¿Dónde se habrá metido el apuntador?
El covid-19 existe; la Tierra es redonda y los idiotas irreductibles, irrecuperables, tóxicos y contagiosos. No soy negacionista (aunque lo niegue). Creo firmemente, en contra de lo que decía Jorge Manrique, que cualquier tiempo pasado no fue mejor. Ahora sabemos, podemos saber más y además tenemos la libertad de contar lo que antes ni se mencionaba. También las momias políticas, haberlas las haylas. Son personas que no se resignan a que su momento de gloria ya pasó y se desviven por subsistir.
Por esos derroteros estiran las piernas gente como Felipe González, Alfonso Guerra o Eduardo Serra, por no ahondar en los fósiles de la derecha. Y ahí los ves esforzándose en salvaguardar las cenizas de lo que fue y que ya no puede ser. Así le doran la píldora a aquel niño, joven, adulto y ahora un señor mayor al que le hicieron creer que de verdad tenía sangre azul (seguro que cuando se hacía una pupa le echaban unas gotitas de tinta Pelikan sobre la herida para dar fe de ello y ahora es él mismo el que rellena el tintero).
No se le puede negar que protagonizó un momento histórico de España (me pregunto quién habrá sido el apuntador) en su transición hacia la democracia. Luego se echó una cuantas siestas en los laureles, trabajó lo únicamente necesario, y vivió como un rey. Me lo imagino en su suite de Abu Dhabi o en la de Seychelles, poniendo a todo volumen, cantando y moviendo el esqueleto repleto de prótesis A quién le importa de Fangoria... Y eso que no es gay... ¿no lo es verdad? A esta altura de su ruta hacia los 90: ¿quién le quita lo bailado y lo que le queda por bailar? Y retomando los versos de mi admirado Jorge Manrique:
Pues si vemos lo presente/cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,/daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,/pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,/pues que todo ha de pasar
por tal manera.
Dejando de lado a fugados, expulsados, escaqueados, exiliados o lo que sea, otra de sus valedoras (pos sí, por la derecha) es Cayetana, que sin embargo por edad no es dinosauria. Álvarez de Toledo está hecha de segmentos, casi traviesas de hormigón que han provocado más de un tropiezo en la marcha popular del tren de Pablo Casado. El líder del PP seguramente se estará flagelando y maldiciendo el día en que se enorgulleció de su fichaje.
Ya para acabar, un ex político más, en este caso mi vecino y su perro. Este ex ministro de Cultura -entre 2007 y 2009 para más datos- escritor, traductor, profesor universitario y gestor cultural ha bautizado como Lassie a su mil leches. El chucho no para de ladrar día sí y día también, desde las siete de la mañana hasta las 12 de la noche. Sus dueños deben tener esos ladridos incorporados a sus rutinas porque no le hacen ni puñetero caso. Para el resto del vecindario sí, molesta, es un coñazo.
El otro día, en un encuentro casual por el pueblo, le comenté el tema al propietario para que intentara hacer algo al respecto. Pasó de mí. No solo no me escuchó, sino que ni siquiera se molestó en mirarme (afianzando la idea de con los años una se vuelve invisible). Lassie sigue ladrando todos los días y yo acordándome malamente de todos los ancestros de su amo. ¿Asociación de ideas? Me viene a la cabeza Corinna Larsen, pero no estoy segura cuál papel le adjudicaría en esta historia: ¿el mío o el de Lassie? El de mi vecino está claro: es el ausente.