Día Mundial de las Ciudades: el comienzo de una recuperación urbana global
La pandemia nos ha abierto los ojos. Ciudades más habitables y sostenibles no solo son posibles; son necesarias para disfrutar de una vida más segura y resiliente.
El mayor desafío al que nos enfrentábamos como humanidad hace tan solo unos meses era la emergencia climática. Hoy, a pesar de que la lucha por el clima es cada día más urgente, nos encontramos ante un contratiempo que solo imaginábamos en la gran pantalla: una pandemia global que no está afectando únicamente a nuestra salud, nuestro estilo de vida o nuestros hábitos, sino que también nos está mostrando la vulnerabilidad de las ciudades y los sistemas en los que vivimos.
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), el 90% de los casos de COVID-19 se ha registrado en zonas urbanas. No es sorprendente, considerando la densidad de las ciudades, la mala calidad del aire y las desigualdades sociales. Las cifras son abrumadoras: el 55% de la población mundial vive en grandes urbes y se espera que aumente al 68% para 2050. Además, el 70% de las emisiones globales de CO2 se originan en los ámbitos urbanos. Sin embargo, hay oportunidades que surgen de estas deficiencias: los alcaldes y alcaldesas de las ciudades tienen en sus manos la ocasión de liderar los esfuerzos contra esta crisis y situarse así a la vanguardia contra la emergencia climática, las futuras pandemias y las desigualdades socioeconómicas. Como ciudadanía, nuestro papel también es relevante, pues debemos seguir moviéndonos y alzando la voz para que se escuchen nuestras demandas y construir urbes sostenibles que nos ofrezcan la calidad de vida que tanto ansiamos.
Hay esperanza, hay luz: el pasado mes de julio, el programa ambiental de la ONU publicó un informe sobre la COVID-19 en el mundo urbano y una de sus principales conclusiones es que las ciudades están en la primera línea de impacto, pero también de soluciones. Cada vez está más claro que los ámbitos urbanos pueden lograr mejoras significativas. Las crisis a menudo promueven iniciativas vecinales y ciudadanas que tienen el poder de aportar valor e innovación social. Los nuevos modos de sociabilidad alternativa y solidaridad que trajo la pandemia ya están allanando el camino para lo que debería ser la norma en un futuro próximo: ciudades más conectadas y con más y mejores espacios verdes, donde los barrios son verdaderas comunidades, con negocios locales y justos, acceso a energía limpia y a productos sin kilómetros de viajes contaminantes a sus espaldas.
El Día Mundial de las Ciudades, que se celebra hoy, es el momento perfecto para reflexionar sobre nuestras urbes y pensar en su futuro. Tras el impacto inicial de la pandemia, hemos empezado a ser más conscientes de los problemas que hacen que nuestras ciudades sean menos seguras: insuficientes servicios públicos, falta de acceso a energía limpia y a alimentos ecológicos y de cercanía, carencias en espacios públicos y verdes para desplazarnos con seguridad y disfrutar de la ciudad, aire contaminado, escasez de espacios peatonales, insuficiente transporte público y carriles bici, edificios mal acondicionados para resistir al calor y al frío, desigualdad y muchos más, mientras se nos sigue incitando al consumo depredador sin ton ni son.
A medida que los impactos de la COVID-19 están remodelando y cambiando drásticamente la vida urbana en todo el mundo, comenzamos a pensar en las ciudades no solo como centros económicos y políticos, sino como lugares donde se deben abordar los desafíos de urbanización y sostenibilidad. Y tenemos razón: abordar los problemas de la vida urbana no solo es un buen negocio para la calidad de vida de las personas y para el clima, también es una oportunidad económica para la recuperación tras la crisis sanitaria. Según el Grupo del Banco Europeo de Inversiones, las ciudades son donde el gasto en acción climática tendrá un mayor impacto: lograr que estén más conectadas y coordinadas en torno a políticas ecológicas podría generar ahorros económicos de hasta 17 billones de dólares para 2050.
La pandemia nos ha abierto los ojos. Ciudades más habitables y sostenibles no solo son posibles; son necesarias para disfrutar de una vida más segura y resiliente. El momento de exigir un cambio real es ahora. ¿Cómo? Promoviendo la creación de un transporte público limpio, asequible, seguro y eficiente para todos (incluidos los sistemas de ferrocarril, autobuses y bicicletas compartidas); reduciendo el consumo energético de las ciudades mediante la rehabilitación de edificios para que mejoren su confort térmico, usen la energía de manera más eficiente y aprovechen las energías renovables para autoconsumo; incrementando la agricultura urbana, periurbana y los huertos comunitarios, al igual que los puntos de venta de sus productos por toda la ciudad para contribuir a mejorar su autoabastecimiento alimentario y a que sean más resilientes; protegiendo y conservando los espacios verdes y los ecosistemas naturales locales existentes y ampliando las zonas verdes en todos los barrios.
El Día Mundial de las Ciudades puede marcar el comienzo de una recuperación urbana global. Una gran parte del futuro de nuestro planeta depende de cómo gestionemos el desarrollo urbano.