Derrumbe en Zaldibar: largos días de crisis ambiental, prohibiciones y desaparecidos
Las claves para entender un siniestro con versiones poco claras y que se produce en plena precampaña electoral
El derrumbe del vertedero de Zaldibar sigue sin ser un episodio cerrado. Tras casi dos semanas de penurias, sigue habiendo llamas, siguen escapándose dioxinas poco sanas, sigue por tanto existiendo amenaza ambiental y para la salud, y siguen sin recuperarse los cuerpos de los dos empleados que perdieron la vida en el suceso, Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze, a los que sus familias sólo quieren ya enterrar en paz.
El accidente ha abierto una crisis social, empresarial y política en el País Vasco, que justo se encuentra en precampaña electoral. Hay una carretera afectada, un vecindario sometido a limitaciones por precaución, explicaciones a medias y dolor sin sepultura. Y lo que queda, porque no se esperan soluciones a corto plazo...
Los hechos
El derrumbe se produjo el pasado jueves, 6 de febrero, en un vertedero de Zaldibar, una pequeña localidad rural vizcaína muy cercana a dos pueblos grandes como Ermua y Eibar. Se calcula que se desparramaron medio millón de toneladas de residuos no urbanos, es decir, no son basuras de domicilios sino materiales de construcción, restos siderúrgicos, lodos...
El vertido afectó a la autopista del Cantábrico o AP-8, que conecta Bilbao con San Sebastián.
Los motivos
No se sabe qué fue lo que provocó el derrumbe, pero desde el principio, el mismo jueves, se supo que había dos trabajadores sepultados, Alberto Sololuze (vecino de Ermua) y Joaquín Beltrán (de Zaldibar). Según su familia, Alberto llegó a avisar a varios compañeros, incluido un sobrino, de que abandonaran el lugar porque se estaba moviendo.
Peligro: amianto
Los primeros intentos de rescate fueron el día del suceso, llevados a cabo por bomberos y ertzainas, de manera manual, con palas. Los perros llegaron a marcar donde podrían estar los cuerpos de los empleados, pero a la una de la madrugada del viernes surgió la primera sorpresa: la presencia de amianto, un elemento potencialmente cancerígeno.
El amianto, o asbesto, es uno de los componentes del fibrocemento, un material de construcción que en España fue comercializado por la empresa Uralita, de ahí que comúnmente se conozca con ese nombre de marca, uralita. Está compuesto por fibras microscópicas que pueden permanecer en suspensión en el aire el tiempo suficiente para que representen un riesgo respiratorio.
Este material se ha usado en una gran variedad de productos manufacturados y es muy rentable para las empresas por sus propiedades (aislantes, mecánicas, químicas y de resistencia al calor y a las llamas) y su bajo costo.
El simple hecho de estar en contacto con el amianto no supone casi riesgo para la salud pero la situación cambia cuando el contacto es prolongado y se manipula el material de manera que las fibras pasen al aire y sean fácilmente respirables. Esto sucede en derribos, trabajos como el corte, taladro, rotura o cuando el material está muy envejecido. De esta manera, las fibras pueden adherirse a la ropa y el riesgo de pasar al aire respirado aumenta.
Los obstáculos
A esa hora de la madrugada, las labores de búsqueda de los trabajadores se suspendieron, ante la presencia del cancerígeno amianto. Días después, el Gobierno vasco calculó que el vertedero había recibido 9.780 toneladas de este mineral en los tres últimos años. Si se rompe y se inhala es cancerígeno, lo que puede pasar fácilmente en unos trabajos tan duros, y por eso se paró todo el rescate.
El primer fin de semana transcurrió entre la desesperación de las familias ante la imposibilidad del rescate y las pocas noticias que llegaban desde el Gobierno Vasco y la empresa propietaria del vertedero, Verter Recycling 2002, que al cabo de unos días contrató a un gabinete de prensa.
Las elecciones, por medio
Ya el lunes 10, el lehendakari, Iñigo Urkullu, convoca elecciones autonómicas anticipadas, lo que da comienzo a la precampaña electoral y convierte la gestión de esta crisis en una polémica política de primer plano.
La oposición empieza a reprochar el silencio del mandatario y que no acuda al lugar de la tragedia, mientras las labores de búsqueda, ya con protección contra el amianto, se interrumpen continuamente por la inestabilidad de la ladera.
Al día siguiente, martes 11, un juzgado abre diligencias para investigar el derrumbe y las posibles responsabilidades, pero de momento no se conoce qué investigaciones ha ordenado.
Y ya el miércoles 12, seis días después del derrumbe, el lehendakari visita el vertedero y está un rato con las familias. El Gobierno vasco mantiene la primera reunión con la empresa, a la que hasta entonces había acusado de no colaborar. Posteriormente le abre un expediente sancionador a la misma.
Nuevos riesgos
El viernes 14 salta de nuevo la sorpresa: los análisis detectan dioxinas y furanos en el aire en proporciones 40 veces superiores a los normales. El origen está en los fuegos por la combustión de metano en la parte alta del vertedero, y se recomienda a los vecinos de los cercanos municipios de Zaldibar, Ermua y Eibar (suman 46.000 habitantes en total) que cierren las ventanas y no hagan deporte. Surgen más críticas políticas porque se mandaban mensajes de tranquilidad cuando no se conocían estos análisis de dioxinas.
Al día siguiente, sábado 15, unas 5.000 personas se manifestaron en Zaldibar contra la gestión de la crisis. Las máquinas consiguioern llegar a la parte alta del vertedero y este domingo siguieron en su intento de apagar los fuegos echando tierra, tras construir una pista sobre el material derrumbado. En otra zona del vertedero se ha levantado una pista para intentar acceder al lugar donde se cree que están los dos cuerpos de los desaparecidos.
Por ahora, este lunes, la Diputación de Bizkaia ha reforzado las medidas de seguridad en la autopista porque teme nuevos desprendimientos a causa de la inestabilidad del terreno y de la lluvia. La empresa sólo dice que rechaza las especulaciones y que hay que esperar al informe técnico. En los colegios de los tres municipios afectados, los niños ni pueden salir al recreo.