Podemos, será porque Cs se ha transformado en un nuevo partido de izquierda. El propio Echenique intentó quitar hierro a las supuestas concesiones que los de Inés Arrimadas han conseguido en la negociación presupuestaria.
La pelota sigue en manos del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, mientras su ministra de Hacienda, María Jesús Montero, insiste en pedir el apoyo de todos por responsabilidad. Pero la realidad es que tanto ERC como el socio de Gobierno del PSOE están enrocados. Unas cuentas avaladas por sus partidos y, a la vez, por Cs son ciencia ficción porque ambas formaciones son “incompatibles” con Inés Arrimadas, que sigue sacando pecho por quitar “locuras podemitas” de las cuentas, como gravar con el 21% del IVA a la educación y la sanidad concertadas y subir un 15% el impuesto de sociedades. Arrimadas, no obstante, emplazó directamente al presidente del Gobierno a elegir entre las dos posibles vías.
Las contrapartidas
Lo cierto es que las negociaciones del Gobierno con los partidos independentistas y regionalistas están alumbrando algunas contrapartidas que están poniendo el Ejecutivo en el foco de las críticas, en especial de la derecha. El PP ha respondido de forma airada cuando trascendió el respaldo de Bildu. Los populares son muy beligerantes a acercarse a la izquierda abertzale, aunque no siempre fue así. El hoy portavoz en el Senado, Javier Maroto, defendió acercarse a Bildu, con quien pactó, cuando era alcalde en Vitoria, sumándose al exdirigente del PP de Guipúzcoa Borja Sémper en su defensa de pactar con los abertzales.
El penúltimo encontronazo entre Gobierno y oposición ha sido por la aprobación de una enmienda en la ley de Educación que ultima el Gobierno para que el castellano no sea lengua vehicular en Cataluña. Ahora, la oposición teme qué conseguirá EH Bildu si pone a sus diputados al servicio de la coalición del Gobierno.
De momento, los de Aizpurua recalcan que su obejtivo es arrimar el hombro para poner fin a las políticas neoliberales en el Estado. Puede que, por eso, la ministra Montero dispensara un trato cordial a la izquierda abertzale, a la que agradeció el sentido de su voto y conminó a trabajar para recuperar servicios públicos y revertir derechos sociales perdidos en anteriores crisis