El 28% de los jóvenes españoles de 25 a 34 años tienen como mucho la ESO
El porcentaje de la población de 18 a 24 años que no estudian ni trabajan se reduce, pero siguen entre los más altos de la OCDE.
El 28% de los jóvenes españoles entre 25 y 34 años solo ha terminado, como mucho, la secundaria obligatoria, un dato que dobla al de la media de la OCDE. Así lo ha plasmado el informe presentado este lunes por la organización, que señala que el porcentaje de jóvenes con estudios terciario —carreras universitarias o títulos de Formación Profesional de grado superior— alcanzó el año pasado el 48,7%, un punto por encima del promedio.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ha presentado en París el informe Education at a Glance 2022, donde también hay algunos avances que reflejan que España mejora lentamente su nivel educativo. El año pasado, por ejemplo, el 36,1% de la población española de 25 a 64 años solo había terminado como mucho la secundaria obligatoria. El porcentaje es altísimo (la media de la OCDE se situaba en el 20,1%), pero en el año 2010 alcanzaba al 47,1%, según ha publicado El País.
El informe de la OCDE plasma, además, que el 19% de los jóvenes españoles de 18 a 24 años ni estudian ni tenían empleo. Durante la pandemia de la covid-19 mejoramos un poco, pero en 2021 volvimos a los niveles de 2019, lejos aún de la media europea (13%) y de la OCDE (15%). El dato anual de 2021 mejora el del 2020 (que alcanzó el 22%), y vuelve así a niveles de 2019, cuando fue del 19,2%.
Mientras, en la franja entre los 25 y 29 años, el porcentaje de jóvenes que ni estudia ni trabaja es del 25,8%, un 18,8% la media en la OCDE. Este datos supone un descenso respecto a 2020, cuando fue del 28,2%, pero sin llegar al nivel anterior a la pandemia (24,4% en 2019).
La consecuencias de la pandemia
El informa señala que evaluar las pérdidas que han sufrido los alumnos a todos los niveles por las medidas puestas en marcha por los países en los pasados años para frenar la pandemia es esencial para afrontar sus consecuencias, así como ayudar psicológicamente a los alumnos afectados.
Aunque el cierre de escuelas se redujo en el último curso, apuntan, todavía se mantuvo en algunos países estudiados, aunque siempre de forma menos importante que en los dos años anteriores. “Es fundamental que los países cuenten con estrategias claras de recuperación en el ámbito de la educación para hacer frente al impacto de la pandemia en el aprendizaje, el desarrollo y la salud mental de los jóvenes”, apunta.
La organización considera “esencial” que los gobiernos elaboren políticas específicas para comprender el retraso sufrido por los alumnos a causa de las medidas impuestas para frenar la pandemia, algo que ha sido posible en la mayor parte de países puesto que a lo largo de 2021 la práctica totalidad de los estudiantes volvieron a las aulas.