Déjame olerte y te diré si somos compatibles
El olfato es una de las formas de comunicación más importantes en los animales. Si bien históricamente se pensaba que el olfato era más limitado en los humanos, la investigación científica ha demostrado que los humanos tienen también cierta sensibilidad olfativa, de tal manera que los olores pueden influenciar nuestra fisiología, ponernos en situación de alerta, influenciar nuestro comportamiento e incluso que algunas personas se sientan sexualmente atraídas. Incluso podemos determinar por el olor si la persona es “química y genéticamente compatible”, según los estudios.
¿Qué hace que nos guste más un olor que otro?
Los humanos, como muchos otros mamíferos, contamos con neuronas sensibles al olfato que tienen receptores (proteínas) que nos ayudan a distinguir y reaccionar a los olores. Estos receptores son capaces de distinguir entre miles de moléculas distintas. En los humanos se han identificado 396 receptores distintos, que son muy pocos comparados con los del ratón (1130) o el elefante (1948, el mayor registrado en mamíferos).
Aunque los humanos no somos unos superdotados del olfato comparados con otros mamíferos, en la percepción de los olores agradables frente a los desagradables influye el tamaño de la molécula. En general, de acuerdo a los estudios, las moléculas más grandes suelen ser más placenteras que las más pequeñas. Seguramente el mayor tamaño nos hace percibirlas como más complejas y las asociamos a ambientes con más recursos y de mayor interés.
¿El olor influye en la atracción sexual en los humanos?
Teniendo en cuenta que no somos unos superdotados del olor, en general la atracción sexual en nuestra especie es más evidente por estímulos visuales. En los primates, el color rojo suele resultar sexualmente atractivo. Sin embargo, aun siendo primates, en los humanos el rojo no es tan relevante. En las distancias cortas, los receptores humanos del olfato actúan en zonas del cerebro relacionadas con las emociones.
Sin embargo, cada persona selecciona el olor que más le atrae sexualmente de manera muy diferente, lo cual parece estar basado en factores de selección genética (elegir los “mejores genes” para nuestros retoños), incluyendo la compatibilidad del sistema inmune (elegir los sistemas inmunes más compatibles para que nuestros descendientes se defiendan mejor frente a riesgos de enfermedades).
Ellas dan más importancia al olor para seleccionar sus preferencias
En algunos experimentos, los participantes de ambos sexos que olieran las camisetas del sexo opuesto que habían usado para dormir las dos noches anteriores. A continuación, tenían que ponerles un valor, de acuerdo a tres criterios: placentero, intenso y sensual. Los resultados demostraron que ellas daban más valor a estos criterios a la hora de sentir atracción por la pareja opuesta, junto con la simetría bilateral más perfecta (es decir, el mayor atractivo físico masculino que se correlaciona con mejores genes). En el caso masculino, el olor en la selección de pareja era menos relevante, dando más importancia a la parte visual.
Olores y feromonas para detectar el estado de salud de nuestra pareja
Las pistas químicas del olfato no están basadas únicamente en el olor que una persona exhale, sino también en las feromonas que produce.
Las feromonas (sustancias volátiles que producimos) se generan fundamentalmente en la zona de las axilas y del pubis. Una vez en contacto con las bacterias del aire, algunas hormonas (en particular masculinas) pueden adquirir cierto olor.
Según las investigaciones, estas sustancias volátiles interaccionando con los sistemas olfatorios nos revelan si una persona tiene una composición en su sistema inmune que sea robusto (lo que permite mejor adaptación a los riesgos de enfermar). También si el sistema inmune es compatible con el nuestro para generar una progenie saludable. Además de “oler la inmunocompatilidad”, el olfato en mujeres parece más capaz de saber si el olor de la pareja elegida está mejor adaptada socialmente y su grado de capacidad reproductiva.
Lo que estos estudios no comentan es si el uso de determinados perfumes podría contribuir a nuestra atracción sexual por el olfato. Mientras tanto, mejor fiarnos de lo que nuestras feromonas nos dicen al respecto.
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