Von der Leyen: "Nuestra máxima prioridad y la más urgente es acelerar la vacunación global"
La presidenta de la Comisión Europea pronuncia su discurso sobre el Estado de la Unión, abogando por evitar que otra epidemia local se torne en pandemia.
La presidenta de la Comisión Europea (CE), la alemana Ursula Von der Leyen, ha abogado esta mañana, en su discurso sobre el Estado de de la Unión, por ampliar la vacunación contra el coronavirus en todo el mundo, porque sin una protección global no habrá tampoco seguridad en los Veintisiete. “Nuestra máxima prioridad y la más urgente es acelerar la vacunación global”, ha enfatizado en un discurso en el que a ratos brillaba el triunfalismo por lo logrado “entre todos” y, a ratos, se constaban los nubarrones que aún amenazan a los europeos por la pandemia, pero sin autocrítica.
“En la mayor crisis mundial desde hace décadas, hemos decidido avanzar justos, como con las vacunas (...) juntos como Comisión. Desde el fondo de mi corazón doy las gracias. Lo hemos hecho juntos como una sola Europa y podemos estar orgullosos de ello”, ha comenzado su discurso, primero de vuelta a la sede del Europarlamento en Estrasburgo (Francia) gracias a la relajación de las medidas de control contra el coronavirus. Europa ha logrado en los últimos meses “un ideal y el alma política para servir este ideal”, tras mantenerse unida en varios frentes de la lucha contra la pandemia y el cambio climático, dice.
“Fue Robert Schuman quien dijo que Europa necesita un alma, un ideal y un alma política para servir este ideal. Europa ha traído estas palabras a la vida en los últimos meses”, dijo Von der Leyen.
“Los tiempos de corona no han acabado, sigue habiendo mucho dolor en la sociedad, corazones que nunca podremos reparar, historias vitales que no podemos concluir y tiempo que no podemos devolver a los jóvenes”, ha reconocido, lanzando precisamente un mensaje muy cariñoso a los europeos de las nuevas generaciones.
“Afrontamos retos mundiales, este año será otra prueba más de carácter europeo, pero creo que cuando uno debe ponerse a prueba es cuando brilla el propio espíritu, la propia alma. Cuando veo nuestra unión, sé que Europa superará la prueba”, para lo que encuentra “inspiración” en los “jóvenes de Europa”, que han dado “significado a la empatía y la solidaridad” con sus sacrificios ante el covid-19, o en su pelea por el medio ambiente, “aunque les preocupa el futuro, están decididos a mejorarlo”. “Nuestra unión será reflexiva, preocupada por los demás, audaz en la acción y basada en valores, si nos parecemos más a ellos”, defiende.
De hecho, más adelante en su discurso, ha propuesto que 2022 sea el año de la juventud, citando por ejemplo su comportamiento contra el cambio climático, un modelo a seguir. “La UE será más fuerte si se parece más a la próxima generación”, constata. Como primer paso concreto, anuncia un nuevo programa europeo, llamado ALMA, que permita a los jóvenes europeos tener experiencias profesionales en el extranjero.
Ha echado la vista atrás y reconoce la presidenta de la CE que hace un año no podía ni imaginarse que llegaríamos a tener una vacuna, que ya protege al 70% de los europeos, aunque con “divergencias preocupantes”. “Hoy, pese a todas las críticas, estamos en cabeza. Hemos sido los únicos que hemos compartido la mitad de nuestra producción al resto del mundo, más de 700 millones de vacunas a los europeos y otras tantas más al resto del mundo, a 130 países. La única región del mundo que lo ha logrado”, ha enfatizado, logrando el mayor de los aplausos de la mañana.
Frente a las prisas, el sosiego. “Una pandemia no es una carrera de velocidad, es una maratón, seguimos la ciencia, hemos cumplido ante Europa y el resto del mundo, a la manera europea, y ha funcionado”, sostiene. Se queja de que no haya llegado la ciencia a todo el mundo, ha hablado de “injusticia”, por lo que “no hay razones para la complacencia”. “Nuestra máxima prioridad y la más urgente es acelerar la vacunación global”, ha confirmado. Es, dice, “uno de los problemas geopolíticos de nuestro tiempo”.
