Deja flipando a medio Twitter al fijarse en un detalle de este edificio de la Gran Vía: maravilloso
Una historia emocionante.
El geógrafo y urbanista Antonio Giraldo ha dejado maravilladas a miles de personas en Twitter al darse cuenta de un detalle en un edificio de la Gran Vía de Madrid que le ha llevado a hacer una investigación y un asombroso descubrimiento.
Se trata en concreto del número 19 de la famosa calle de la capital, un imnueble que Giraldo describe como “el típico edificio setentero, de esos años en los que hicimos cosas ‘cuestionables’ en las ciudades”. Él mismo subraya que “esa fachada acristalada que da también a la calle trasera, podría tener su gracia, pero caramba, en la Gran Vía... queda impactante”.
El especialista señala que está fechado en 1970 y que, tras revisar el PGOU de Madrid vio que era “un edificio más”, sin sorpresas, sin ninguna protección arquitectónica, que ahora alberga los Juzgados de lo Contencioso-Administrativo y que en su día fue la sede del Banco de Crédito Agrícola.
Entonces, ¿qué tiene de especial el edificio? Giraldo dice que mirándolo atentamente se dio cuenta de que algunas cosas no cuadraban mucho. Por ejemplo: en la parte superior hay dos franjas laterales que están como huecas a las que no encontraba una explicación clara.
Más cosas: la fachada delantera y la trasera están “sobresalidas hacia adelante”.
Así que el especialista se puso a indagar y encontró fotos del edificio que existía anteriormente en el mismo lugar. Se trataba de uno de los primeros grandes almacenes de Madrid, los Almacenes Rodríguez, de López Otero, “construidos en 1921 con una cierta inspiración Art Decó”.
“Un edifico que en cuanto comparas con el actual, sí, te echas las manos a la cabeza”, dice el experto, que se encontró con otro detalle extraño: buscó fotos de la demolición de ese edifico o de la construcción del anterior, pero no encontró nada y en las imágenes aéreas de esos años no se ven grandes cambios.
Llegado a este punto, Giraldo pide a sus seguidores hacer un ejercicio de pericia visual e intentar mirar al edificio más allá de los reflejos: ”¿No os parece como que hay algo detrás de los cristales? ¿Como otras ventanas duplicadas con formas distintas? Es más, creo que hasta podemos hacer un dibujo con lo que se ve detrás ¿no?”.
“BOOOMBA. ¡¿Lo estáis viendo como yo?! ¡¡¡¿No os parece haber visto esa composición del dibujo antes?!!!”, dice el experto, que publica dos fotos esenciales para llegar a la conclusión final: la fachada vieja está detrás.
“Por eso tiene esas dos franjas en la azotea, caramba porque son las terrazas del edificio original. Y claro, por eso la nueva fachada está sobresalida, ¡porque la vieja continúa en su sitio!”, celebra antes de dar la explicación: “El viejo edificio de 1921 nunca fue demolido (claro, por eso no lo encontraba), sino que fue profundamente reformado por Francisco Calero Fernández entre 1975 y 1977, quien le puso una nueva fachada ‘de mentira’ de acero y vidrio”.
Giraldo señala que la fachada original, también la trasera, “fue limpiada de ornamentos y ocultada tras esa especie de cortina” y que el interior también fue profundamente alterado: “Por eso catastro lo reescribió a una nueva fecha, el edificio original nunca se fue”.
El experto señala que estas técnicas eran relativamente habituales en los años 70 y muestra preocupación por varios aspectos: “El edificio, aunque profundamente reformado, sí es el original, entonces ¿por qué no tiene protección? Las fachadas viejas siguen estando”.
Además, subraya que “tenemos todavía la oportunidad, y debemos, devolver la fachada a su estado anterior”. “Tenemos que recuperar ese cacho de historia de la Gran Vía que aún no se ha ido del todo. Si no hacemos nada, el edificio podrá ser demolido completamente en el futuro”, zanja.