Donald Trump prepara su regreso un año después del asalto al Capitolio
Trump se ha desvanecido en los últimos meses, pero solo de cara al público y solo para volver más fuerte.
Los estadounidenses tardarán en olvidar la fecha del 6 de enero. Un año después del asalto al Capitolio, la herida aún está fresca para los demócratas. “El 6 de enero de 2021 quedará para siempre como una mancha en la historia de nuestra democracia”, dijo de forma sombría Chuck Schumer, líder de la mayoría demócrata en el Senado. “Intentaron destruir nuestra democracia. Gracias a Dios, fracasaron”. Para conmemorar este traumático acontecimiento, tuvo lugar un evento en el Congreso durante el cual intervino Joe Biden.
También estaba previsto que Donald Trump, acusado de incitar a sus simpatizantes a “marchar hacia el Capitolio”, hablara en una rueda de prensa para narrar otra vez su versión de los hechos del supuesto “robo” de las elecciones presidenciales por parte de los demócratas. Finalmente, renunció a hablar en el aniversario, sin ninguna justificación, pero aseguró que hablaría el 15 de enero en un mitin en Arizona.
Durante casi un año, Donald Trump no se ha dejado ver demasiado en el foco mediático. Desde España, parece que solo lo nombran los medios de comunicación en el contexto de los juicios que le afectan. En particular el del asalto al Capitolio y su batalla legal para ocultar a la Comisión Parlamentaria los documentos de ese día. Más recientemente, el 3 de enero, la fiscal del Estado de Nueva York, que investiga un posible fraude fiscal de la Trump Organization, anunció que quería escuchar al expresidente y a sus hijos Ivanka y Donald Junior.
¿Un Donald Trump acorralado y en silencio? Esta imagen no es solo la que se percibe desde España ni está relacionada con la distancia. Trump se ha desvanecido en los últimos meses, pero solo de cara al público y solo para volver más fuerte, aseguran Marie-Christine Bonzom y Nicole Bacharan, dos politólogas especializadas en Estados Unidos, entrevistadas por la edición francesa del HuffPost. 2022 debería ser el año de su gran regreso.
Este año será crucial para el futuro de la política en Estados Unidos. En noviembre están previstas las elecciones de medio término. Las primeras elecciones nacionales desde que Joe Biden asumió el cargo serán como un referéndum sobre la primera mitad de su mandato. Una excelente manera de que Donald Trump tantee el terreno.
“El plan de Trump es volver para las elecciones de medio término y tantear el estado de ánimo político de su país. En función de lo que suceda, entrará en la carrera para 2024 o no”, analiza Nicole Bacharan, autora de la obra Les grands jours qui ont changé l’Amérique.
Y el multimillonario no ha ocultado su deseo de presentarse a las próximas elecciones presidenciales. A principios de noviembre explicó que “probablemente” anunciaría su decisión de presentarse a la Casa Blanca tras las elecciones de medio término y sugirió que su elección haría “feliz a mucha gente”.
Por el momento, la situación le sonríe. El presidente Biden y su vicepresidenta se encuentran en su peor momento de popularidad, según las encuestas, y les está costando convencer a los estadounidenses de su eficacia. El 18 de noviembre, el Washington Post informó de que Kamala Harris era la vicepresidenta menos popular a estas alturas de su mandato en los últimos cincuenta años. Según una encuesta de la Universidad de Suffolk para USA Today publicada el 3 de enero, Joe Biden terminó el año 2021 con un “desastroso índice de aprobación” del 40%. “Biden y Harris están en la cuerda floja. La economía, la inflación, la lucha contra Covid, la crisis migratoria con México y, sobre todo, el desastre de Afganistán... Todo ello ha debilitado su reputación”, explica Marie-Christine Bonzom.
Esta pérdida de popularidad ya se ha reflejado en las urnas el 3 de noviembre con el primer gran revés del presidente Biden en las elecciones de Virginia. “Fue un fracaso, y aunque los demócratas conservaron Nueva Jersey, lo hicieron por los pelos, y eso es otro fracaso simbólico, porque ese estado ha sido históricamente demócrata”, señala Marie-Christine Bonzom. Esto animará a Trump en su deseo de recuperar el cargo.
Para lograrlo, el ex presidente tendrá que recuperar la voz. Si durante un año el mundo ha podido escapar de sus bravuconadas diarias y tuits incendiarios, se debe principalmente a su destierro de las redes sociales. Pese a estar vetado de por vida en su cuenta de Twitter y durante un mínimo de dos años en Facebook, Donald Trump se dispone a reaparecer en la escena mediática gracias a su propia red social.