Ha anunciado la compra de 200 millones más de dosis para África, de cara al año que viene, que se suman a los 150 ya entregados, por “solidaridad y salud global”.
La segunda prioridad, sostiene, es “continuar nuestros esfuerzos” en los Veintisiete, “que no se convierta en una pandemia de los no vacunados”, indica. Ha reivindicado, de nuevo, las competencias sanitaria comunitarias, afianzadas en estos meses, y ha propuesto “una nueva misión de preparación y resilencia sanitaria para toda la UE”, dotada con 50.000 millones para 2027 encauzados Team Europa, para que “ningún virus convierta una epidemia local en una pandemia”.
“Estuvimos divididos y fuimos lentos”
En el plano económico, la previsión es que 19 países vuelvan a niveles económicos prepandémicos este mismo año y el resto, el año que viene. Sostiene Von der Leyen que la recuperación económica ha sido un éxito, pero porque se aprendió de errores, cuando “estuvimos divididos y fuimos lentos”. “En la crisis anterior hicieron falta ocho años para recuperar el PIB, pero este año 19 países ya estarán a nivel prepandemia”, ha repetido.
La presidenta se ha mostrado dolida con lo que ha llamado “cicatrices de la crisis”, como los malos trabajos y los sueldos bajos, por o que expresamente ha mencionado el pilar social.“Si algo nos enseñó la pandemia es el valor de nuestro tiempo, y no hay ninguno más valiosos que el que pasamos con los nuestros”, afirma. Ha prometido, entonces, una nueva estrategia europea de cuidados para potenciar esa red entre padres, hijos, “comunidad”.
En su discurso, ha avanzado que en “próximas semanas” iniciará la revisión de las reglas comunitarias de control del déficit y la deuda con el fin de encontrar consenso antes de 2023. “Tenemos que reflexionar sobre cómo la crisis ha afectado la forma de nuestra economía, del aumento de deuda al impacto desigual entre sectores y nuevas formas de trabajo. Para ello, la CE relanzará la discusión sobre la gobernanza económica en las próximas semanas. El objetivo es construir consenso sobre la manera de proceder antes de 2023″, sostiene.
Una defensa más fuerte
Afganistán obliga a todos los países occidentales a replantearse sus políticas de Defensa. La salida atropellada, dejando el país en manos de los talibanes, causa sonrojo y tristeza por lo invertido y peleado en los últimos años. Como era de esperar, Von der Leyen ha apostado por más autonomía defensiva para la UE, menos dependencia de EEUU y de la OTAN y más voz propia allá donde ocurren cosas que atañen a la Unión.
“Habrá misiones donde la OTAN o la ONU no esté pero Europa debe estar,” dice Von der Leyen, “lo que necesitamos ahora es una Unión de la Defensa.” “Lo que nos ha retrasado no es la falta de capacidad sino de voluntad política,” dice la que fuera ministra de Defensa alemana.
Ha anunciado una conferencia sobre defensa europea, con el impulso del presidente de Francia, Emmanuel Macron (Francia asume la presidencia rotatoria en enero y, además, el galo es un gran defensor de la creación de un ejército europeo). “Ya viene siendo el momento de que Europa se aúpe a un nivel superior”, defiende.
“Apoyamos al pueblo afgano. Debemos hacer todo lo posible para evitar el riesgo real de una gran hambruna y un desastre humanitario. Es por eso que aumentaremos nuevamente la ayuda humanitaria para Afganistán en 100 millones de euros, como parte de un nuevo paquete de apoyo afgano más amplio”, ha avanzado.
Todo al verde
La presidenta de la Comisión Europea ha dedicado una parte notable de su discurso a las políticas verdes, “esenciales” en el mundo de hoy. Ha comenzado anunciando que la UE destinará 4.000 millones de euros adicionales para financiar la lucha climática de los países pobres y ha llamado “a los Estados Unidos y otros socios” a seguir el mismo camino. Un aviso a los grandes. Ha hablado de “levantarse” ante estas necesidades ambientales.
