Camarada Mendoza
Reseña de 'Transbordo a Moscú', última parte de la trilogía de Eduardo Mendoza.
Título: Transbordo en Moscú.
Autor: Eduardo Mendoza.
Editorial: Seix Barral.
Páginas: 376 páginas.
Precio: 19,85 euros en tapa dura y 10,44 euros en ebook.
Fecha de lanzamiento: 7 de abril de 2021.
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Nuestra opinión:
La culminación de la trilogía sobre las andanzas de Rufo Batalla constituye, en palabras del propio Eduardo Mendoza, el fin de su carrera como novelista: “Me he hartado de escribir novelas”, ha confesado adelantando la caída de telón de una obra magnífica, sin duda una de las más notables de las últimas décadas. No hay obra mala de Eduardo Mendoza, ni las más accesibles (El laberinto de las aceitunas; Sin noticias de Gurb o El Misterio de la cripta embrujada) ni las más profundas (La ciudad de los prodigios o la infravalorada pero maravillosa El año del diluvio). Su legado literario es tan sólido como imperecedero.
La trilogía de Rufo Batalla o de Las Tres Leyes del Movimiento —compuesta por El rey recibe; El negociado del Yin y el Yan y la reciente Transbordo en Moscú— se sitúa en una zona creativa intermedia: aborda temas de enorme enjundia con golpetazos certeros de comedia. De hecho, estas tres novelas suponen un viaje tan divertido (a veces delirante) como apasionado por la Historia de la España del siglo XX. En la aventura moscovita, Rufo Batalla —”Rufo Batalla soy yo”, ha confesado Mendoza reproduciendo el Madame Bovary ces’t moi de Flaubert— recala en Barcelona, Londres, Viena, Nueva York, Ibiza y, finalmente, Moscú en una historia de ritmo más sosegado que las dos anteriores y, por eso mismo, mucho más reflexiva. En esta tercera parte prevalece el fondo sobre la forma, lo dicho que lo escrito, una constatación —otra más— de la abrumadora calidad con la que Mendoza compone cada una de sus páginas. Esta, la mejor de la trilogía, se adentra en problemas de índole moral, cuando no existencial, que sugieren un ajuste de cuentas del propio Mendoza con la vida.
Sólo un escritor de su trascendencia podría haber tenido los arrestos de acometer una tarea tan exigente: dibujar con palabras un fresco de la España en blanco y negro, pasando por la Transición y culminándolo con la incertidumbre moral, política y sentimental de un país ante el nuevo siglo que aún se lamía las las heridas provocadas por los fastos de 1992. El genial Rufo Batalla culmina sus aventuras con la vida medio hecha y medio encaminada después de toda suerte de disparates narrados con la excelencia de un escritor soberbio. Un novelista que ha construido a lo largo de toda su vida una obra inconmensurable, siempre desde la mayor de las alegrías.