David Erguido, el íntimo amigo de Casado cercado por la Fiscalía por corrupción
El senador del Partido Popular, al borde de la imputación.
Justo hace dos años el PP vivía una auténtica revolución. Pablo Casado ganaba las primarias frente a Soraya Sáenz de Santamaría. El flamante nuevo líder del Partido Popular era el último en abandonar el congreso. Tras su discurso de proclamación, los asistentes se marcharon. Terminó de recoger, charló brevemente con los periodistas. Y sin cámaras y flashes abandonaba el hotel Auditorium solo con su mujer… y un amigo de toda la vida y cómplice de la victoria: David Erguido.
El mismo que apenas unas horas antes estaba eufórico en las puertas de la sala donde se recontaban los votos. Fue de los primeros que reveló a los periodistas el resultado de lo que estaba pasando dentro. “Se acabaron los aparatos, pasó con Susana y ahora con Soraya”, decía entre aplausos y lágrimas de todo el equipo de Casado.
Erguido es puro casadismo, del grupo primigenio de jóvenes que animó a Casado a dar la batalla cuando nadie creía en él. Desde el minuto uno arropó a su amigo, al que conocía desde hacía muchos años al calor del PP madrileño dominado por Esperanza Aguirre. Trabajó en la campaña y fue uno de los pocos que estuvo, por ejemplo, en Génova 13 la noche de la primera ronda de votaciones. Muy metido ayudándole sobre todo en temas de redes y vídeo, junto a Sonia Cea y Ángel Carromero. Todos vinculados entonces al Ayuntamiento de Madrid.
Casado llegó al poder… y la carrera de Erguido se disparó automáticamente. Se le quedaba pequeño el puesto de asesor de un entonces PP en la oposición en la Villa y Corte frente a Manuela Carmena (Ahora Madrid). Empujón orgánico y apenas a los tres meses era aupado como nuevo presidente del Comité Electoral del PP de Madrid. En su mochila no pesaba tanto como hoy su puesto años atrás como concejal en Algete (Madrid), cuyas actividades lo han puesto en el foco de la Fiscalía Anticorrupción y ante una posible imputación.
Pero eso se le quedaba pequeño. Isabel Díaz Ayuso lo colaba como ‘número diez’ en su lista para la Asamblea y Casado le tenía preparado un destino mucho más brillante y con una moqueta institucional de relumbrón: el Senado. El PP lo enviaba el pasado verano a la Cámara Alta como senador por designación autonómica por parte de Madrid (es decir, de los elegidos a través de los partidos y no votados directamente por los ciudadanos en la papeleta).
Pero sus años en Algete ahora son su peor pesadilla política y podrían costarle una imputación ante el Tribunal Supremo, al ser aforado por su condición de senador. La Fiscalía Anticorrupción ha remitido al juez de la Audiencia Nacional Manuel García-Castellón, instructor del caso Púnica, un informe sobre las supuestas corruptelas en cinco ayuntamientos gobernados por el PP y dos entidades de la Comunidad de Madrid en el que le apremia a tomar declaración como presuntos implicados a 18 personas ante la inminente finalización de la causa el próximo 27 de agosto, según el escrito revelado por El País.
Uno de ellos es Erguido, por lo que la Fiscalía solicita al juez que practique diligencias para elevar al Supremo el resultado de las pesquisas. Anticorrupción señala a Erguido como presunto autor de delitos de malversación, cohecho y prevaricación por el supuesto desvío de fondos públicos para pagar fiestas privadas y actos de su partido cuando era concejal en el Ayuntamiento de Algete, aunque admite que las dos primeras infracciones penales estarían prescritas al haber pasado más de diez años desde su presunta comisión, según este rotativo. El informe de la Guardia Civil apunta a que Erguido desvió 79.000 euros para pagar mítines y la actuación de un grupo de mariachis.
Desde que llegó al Senado, Erguido no ha pasado desapercibido. Emplea un estilo muy Casado, muy duro, muy bronco, muy cercano a Vox. Sus enfrentamientos con el Gobierno y el PSOE son constantes. En una de las últimas sesiones en la Cámara Alta, Erguido hablaba de la “postmentira” del Gobierno: “No hay nada más comunista que el uso institucional de la mentira”. “Si hay una palabra que está definiendo a este presidente y a este Gobierno es mentira y mentirosos”, ahondaba en la Plaza de la Marina Española.
Durante la pandemia, Erguido ha hecho un especial seguimiento a Fernando Grande-Marlaksa, ha defendido las manifestaciones en el Barrio de Salamanca y ha llegado a decir que el estado de alarma es un “experimento comunista”. Pero también saltó a los titulares, como reveló en unas imágenes El HuffPost, por quedarse dormido en plena Comisión de Incompatibilidades del Senado, lo que provocó gran revuelo en las redes sociales.
El PSOE ha puesto en su agenda el caso Erguido esta semana y su portavoz en la Cámara Alta, Ander Gil, ha señalado que se “demuestra que el PP de Isabel Díaz Ayuso y de Pablo Casado usa el Senado para ‘blindar’ a este senador, que fue designado a dedo y ahora goza de la condición de aforado”. “La Fiscalía Anticorrupción corrobora así nuestra sospecha –denunciada ya hace un año- de que el PP de Madrid usa el Senado para proteger a sus miembros investigados por corrupción”, a tenor del socialista.
Una posible imputación de Erguido ante el Supremo por estos desvíos de fondos supone un grave problema para Pablo Casado, un líder que ha hecho de la lucha contra la corrupción desde el primer día una de sus señas de identidad. Siempre ha dicho que fue el gran lastre del Partido Popular y no dudó en dejar caer a María Dolores de Cospedal o Jorge Fernández Díaz por los episodios oscuros. Hasta el sector crítico del partido entiende que ha tenido mano de hierro para este tema. Ahora uno de sus mejores amigos está al borde de esa investigación. ¿Cuándo pondrá la muralla?