Von der Leyen, que también avanzó que la UE doblará su ayuda a la biodiversidad en países con bajos ingresos, señaló que la comunidad internacional tiene un “deber con los países menos desarrollados y más vulnerables”.
Y recordó que el Acuerdo de París de 2015 contra el cambio climático previó que los países ricos financiaran con 100.000 millones al año hasta 2026 las políticas climáticas de los más pobres. Hay compromisos, pero toca cumplirlos. a cumbre climática COP26 de Glasgow (Reino Unido) del próximo noviembre, concebida para hacer balance tras París y evaluar las políticas concretas desplegadas por la comunidad internacional, es “el momento de la verdad” para ver hasta dónde se compromete cada cual. Von der Leyen recordó que la UE está ahora iniciando el camino legislativo para reducir sus emisiones en un 55 % en 2030 respecto a 1990 como punto intermedio para descarbonizar su economía en 2050.
Una Europa socialmente justa
La germana ha agradecido a las empresas privadas su esfuerzo en estos tiempos duros, pero también les ha lanzado un mensaje sobre evasión fiscal: “Es bueno que las empresas tengan beneficios pero si los tienen es por las infraestructuras, por el sistema educativo. Lo mínimo que podemos pedir es que hagan una contribución justa”.
Sobre el pacto migratorio, una de las grandes piedras de toque de los meses por venir y que acumula un año largo de retraso, ha afirmado que el texto “nos da todo lo que necesitamos”, “sabemos que podemos encontrar consenso pero el progreso desde que presentamos el pacto ha sido dolorosamente lento”. Dice la presidenta que lograr un acuerdo es una cuestión de confianza: confianza entre estados miembros, en que la migración puede ser gestionada, en que la UE puede asumir su responsabilidad con los más vulnerables.
En materia social, han sido aplaudidas dos propuestas legislativas: la primera, para este otoño, sobre la violencia contra las mujeres, de la que ha repasado, por ejemplo, el drama durante los meses de confinamiento. “Los torturadores tienen que ser llevados ante la justicia”, dice firme. “La libertad también significa estar libre del miedo. Y durante la pandemia, demasiadas mujeres se vieron privadas de esa libertad”, insiste.
La segunda es una legislación por la libertad de los medios de comunicación, tras los casos de persecución, acoso y hasta asesinato que se han dado en el propio seno de la UE. “Hace falta una ley que asegure la protección. Si defendemos a los medios defendemos la democracia”, sostiene. No ha dado aún detalles sobre el contenido de dichas normas.
Aunque no ha mencionado a China expresamente, también ha anunciado que propondrá prohibir en la UE la venta de productos que hayan sido hechos con trabajo forzado: “Los derechos humanos no están en venta”, constata.
Se ha echado en falta el tirón de orejas a Polonia o Hungría por sus legislaciones que atacan los puntales de la UE, como la libertad, cargando contra los homosexuales, por ejemplo. No los ha citado tampoco expresamente, pero ha defendido valores como la libertad, el estado de derecho o igualdad ante la ley. Lo ha hecho en alemán (tercer idioma que ha usado en su discurso, tras el inglés y el francés) y acordándose de los rescoldos de la Segunda Guerra Mundial. El guiño ha estado en Frans Timmermans, vicepresidente de la CE, que ha llevado una mascarilla arcoíris al hemiciclo.
La presidenta de la CE se guardaba una traca final, una invitada tan admirada por todos que el consenso estaba garantizado: se trata de la deportista paraolímpica y medalla de oro italiana Beatrice Vio, con la que estuvo conversando largo rato antes del inicio de su discurso. La joven, que el abril afrontaba un peligro de muerte, se repuso, “ejemplo de lucha y esfuerzo”, fue a Tokio y ganó. Von der Leyen ha usado el título del libro de Vio como lema para cerrar su discurso, en italiano: “Se sembra impossibile, allora si può fare”. “Si parece imposible, puede hacerse. Viva Europa”.