'Dear Future Children'
El documental preseleccionado para los Oscar intenta restituir la imagen de juventud comprometida que se nos antoja propia del pasado, y que se ha ido desdibujando a base de ocio online, fiestas masivas y reguetón.
En algún momento de nuestra historia, la idea de que otro mundo es posible se ha ido alejando, mostrándose como una ilusión descabellada que no tiene cabida en un sistema manifiesto. El reto, sin duda, no es solo revertir los efectos nocivos de nuestro uso y disfrute del planeta, sino, sobre todo, concienciarnos de que no estamos obligados a caminar por un trayecto predestinado. Otro mundo, dentro de este, sí es posible.
Dear Future Children (2021), documental preseleccionado para los premios Oscar 2022 y ganador de innumerables galardones, intenta restituir la imagen de juventud comprometida que se nos antoja propia del pasado, y que se ha ido desdibujando a base de ocio online, fiestas masivas y reguetón.
A través de sus cien minutos de metraje, nos adentramos con el director Franz Böhm en tres ejes cardinales del activismo mundial, como lo son el cambio climático, la lucha por los derechos civiles y la búsqueda de la justicia social. Focalizado en Uganda, Chile y Hong Kong, Böhm se trasladó con su equipo a los distintos escenarios del conflicto, así como siguió a las protagonistas en sus conferencias, reuniones y encuentros a lo largo del mundo.
La preparación del documental no fue sencilla y se extendió hasta principios de este año, con toda la dificultad que implica un rodaje internacional en pleno contexto de pandemia.
Tal como señala Böhm: “Colaboramos de manera estrecha con organizaciones estatales, cineastas locales y periodistas de renombre para mantener la seguridad de nuestro equipo mientras filmábamos en primera línea en Hong Kong y Chile”. El hecho de que la situación en estos países también sea conflictiva resultó enriquecedora para el documental, tal como prosigue el director: “Esta preparación nos permitió tomar conciencia de la brutal realidad que afrontan los activistas cada día. Y la relación íntima que establecimos con ellos nos permitió capturar el coste humano de este enorme momento de la historia”.
La narración incardina tres casos de lucha situados en tres enclaves geográficos dispersos. Su único punto en común es el deseo de cambiar la sociedad actual y, especialmente, su devenir.
Han perdido a sus hijos e incluso sus ojos en las protestas
En Uganda, Hilda expone cómo el cambio climático empobreció a su familia, les hizo perder sus tierras y tener que vender todo cuanto poseían para sobrevivir. La sequía, las riadas y las lluvias torrenciales destrozaron su entorno, algo que se suma a la presencia desaforada de desechos en las aguas. El plástico anega su mundo. Ella misma revela su cometido al crear una asociación para la preservación de Uganda: “Soy la voz de los niños muertos, de las mujeres desplazadas y de la gente que sufre en manos de una crisis climática causada por los países ricos”.
En Chile está Rayen, una joven veinteañera que lucha por los derechos en su país y el restablecimiento de la justicia social. Su protesta, que incluye cambios en la constitución y los usos de la policía en las cargas contra los manifestantes, nos lleva por Santiago de Chile para mostrarnos a quienes han perdido a sus hijos e incluso sus ojos en las protestas estudiantiles.
Pepper, en Hong Kong, ha hecho suya una lucha distinta. Ella busca la restitución de la democracia en su territorio, algo que, para ella “es más importante que ahorrar dinero, tener novio o tener una familia. Una relación no es nada comparada con una protesta, con un movimiento por la democracia. No creo que pueda volver a mi vida pasada nunca más. Cuando asumes estas responsabilidades, no hay marcha atrás”.
Emocionante documental, cuyo lema es de por sí elocuente con respecto a los objetivos que persigue (“una película sobre la próxima generación, hecha por la próxima generación”), es una pieza fundamental hoy en día, máxime para tomar conciencia del mundo como un todo, convirtiendo en universal las demandas de cada caso particular.
La cinta se podrá ver en la sesión inaugural del ‘Another Way Film Festival’, cuyo propósito no es solo el de sensibilizar sobre la crisis climática, sino enfatizar en el potencial regenerador de los ciudadanos, y cuya sesión de inauguración se llevará a cabo (de forma presencial y online) el próximo 21 octubre a las ocho de la tarde.
Se trata de una ocasión única para tomar conciencia de la situación en la que vivimos y comprender el mundo, a pesar de que existan agoreros que se afanen por atraer al presente el fin de la historia. El mundo sigue, parece decir Franz Böhm. Unámonos a él.