Desescalando a las derechas
¿Dónde quedó la foto de Colón?: Arrimadas se acerca al centro, Casado desconcierta hasta los suyos con la abstención y Vox amenaza con una moción de censura.
La sesión en el Congreso de la cuarta prórroga del estado de alarma tambaleó el tablero político. Y la resaca horas después está siendo dura para muchos. Se escucharon duras palabras contra Pedro Sánchez, pero las tres derechas ya no van juntas como hacían en la plaza de Colón.
De todos los colores se votó: Cs apoyó al Gobierno de Sánchez, en tanto que Pablo Casado anunció en el último minuto su abstención y Vox fue rotundo con su ‘no’. Esto ha hecho que todos se miren con suspicacia sin saber qué va a pasar a partir de ahora, condicionando sus posturas a las de los otros. Estrategias de reojo y movimientos políticos que tampoco han sido bien dirigidos dentro principalmente del PP y de Cs.
Casado ha dejado al PP en tierra de nadie. De cara al Gobierno se interpretó como un ‘no’ esa abstención, pero se ha encontrado que su objetivo de tensionar y salvar in extremis con la abstención la votación no ha sucedido. El Ejecutivo logró armar una mayoría alternativa sin necesidad de los populares, por lo que los votos de los diputados de Génova 13 fueron irrelevantes.
El líder del PP realizó un discurso durísimo lleno de insultos al Gobierno y decidió no ejercer una oposición de Estado y de unidad. Desde el lunes llevaba con la amenaza de no apoyar al Gobierno, sin presentar un plan concreto. Luego señaló las leyes sanitarias para poder ejercer el confinamiento, pero desde Moncloa creen que no se puede limitar el derecho deambulatorio y de reunión sin tener el estado de alarma.
Barones y diputados dentro del partido están profundamente preocupados por qué no saben cómo interpretar esa jugada y cómo se puede vender ante los ciudadanos: la abstención no permite defender que se actúa con la unidad del sí y tampoco que se hace la más dura oposición con el ‘no’. Y el ‘sí’ se lo ha llevado Cs y el ‘no’, Vox.
Casado ha hecho durante estos días de Madrid su particular bastión, pero la actuación de la Comunidad no está levantando precisamente aplausos y la imagen se ha dañado muchísimo: el acto multitudinario de Ifema y la división interna del Gobierno regional, con la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, desdiciéndose en horas y aseverando que la autonomía está preparada para la fase 1. Hasta sindicatos sanitarios rechazan esta propuesta y muchos se preguntan cómo puede pedir eso Madrid mientras otras regiones del PP como Andalucía solicitan que Granada y Málaga no lo hagan con cifras mejores. La puntilla: la dimisión de la directora general de Salud de Madrid este jueves por la tarde.
El Partido Popular ha virado muy rápido en apenas unas semanas: de criticar que el confinamiento había llegado tarde como el estado de alarma a pedir ya que sean las autonomías las que apliquen la desescalada y sin coordinación del Gobierno central. Siempre bajo la sombra de Vox, cuyos votantes son una obsesión para Casado.
De hecho, también han saltado las alarmas en la sede del PP por si Abascal cumple con lo sugerido y presenta una moción de censura contra Sánchez. Los números no darían, pero el PP perdería la visualización de ser el principal partido de la oposición. Vox además está dispuesto a liderar también las protestas en las calles a través de manifestaciones en coches por toda España. ¿Se puede permitir el PP secundarlas?, se preguntan voces internas populares.
Arrimadas marca su propio perfil
Ciudadanos fue el único partido de las derechas que le dijo ‘sí’ a Sánchez en la prórroga del estado de alarma. Es un viaje de nuevo hacia el centro olvidado durante la época de Albert Riera, pero también supone quedarse en el mismo voto dado desde que empezó la pandemia.
Tampoco ha sido fácil para Arrimadas. Lleva horas afanada en explicar que no se trata de un apoyo para siempre a Sánchez y que sólo lo hace para “salvar vidas” rechazando ser una traidora de la derecha.. Dentro de su partido no lo han entendido así algunos, empezando por Juan Carlos Girauta que ha decidido abandonar la formación naranja tras esta decisión.
Además, el antiguo líder, Albert Rivera, ha dejado claro su malestar con la decisión compartiendo un artículo en Twitter que dice: “La recalcitrante defensa del estado de alarma por el Gobierno, lo es de una situación de anormalidad institucional, de restricción generalizada de los derechos hasta extremos insoportables, sin sostén suficiente en la legalidad constitucional”.
¿Supone un giro de Cs? La dirección de Ciudadanos señala que no se trata de un apoyo sostenido a partir de ahora a Sánchez. Durante estas horas también ha surgido la duda de si se pueden reorientar algunos gobiernos locales hacia un pacto PSOE-Cs, como el de Madrid. Pero los naranjas lo niegan: “Es falso, no hay nada de eso”, contestan fuentes del partido. Y añaden: “Los gobiernos de Cs con el PP lo están haciendo muy bien durante la gestión de la pandemia. Funcionan muy bien y va a seguir haciéndolo”.
Pero está claro que Arrimadas ha marcado un perfil propio y se ha ‘descolonizado’ de la foto con el PP y Vox -por cierto, ella alegó problemas y no fue aquel día a Madrid-. Este paso lo da cuando ha tomado por completo las riendas del partido tras la celebración de la semana pasada de la asamblea de Cs (vía telemática). Y una cosa dicen en el entorno de la nueva líder: su gran apuesta es que los ciudadanos vean que se trata de un partido “útil” y que sus votos sirven para algo.
Empieza una nueva fase en España. Y las derechas están desescalando cada una a su ritmo.