De ‘Barajas es el mal’ a ‘Madrid, paraíso cultural’

De ‘Barajas es el mal’ a ‘Madrid, paraíso cultural’

Las autoridades madrileñas ya no consideran que el aeropuerto sea un "coladero" de covid. Ahora celebran la llegada de turistas que en sus países no pueden irse de bares.

Varias personas, en la terraza de un bar de Madrid el 5 de febrero de 2021.Tamara Gómez /Europa Press via Getty Images

Hasta hace unos días, el Aeropuerto Madrid-Barajas Adolfo Suárez era un “coladero” de virus, según la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Ahora que es un ‘coladero’ de turistas, a las autoridades madrileñas no les parece mal.

Los medios franceses llevan semanas haciéndose eco de que Madrid se ha convertido en una vía de escape, literalmente, para los ciudadanos galos que llevan desde finales de octubre sin poder pisar un bar, un restaurante, un teatro o un cine, y que deben permanecer en sus casas desde las seis de la tarde, cuando comienza el toque de queda.

Los datos preliminares que maneja el sector confirman este fenómeno, alentado no sólo porque en Madrid todo eso está abierto —bares incluidos— hasta las 23 horas, sino también posiblemente porque los franceses tienen dos semanas de vacaciones escolares en febrero.

Según la información facilitada a El HuffPost por la empresa de análisis de viajes ForwardKeys, el mercado francés fue el mercado internacional “más resiliente” en la primera quincena de febrero, y también “el más resiliente en cuanto a llegadas a Madrid”. Dicho de otra manera, mientras que los viajes a España procedentes de otros países mostraban caídas de hasta el 90% con respecto al año anterior, las llegadas aéreas a la capital española procedentes desde Lyon y París ‘sólo’ han caído respectivamente un 52% y un 55% en los 17 primeros días de febrero. Y a los vuelos habría que añadir la cantidad de personas que entra al país por carretera, un dato desconocido hasta la fecha.

“Los franceses son la primera nacionalidad en cuanto a llegadas internacionales. Normalmente, siempre están a la cabeza los estadounidenses”, confirmaba a France 24 Héctor Coronel, director de Turismo del Ayuntamiento de Madrid.

“Al parecer, la gente del sur está yendo bastante a España”, comenta a El HuffPost Lisa, una joven de Nantes. “Hace poco me escribió una amiga y su novio porque estaban hartos de lo de Francia y querían venir un finde”, añade Lise, otra francesa que reside en España. Para volar a España desde Francia, aparte de comprar un billete, sólo se necesita mostrar una PCR negativa realizada en las 72 horas antes de viajar, algo que se ofrece de forma gratuita en el país vecino.

Para la delegada de Cultura, Turismo y Deporte de Madrid, Andrea Levy (PP), esto demuestra que Madrid es un “paraíso cultural”. “Seguimos trabajando para que la vida cultural no se detenga”, escribió Levy este lunes en un tuit que acabó borrando, en el que compartía un artículo de El País titulado Madrid, un oasis para unos franceses ansiosos de ocio y cultura.

Después de eliminar ese mensaje, que debió ser polémico, Levy compartió otro en el que incluye capturas de medios internacionales que constatan, de nuevo según la ‘popular’, que “Madrid se ha convertido en un paraíso cultural”.

Este discurso contrasta mucho con el relato enarbolado desde hace más de medio año por la Comunidad de Madrid, que señala a Barajas y su falta de control como responsables de los datos epidemiológicos de la región, pese a que sólo el 0,3% de todas las infecciones registradas en España desde el 10 de mayo corresponden a casos importados.

Desde el 23 de noviembre de 2020 se exige una prueba PCR negativa a todos los viajeros procedentes de países “de riesgo” que entren a España por vía aérea y marítima. El 22 de diciembre, España restringió los vuelos desde Reino Unido, y el 2 de febrero se sumó Brasil y Sudáfrica a esa ‘lista negra’, por la que sólo se permite la llegada de ciudadanos españoles, andorranos o residentes que viajen desde alguno de esos tres países. Desde este lunes, los viajeros procedentes de Brasil y Sudáfrica tienen que hacer además una cuarentena obligatoria de entre siete y diez días al pisar suelo español.

Cada vez que se ha aprobado una de estas medidas, las autoridades madrileñas la han aplaudido, e incluso se han anotado el tanto porque ellos ‘lo pidieron primero’.

Es normal estar cansados, pero obviamente no me parece la solución adecuada viajar a otro país

La preocupación del Gobierno madrileño es legítima, teniendo en cuenta que la movilidad favorece la transmisión del coronavirus y que el aeropuerto de Madrid-Barajas es el de mayor tráfico aéreo en España. Al mismo tiempo, sorprende que exijan restricciones más duras a los vuelos cuando la Comunidad de Madrid es la que tiene las medidas más laxas y la tasa de incidencia más alta en España, y que, por otro lado, miembros del Ayuntamiento de Madrid (y compañeros de partido de quien gobierna la región) celebren que Madrid se haya convertido en un ‘oasis’ para los europeos, ansiosos por retomar su vida de ocio en la capital española puesto que en su país de origen las medidas anticovid se lo impiden.

Al final, Lise, la chica francesa que vive en España, se quedó sin saber si sus amigos cogieron un avión y cruzaron la frontera. “Contesté a mi amiga de forma un poco fría diciéndole que no me parecía buena idea, así que me dejó de contestar”, cuenta. “Es normal estar cansados, pero obviamente no me parece la solución adecuada viajar a otro país”, zanja.

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Marina Velasco Serrano es traductora de formación y periodista de vocación. En 2014 empezó a trabajar en 'El HuffPost' como traductora de inglés y francés en Madrid, y actualmente combina esta faceta con la elaboración de artículos, entrevistas y reportajes de sociedad, salud, feminismo y cuestiones internacionales. En 2015 obtuvo una beca de traducción en el Parlamento Europeo y en 2019 recibió el II Premio de Periodismo Ciudades Iberoamericanas de Paz por su reportaje 'Cómo un Estado quiso acabar con una población esterilizando a sus mujeres', sobre las esterilizaciones forzadas en Perú. Puedes contactar con ella escribiendo a marina.velasco@huffpost.es