#DíaMundialdelMedioAmbiente: por un planeta limpio y sano
Los ciudadanos estamos cada vez más concienciados.
“Necesitamos una economía verde, no gris”, nos recuerda António Guterres, secretario general de la ONU, con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente. Desde 1974, cada 5 de junio se conmemora la importancia que tiene cuidar de la Tierra, no derrochar sus recursos ni contaminar en exceso, y preservar los entornos naturales.
La economía verde es también conocida como economía circular, que afortunadamente ha dejado de ser algo anecdótico para instalarse en los consejos de administración de muchas empresas y en las mesas de los políticos. Hemos de desterrar el modelo económico basado en ‘producir, comprar, usar, desechar’, y tratar de darle una segunda vida a aquello que ya no sirve, de manera que pueda volver a ser comprado y reutilizado sin necesidad de volver a producir.
Los ciudadanos estamos cada vez más concienciados. Invertimos mucho en educación para que las generaciones futuras sean más eficientes que nosotros, y la presión ciudadana está obligando también a cambiar a las empresas, pues cada vez más les demandan productos y servicios sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, premiando a aquellas compañías que integran la sostenibilidad en su gestión y en su estrategia de negocio.
Sin embargo, esto no es suficiente. Sólo en la Unión Europea se generan más de 2.500 millones de toneladas de residuos cada año, en buena parte por la falta de reciclaje y el consumo desmedido. El resultado no es sólo que se reduzcan de forma innecesaria las reservas de materias primas del planeta, sino que también incide en el cambio climático y la contaminación (por la producción sin límites), en la reducción de la biodiversidad, e incluso llega a provocar conflictos armados por el control de esas materias primas.
Se calcula que medidas como la prevención de residuos, el diseño ecológico y la reutilización podrían generar ahorros netos de 600.000 millones de euros, sin olvidar que reducirían las emisiones totales anuales de gases de efecto invernadero entre un 2% y un 4%, según la UE.
El aire y el plástico
Este año, el tema central del Día Mundial del Medio Ambiente es, precisamente, la contaminación del aire. Una contaminación que todos sufrimos (mucho más en las grandes ciudades), pero que afecta a todo el planeta, porque contribuyen a ella desde las pequeñas emisiones domésticas hasta las que produce la industria de todos los sectores.
Los plásticos se han convertido en materiales clave en sectores estratégicos como el de la tecnología, los envases, la construcción y edificación, industria textil, el transporte, las energías renovables y los productos sanitarios. Nuestro principal compromiso con el medioambiente debe ser responsabilizarnos de los productos que consumimos para que ninguno de ellos termine como residuo, especialmente en los océanos.
Según Conversio Market & Strategy GmbHt, en España durante 2016, más de un 45% de los envases plásticos se reciclaron y se recogieron 1,5 millones de toneladas de envases plásticos post-consumo para su posterior tratamiento. A pesar de las altas tasas de reciclaje, el depósito en vertedero sigue siendo muy alto.
Afortunadamente, cada vez más empresas tienen en cuenta los principios del desarrollo sostenible desde sus inicios y aumentan su compromiso medioambiental.
En el caso de AUARA, nuestro planteamiento pilota sobre el concepto de economía circular: desde que nacimos en 2016 hemos apostado por materiales reciclados y reciclables, que completan el círculo de reciclabilidad, reducen considerablemente la generación de residuos, ahorrando grandes cantidades de energía e incrementando la eficiencia de los recursos. Por eso fuimos la primera marca de agua mineral en Europa en fabricar todas nuestras botellas con R-PET 100% reciclado y 100% reciclable, de tal manera que no fabricamos plástico nuevo, sino que utilizamos el que ya existe, ahorrando petróleo y evitamos que los residuos acaben donde no queremos, dándoles una segunda vida.
En el Día Mundial del Medio Ambiente queremos alzar la voz para que cada mañana, desde que nos levantamos, todos y cada uno de nosotros seamos conscientes de la importancia y repercusión que tienen nuestros actos, y de integrar en nuestro día a día hábitos que generan un impacto positivo en el medio ambiente. Nuestros mares, nuestra atmósfera, nuestro planeta, nuestra vida, dependen de ello.
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