Día Internacional del Pueblo Gitano, reconocimiento e igualdad
Conseguir mejorar la tasa de abandono escolar es el mayor reto social para lograr una inclusión social de las nuevas generaciones de gitanos y gitanas.
Este 8 de abril, Día Internacional del Pueblo Gitano, conmemoramos el 50 aniversario del Congreso de Londres, celebrado ese mismo día en 1971, donde se reconoció la bandera y el himno gitano. Es un día de celebración mundial, para recordar nuestra historia y rendir homenaje a las víctimas gitanas de las distintas persecuciones que han sufrido a lo largo de la historia, con especial atención al genocidio nazi.
En un día tan especial para la comunidad gitana es importante reflexionar sobre los avances y retos pendientes en materia de igualdad que afectan esta minoría étnica. A este respecto, me parece esencial empezar por la principal herramienta para promover la igualdad de oportunidades: la educación. Según un estudio del año 2013 elaborado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y la Fundación Secretariado Gitano, más del 63,7% del alumnado gitano no llega a completar la educación secundaria obligatoria (ESO). Conseguir mejorar estas tasas es el mayor reto social al que nos enfrentamos actualmente para lograr una inclusión social de las nuevas generaciones de gitanos y gitanas.
Desde mi experiencia personal, soy consciente que la educación es la llave para acceder a un futuro digno. Por ese motivo resulta esencial atajar estas elevadas cifras de abandono escolar temprano que afecta específicamente al alumnado gitano y para conseguirlo es indispensable trabajar con las familias, el centro educativo y el alumnado. La administración tiene que impulsar programas específicos para garantizar el derecho fundamental a la educación de todos los niños y niñas y las familias gitanas tenemos que contribuir y apostar sin traba alguna por la formación de nuestros hijos.
Otro de los ámbitos clave que posibilitan el acceso a una vida digna es el empleo. Según un estudio de la Fundación Secretariado Gitano de 2018, la tasa de paro de este grupo de población alcanza el 56%, mientras que en la población en general era del 16%. Estos niveles de desempleo son anteriores a la crisis de la covid, por lo que no en ningún caso puede considerarse un problema coyuntural. De ahí, la necesidad de que las políticas de inclusión laboral contemplen acciones dirigidas a abordar esta realidad específica que afecta a la población gitana.
Las altas tasas de exclusión social y pobreza que afectan a esta minoría no se resuelven únicamente estableciendo un sistema de garantía de ingresos como el del ingreso mínimo vital, sino generando las condiciones y ofreciendo las herramientas que permitan a las personas afectadas romper el ciclo de la pobreza. Y esas herramientas, como ya se ha señalado, son sobre todo la educación y el empleo. Por ello desde Ciudadanos continuaremos elevando iniciativas que promuevan la igualdad de oportunidades en estos ámbitos.
Pese a todos estos retos todavía pendientes, es indudable que en los últimos 20 años el pueblo gitano ha experimentado avances notables que deben reconocerse. Así se desprende, por ejemplo, del número cada vez mayor de personas gitanas que cursan estudios medios y superiores. En ese sentido, generacionalmente noto una diferencia positiva respecto al momento en el que yo accedí a la universidad. De manera esperanzadora, las mujeres gitanas están siendo pioneras dentro y fuera de nuestra comunidad, provocando cambios sustanciales en materia de roles de género que antes eran impensables y que redundan en una mayor igualdad entre los sexos.
Por otro lado, la inserción laboral de este grupo de población ha sido otro de los elementos esenciales que están contribuyendo a su igualdad social. Los jóvenes gitanos están siendo impulsores de muchos cambios, demostrando la referencia positiva de mantener la identidad de nuestro pueblo a la vez que contribuyen al avance social.
Finalmente, no podemos ignorar la discriminación que siguen sufriendo en nuestro país las personas gitanas simplemente por razón de su etnia, lo que constituye un ataque en toda regla a su dignidad humana. Pocas cosas nos duelen más a los gitanos que sentirnos rechazados por nuestra condición étnica, pero lamentablemente los prejuicios y estereotipos siguen prevaleciendo en la imagen social de nuestra comunidad. Este rechazo social se traduce en problemas de acceso al empleo, a la vivienda y a todo tipo de bienes y servicios. También a ser presas de campañas y discursos de odio, en la calle, pero también en internet y en redes sociales.
Es por ello que actualmente tenemos un importante reto legislativo en conseguir una Ley de Igualdad de Trato y No Discriminación eficaz, que contribuya a corregir desde un punto de vista administrativo estos comportamientos discriminatorios que nos dañan como sociedad. Es preciso seguir avanzando en el conocimiento de la historia y cultura del pueblo gitano y de su composición plural más allá de los tópicos. A este respecto, desde un punto de vista personal, considero que los referentes gitanos y gitanas tienen un papel fundamental a la hora de contribuir a la sensibilización de toda la sociedad sobre nuestra comunidad.
Asimismo, merece la pena destacar la reciente propuesta que hemos registrado varios grupos parlamentarios en el Congreso de los Diputados para crear una subcomisión encargada de elaborar un Pacto de Estado para la inclusión del pueblo gitano y contra el antigitanismo, con el objetivo de analizar las políticas públicas implementadas hasta ahora y abordar las diferentes dimensiones del antigitanismo en coherencia con las recomendaciones del Consejo de Europa y del Parlamento Europeo.
Cada 8 de abril es un día especial, pero este lo es más todavía. Porque en el contexto de una pandemia tan devastadora como la de la covid-19, resulta todavía más evidente, quiénes ya no están, a quiénes hemos perdido y también quiénes estamos y están todavía entre nosotros. Por eso quiero terminar dedicando unas palabras a nuestros mayores. Son ellos los que han construido los cimientos de nuestra cultura, nuestros valores como la solidaridad y la unión familiar que han sido esenciales en estos momentos tan difíciles. ¡Opre Roma!