Diario de guerra: Ucrania resiste el pulso de Rusia tras tres días de invasión
Los civiles se echan a la calle armados mientras Europa envía armamento y negocia más sanciones al Gobierno de Putin.
Cuando apenas faltaban diez minutos para las 20:00 horas en Kiev, comenzaban a resonar las alarmas antiaéreas. La noche del tercer día de invasión de Rusia a Ucrania había caído. Casi nadie en las calles, desiertas entre el éxodo de quienes han huido y el miedo de quienes se esconden de las bombas.
Las tropas rusas, que cruzaron la frontera en la madrugada del miércoles al jueves, cercan la capital de Ucrania pero todavía no se han hecho con su control, pese a que 100.000 hombres caminan ya por territorio ucraniano.
Sin embargo, lo que parecía que iba a ser un juego de niños para el Ejército enviado por Vladimir Putin, se le está resistiendo.
Y eso que la jornada había comenzado con noticias sobre la incursión de una unidad motorizada rusa por el oeste de la ciudad, pero el ataque fue repelido por las fuerzas ucranianas.
Era el inicio de un plan de ataque para hacerse con el control de la capital que lo que buscaba era acceder a la línea roja de Metro que lleva al centro de la ciudad, a la plaza de la Independencia.
Pero el Ayuntamiento impuso un toque de queda desde las 17:00 horas hasta las 8:00 de la mañana y cerró las puertas del suburbano, logrando desbaratar el plan ruso.
“Los ocupantes querían bloquear el centro del país y colocar a marionetas (prorrusas) aquí, como en Donetsk. Hemos hecho descarrilar su idea, no obtuvieron ninguna ventaja sobre nosotros”, dijo a mediodía el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en un mensaje grabado desde Kiev.
Lo que no pudieron evitar es que un misil destruyese parte de un bloque de viviendas de la capital, que dejó tan sólo dos heridos pese a lo impresionante de las imágenes. Otro obús alcanzó a una vivienda de esta región donde, ahí sí, hubo tres víctimas mortales.
En total, según el último recuento del Ejército ucraniano, se han producido unas 200 bajas civiles, entre ellas tres niños. Los refugiados, sin embargo, se cuentan por cientos de miles.
Los que quedan resisten armados y patrullando las calles, formando milicias para responder al avance ruso gracias al reparto de armamento por parte del Ministerio del Interior ucraniano entre la población: más de 25.000 armas, así como miles de balas, lanzagranadas y granadas.
“Kiev se defenderá, se defenderá hasta el final. Veo con orgullo cómo la gente defiende su ciudad, sus pueblos, sus calles, sus casas. Todo aquel que tomó un arma es un hombre libre de un país libre. Hoy, Ucrania somos nosotros. Y nosotros somos Ucrania. ¡Resistiremos!”, declaró Denís Monastirski, ministro del Interior.
De hecho, para sorpresa de muchos, según los servicios de Defensa de EEUU y Reino Unido, a Rusia le está costando mucho más de lo esperado la conquista total de Ucrania.
“Se han encontrado con más resistencia de la que se esperaban”, ha explicado un portavoz del Departamento de Defensa estadounidense en un encuentro con periodistas. Así, las tropas rusas no avanzan tanto como “se creía” en un inicio, según la transcripción difundida por el Pentágono de este encuentro.
El Ministerio de Defensa británico, por su parte, también ha apuntado en un balance de la situación publicado este sábado que el avance “se ha ralentizado temporalmente como resultado de las dificultades logísticas y de la fuerte resistencia ucraniana”.
El propio ministro de Defensa ucraniano, Oleksiy Réznikov, ha asegurado que desde el jueves han apresado a 200 soldados rusos y que 3.000 “invasores” fueron “eliminados”. “Más de 55 horas de resistencia. El número de prisioneros de guerra crece. No esperaban tanta resistencia y se están entregando”, ha dicho.
Ante tanta resistencia y la falta de avance diplomático, el Ministerio de Defensa ruso, observando la negativa de Ucrania a aceptar sus condiciones para negociar, ha ordenado al Ejército “desarrollar la ofensiva en todos los frentes”.
La comunidad internacional discute qué hacer
Mientras Ucrania aguanta el pulso al avance de Rusia, la comunidad internacional discute qué medidas tomar.
Algunos países europeos, como Alemania, Bélgica y Países Bajos, han anunciado el envío de armamento a Ucrania: lanzagranadas, misiles, metralletas, munición, combustible...
España, por su parte, enviará 5.000 cascos, chalecos antibalas y detectores de minas además de las 20 toneladas de medicamentos y material médico anunciadas este sábado.
Paralelamente, la conversación ha versado sobre si excluir a Rusia del SWIFT, el sistema de transferencias financieras que interconecta más de 11.000 entidades financieras de todo el mundo ya que con ello se hará mucho daño a los rusos.
Finalmente, antes de que acabara este sábado, EEUU y la UE han anunciado conjuntamente su intención de suspender a bancos rusos del mecanismo financiero SWIFT y de paralizar los activos internacionales del Banco Central de Rusia, en la batería de medidas económicas de respuesta contra el Kremlin más duras desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, han denunciado al unísono las “acciones bárbaras” de Rusia cometidas contra la población ucraniana, que han motivado esta nueva ronda de sanciones con el consenso del canciller alemán, Olaf Scholz, el presidente francés, Emmanuel Macron, el primer ministro de Italia, Mario Draghi, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y el primer ministro britán
Sacar a las entidades rusas de este sistema, como ya ocurrió con algunas entidades iraníes a raíz de las sanciones europeas en 2012, supondrá cortar sus lazos financieros con el exterior al impedirles recibir divisas o realizar transferencias por sus transacciones comerciales y tendría un impacto “devastador”, según un análisis del centro Carnegie Europe.
La medida había suscitado dudas entre algunos socios comunitarios, entre ellos Alemania. Pero después de que países como Polonia o Hungría hayan retirado sus reticencias, el Gobierno de Olaf Scholz se había abierto a suspender de manera “selectiva” a Rusia de este sistema y finalmente ha accedido.
El problema para Alemania era que excluir a Rusia de este sistema supondría también no poder financiar proyectos humanitarios ni que ciudadanos residentes en Europa pueda enviar dinero a sus familiares.
A esto se añade lo que había advertido Nikolai Zhuravlev, vicepresidenta de la Cámara Alta del Parlamento de Rusia: “Si desconectan a Rusia del SWIFT, no recibiremos divisas, pero los compradores, los países europeos en primer lugar, no recibirán nuestras mercancías: petróleo, gas, metales y otros componentes importantes”.