David Harbour, de 'Stranger Things', hace un aplaudido alegato sobre la enfermedad que padece: "Soy uno más"
El momento elegido no es casual.
El actor David Harbour, popular por su papel de Hellboy y de Jim Hopper en Stranger Things, está triunfando en Twitter tras cargar contra quienes culpan a las enfermedades mentales de los últimos tiroteos masivos que se han producido en EEUU.
Como señala Mashable, Donald Trump culpó a los videojuegos y a las enfermedades mentales de los tiroteo en Texas y Ohio.
Tras esas palabras, Harbour ha publicado una serie de tuits en los que reflexiona sobre los enfermos mentales y su estigma. El actor ya reveló el año pasado que en su juventud tuvo problemas con el alcohol y que estuvo ingresado en un hospital psiquiátrico, donde le diagnosticaron un trastorno bipolar.
“Tuve una especie de ‘episodio’ en el que pensé que estaba en conexión con Dios. Pero no estaba tomando drogas por aquel entonces. Me di cuenta que no las necesitaba porque ya tenía la capacidad de ver ‘elfos’ en las esquinas de mi habitación si me permitía llegar hasta ahí. Así que al final mis padres me metieron en un hospital psiquiátrico”, explicó.
“Una de las cosas que había idealizado era estar en un hospital psiquiátrico. No es tan divertido como uno cree. Pero todos tenemos como esa idea romántica de ello, tipo ‘eres un genio’, y al final, solo es triste y huele a mierda’, añadió.
Ahora, Harbour dice que “enfermos mentales” es una “marca de ganado acordada arbritaria y socialmente para diferencia ‘nosotros’ de ellos” y que están “sujeto de una manera abrumadora/agobiante a la violencia, no los criminales/perpetradores”.
“Soy un miembro más con la tarjeta y todos los que he conocido en asilos son algunas de las personas más amables y perdidas que me he encontrado. Más a menudo son los socialmente sanos los que son violentos,” asegura.
“Estar perdido, confundido y desmoronándose en medio de la abrumadora hipocresía y apatía de una sociedad que se desmorona y decae por su propia indiferencia me parece una actitud muy considerada en la vida cotidiana”, continúa.
Por eso, subraya que está cansado de esa “marca arcaica” hacia un “subconjunto de la especie al completo” y que es un “grupo débil”, “y avergonzado y marginado”.
“Cuando tú nos marcas la causa de los males sociales, me enfado. Y pienso adonde nos han llevado los “cuerdos”. Y a donde los “cuerdos” continuarán llevándonos”, concluye.