Felipe VI pide "lealtad" y "compromiso" con la UE en uno de los momentos "más cruciales de la historia"
En un discurso europeísta como nunca, el rey llama a creer en el proyecto europeo de paz, "absolutamente vigente" pese a la amenaza de la guerra y las "dudas" existentes.
Con la “alegría de recuperar la normalidad” y con los “mismos valores de siempre”, pero con un tono más europeísta que nunca en la vuelta a los Premios Princesa de Asturias de toda la vida, sin mascarillas ni limitaciones. Felipe VI ha llamado a la unidad y ha pedido “lealtad” y “compromiso” con la Unión Europea en uno de los momentos “más cruciales de la historia”.
En una dura condena de la guerra iniciada por Putin, “que está destruyendo bibliotecas, museos, colegios... cultura, pero que jamás destruirá nuestros valores”, el rey ha defendido la vigencia del proyecto europeo. “La declaración Schuman conserva 72 años después, 72 años —ha recalcado—, su magnífico significado: la idea de Europa como proyecto de paz sigue estando plenamente vigente”.
“Momentos adversos como este provocan dudas sobre la propia construcción europea, pero como decía aquella declaración nada duradero se construye fácilmente. Debemos perseverar para la consolidación de este proyecto, que tanto nos ha unido y nos sigue uniendo, de progreso, libertad, equidad, de respeto a los Derechos Humanos y principios democráticos”, ha añadido.
Felipe VI, ante un Teatro Campoamor lleno otra vez, como en los tiempos prepandemia, ha significado la importancia de la UE en España, “un anhelo en el pasado y una realidad que vivimos día a día hoy” y cuya trascendencia para España “debemos reconocer”.
Europa es, en sus palabras, el vehículo para afrontar los cuatro retos mundiales a los que nos enfrentamos: la situación económica, la seguridad energética, la crisis medioambiental y la guerra”.
“Hoy construimos España construyendo Europa y somos parte del destino común de una Europa unida”, ha proseguido.
De vuelta al ruido antieuropeísta que sufre el continente, el monarca ha apuntado que “un futuro compartido significa mucho más que una creencia en el ideal, significa unos valores para forjar un futuro de paz y esperanza”.
Pese a dibujar ese horizonte de unidad y progreso, el jefe de Estado no ha evitado referirse a la dificultad del momento. “Un tiempo —ha dicho— “que no podemos negar que es todo un reto para el optimismo; un tiempo convulso que alcanza a toda la comunidad internacional”.
“La realidad nos provoca profundo desconcierto y desánimo, pero los momentos peores son los que nos mueven a la determinación, a la acción, a la resolución”, ha rematado, antes de cerrar con una emotiva mención a sus hijas, Leonor y Sofía, referentes de una generación que debe “guiarnos y hacernos crecer”.