De 'pintxo-pote' en Rentería el día de la desaparición de ETA
Una de las localidades vascas más castigadas por la violencia vive en un ambiente de normalidad el fin de la banda terrorista.
Rentería. Quienes son lo suficientemente mayores como para no ser encuadrados en la generación millenial suelen reconocer el nombre de este pueblo vasco cuando lo escuchan. Recibió apelativos como "Ciudad sin ley" o "la Belfast vasca", y acaparó funestos titulares durante décadas por ser uno de los pueblos más castigados por la violencia de ETA.
Este jueves, día histórico en el que la banda terrorista ha difundido su último comunicado anunciando su disolución definitiva, es día de pintxo-pote en Rentería. Esta tradición tabernaria consiste en que un día a la semana los bares sirven las consumiciones acompañadas de un pintxo gratuito. Como las tapas, pero aquí nadie las llama así.
En la Herriko Taberna del pueblo, el Landare (Planta, en euskera), hay unas 20 personas tomando algo. Estos establecimientos se han considerado sedes de reunión de la izquierda abertzale y fueron vinculados al aparato de financiación de ETA. Igor Urbieta, el propietario, explica a El HuffPost que actualmente este establecimiento "no tiene que ver con la política", aunque reconoce que precisamente hoy en la parte trasera del local hay "batzarra", asamblea. Añade que desde el fin de la violencia "más tipo de gente" se acerca a este local.
¿Ha cambiado el pueblo en los últimos años? "Buf, mucho", dice. "Yo tengo 45 años, y de lo que esto ha sido a lo que es ahora... el cambio es enorme", comenta. Repite varias veces que hoy en día "hay tranquilidad". Para Urbieta, los problemas del pueblo actualmente son otros. "Hay un paro terrible", señala.
Cree que "la cosa -el fin de ETA- se ha alargado" y considera que el anuncio del fin de la actividad armada, en 2011, fue más importante que el de disolución. "Ahí ETA acabó", comenta. Ahora "ha terminado un tiempo, y empieza otro nuevo", en el que cree que "hay que seguir hablando" porque aún hay asuntos que resolver. "Tengo colegas dentro (en la cárcel), gente que está pasándolo muy mal, y ahí siguen".
"Un día normal de trabajo"
A unos 100 metros de la Herriko Taberna se ubica la Casa del Pueblo de Rentería, sede de los socialistas. Este local era un búnker. Fue atacado 28 veces, calcinado, en alguna ocasión con personas dentro. Actualmente los barrotes de las ventanas han desaparecido, ya no está la dotación de la Ertzaintza que siempre hacía guardia con los rostros enfundados en sus pasamontañas, e incluso hay una terraza con un par de mesas en las que se puede tomar café, algo impensable hace tan solo unos años.
José Ángel Rodríguez, concejal del PSE, recibe a El HuffPost en este local, en el que una decena de personas toma café. Explica que para él hoy es "un día normal de trabajo". Sobre el comunicado de ETA comenta que "llega tarde y mal". "Tarde porque no sé qué han estado esperando, y mal porque el comunicado no ha reconocido a la totalidad de las víctimas". Además, cree que los terroristas "pretenden blanquear el relato" con "un discurso lleno de "incoherencias".
"Les pido que, ya que han tomado esa decisión, tengan la responsabilidad y la dignidad de esclarecer los más de 300 asesinatos y desaparecidos que siguen sin resolver". Añade que "igualmente, aquellos otros hechos oscuros que existen de otros grupos parapoliciales" también han de ser aclarados.
"Este pueblo ha sufrido mucho, ha sido una locura", dice. "Aquí en la Casa del Pueblo nos rociaron con gasolina", recuerda. "La cantidad de funerales, de familias rotas, matrimonios deshechos, amigos perdidos por estar en política... todo ha sido una locura, y para nada", sentencia.
Reconoce que desde el fin de la actividad armada de ETA las cosas han cambiado. "Estamos intentando que las cosas se normalicen, pero aún hay "cosillas" y "algunas líneas rojas... zonas, tiendas o bares que evitas", comenta, "y sigue la presión con pancartas a todas horas o las bienvenidas a presos".
Rodríguez espera "que las futuras generaciones no pasen por esa sinrazón". Y mira al futuro: "La vida sigue y no nos espera, y nosotros trabajamos como siempre para que la vida de otros y la que nos queda sea lo más agradable posible".
Amargo recuerdo
Hoy los bares están concurridos, la gente aprovecha para tomar zuritos, kañas o txikitos de vino y degustar un pintxo mientras charlan de precios, la sentencia de 'La manada' o del tiempo. ETA no es el principal tema de conversación. Incluso hay quien no se ha enterado de la disolución, como un joven que al preguntarle comenta: "Pero ya desapareció hace años, ¿no?".
En Rentería ETA asesinó a más de 20 personas, entre ellas a dos concejales del PP. La kale borroka era algo cotidiano y los niños aprovechaban los disturbios para jugar a recoger pelotas de goma. Y en ocasiones casquillos de bala.
Todo eso ha pasado a ser un amargo recuerdo. Los concejales ya no pasean junto a la sombra de sus escoltas, los estampidos de las bombas son un eco en la memoria y la única kale borroka que aún queda es en forma de una pintada en blanco y negro que sobrevive en una vieja pared agrietada.