'Devastación', un cómic libre y salvaje
El cómic continúa siendo el medio con mayor potencial para ponerte la cabeza del revés.
La editorial Alpha Decay posee un catálogo de narrativa y ensayo tan interesante que acoge títulos como Mi hermana, asesina en serie -Oyinkan Braithwhite- o Batman desde la periferia -VV.AA.- Ahora se lanza a publicar novela gráfica bajo su nuevo sello Alpha Cómic, y se estrenan con la última obra de una autora inédita en nuestro país, Julia Gfrörer. Devastación es una de las sorpresas de la temporada y una declaración de intenciones por parte de la editorial.
En estos días mientras leía el cómic, Arca publicaba un nuevo trabajo musical; un single de 62 minutos. Una vez más, sin importarle subir al cadalso de la opinión pública, el artista venezolano saltaba sobre la barrera de la normalidad. Su innovador juego de ruidos electrónicos es una auténtica experimentación rítmica, llevada a un nivel de pieza de museo de arte contemporáneo gracias al apoyo visual facturado por Frederik Heyman -y anteriormente Jesse Kanda-.
@@@@@ me hacía reflexionar sobre cómo el formato audiovisual permite todavía que haya opciones de transgredir. El caso del cómic, propicio en su momento para contravenir, pareciera ahora más alejado de esa capacidad de insurrección de la que hizo gala en otras épocas. Sin embargo, esta circunstancia no resta un pizca de carácter a trabajos como Devastación, que golpean en la mente hasta el nocaut.
Posiblemente ZAP Comix representó para el medio la gran revolución hace más de 50 años. Aunque no fue la primera revista underground, la creación de Robert Crumb consiguió que un soporte hasta entonces destinado a un público infantil o usado para fomentar el nacionalismo adquiriese una nueva dimensión. En él había autoficción, historias de sexo, política y drogas, y todo contado de una forma diferente a como lo hacían el cine, los periódicos o las novelas.
Hoy día es imposible reverdecer aquella ruptura que supuso profundos cambios en el medio, esa honda transgresión, ni tampoco competir con las fecundas posibilidades de la imagen y el sonido, pero el cómic continúa siendo el medio con mayor potencial para ponerte la cabeza del revés. La obra de Olivier Schrauwen editada en España por la exquisita Fulgencio Pimentel es uno de los ejemplos más claros en este sentido.
Devastación -Julia Gfrörer- nos habla de una aldea arrasada por la peste, donde Agnès sobrevive de forma sobrenatural a una plaga que ha terminado con todo rastro de vida. Mientras los cadáveres se amontonan a su alrededor y el miedo y la desesperación aumentan, es ella la encargada de que todo siga funcionando con aparente normalidad. Un día, y tras dejar el cadáver de su hermana en la fosa común, se encuentra con Giles, quien está a punto de compartir con Agnès la desesperanza y el dolor que el duelo deja a su paso. Juntos consiguen desafiar a la muerte con amor y, en mitad de esas pequeñas brechas de esperanza que crean en la intimidad, comparten sus miedos sobre lo que parece ser el fin del mundo.
‘Aparte de esto, todo es oscuridad’, le dice Agnès a Giles en una parte fundamental de la historia, que se mueve por la senda de la decadencia más absoluta. En un entorno donde la jauría se enfrenta por un trozo del brazo de un fallecido, o algunas personas ni siquiera pueden honrar a sus muertos, sino que deben seguir trabajando para alimentar a los familiares con vida. Ante tal panorama, los personajes de Devastación se encuentran necesitados de algo que les suene a verdad, que les invite a creer, ya que el escepticismo se ha apoderado de todas las certezas que anteriormente les ofrecía su religión.
Contra todo pronóstico, Agnès y Giles buscaran un nuevo dogma que les ayude a sobrevivir en este escenario desolador.
Para contarnos el relato, la autora estadounidense parece sacar los trazos de sus dibujos directamente de sus entrañas, con un estilo gótico, rabioso, lleno de un extraordinario lirismo, que realza el romanticismo de su prosa. Destaca también la rotulación de Daniel Tudelilla, que conserva el espíritu original de la escritura de Gfrörer en los bocadillos de la historieta y en el título de la portada.
A pesar de que la unción de muerte y espanto recorre todo el tebeo y que lo tenebroso parece instaurarse en cada sucesión de viñetas, hay una desobediente belleza que se abre paso en toda esa vesania. Capaz de trascender del pesimismo a un fértil renacimiento de la esperanza. Una lección de cómic libre y salvaje.