Truth Social, su futura plataforma, ha sido presentada por el expresidente como una alternativa a las redes sociales que le vetaron por incitar a sus seguidores a la violencia antes del asalto al Capitolio. Actualmente ya está disponible para su reserva en la App Store y, en teoría, debería lanzarse durante el primer trimestre de 2022.
¿Y qué pasa con el veto si el multimillonario se presenta oficialmente a las elecciones? Aunque será muy incómodo para Twitter mantener el veto a un candidato presidencial, la plataforma aseguró en febrero de 2021 que no había vuelta de hoja en su decisión. En el caso de Facebook, la prohibición debe durar un mínimo de 2 años, por lo que podría levantarse a partir de enero de 2023.
A la espera del lanzamiento de su plataforma y de la fecha clave de noviembre, Donald Trump no se va a quedar de brazos cruzados. De hecho, en ningún momento lo ha hecho, según Marie-Christine Bonzom. “Puede que se haya alejado de los focos mediáticos, pero ha sido para ocuparse mejor de los asuntos políticos. En este ámbito es muy activo. Se ha posicionado como un gran detractor de su sucesor y ha adoptado el papel de candidato, algo bastante inédito”, señala.
Aunque no concede entrevistas a los medios demócratas, Trump ha estado muy presente en las elecciones locales. “Está colocando a los suyos en todas partes, como peones en un tablero de ajedrez. De este modo, se asegura su apoyo, conserva su presencia dentro del Partido Republicano y se mantiene en contacto con su base: se está preparando para 2024”, analiza la politóloga.
Es una estrategia que podría funcionar, incluso después del desastre del 6 de enero en el Capitolio, porque hay muchos que se empeñan en creer que las elecciones presidenciales fueron “robadas” por los demócratas y que el presidente legítimo es Donald Trump. Este es el mensaje que Trump ha estado repitiendo de forma machacona desde su derrota. Además, el multimillonario representa un culto a la personalidad para sus partidarios. “Muchos votaron a Donald Trump por ser Trump y no por ser el candidato republicano, y no querrán a ningún otro candidato. Su lealtad es primero hacia él y luego hacia el partido”, explica Nicole Bacharan.
Según un estudio del Pew Research Center publicado el 6 de octubre, dos tercios de los simpatizantes quieren que el ex presidente tenga un papel político activo en los próximos años (a lo que hay que sumar un aumento del 10% desde enero de 2021) y, entre ellos, el 44% espera una nueva candidatura.
Así, aunque algunos republicanos le hayan dado la espalda después del 6 de enero, muchos se han volcado y se volcarán en apoyarle con la esperanza de contar con su favor. “Muchos cargos electos odian a Trump, pero están en un matrimonio político de conveniencia, así que le apoyarán”, resume la politóloga.
Aunque el camino parece despejado para un gran retorno del magnate de los negocios, el viento podría cambiar de dirección. La derrota de los demócratas en Virginia ha supuesto un gran golpe, pero también ha creado una situación inédita y poco tranquilizadora para el expresidente: es la prueba de que ya es posible un trumpismo sin Trump.
Cuando el republicano Glenn Youngkin ganó las elecciones, Donald Trump publicó un comunicado: “Quiero dar las gracias a mis seguidores por haber acudido en masa a votar por Glenn Youngkin”, aplaudió. “Sin vosotros, ni siquiera habríamos estado cerca de ganar”. Sin embargo, esto no es cierto. Durante su campaña, el candidato de Virginia trató de mantener al expresidente a una distancia segura. Y ganó por mucho más margen que Trump en 2020 en los suburbios residenciales, especialmente entre los votantes independientes y las mujeres.
La victoria de Glenn Youngkin en Virginia se convierte así en un manual de instrucciones para los republicanos: deben utilizar las frases y los tópicos favoritos del multimillonario republicano, pero alejándose de sus posiciones más escandalosas, que espana los moderados. Nicole Bacharan no descarta que, con el tiempo, “el efecto Trump se vaya difuminando”, antes incluso de 2024.
Y aunque no sea así, habrá que estar pendientes de otros factores antes de volver a ver a Donald Trump en la Casa Blanca: su estado de salud (mientras dure la pandemia, nada le garantiza mantener a raya los problemas médicos), su edad (cumplirá 78 años en 2024) y el fallo de los juicios en los que está imputado.
Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Francia y ha sido traducido del francés por Daniel Templeman Sauco.