Las incógnitas a las que se enfrentan diez millones de estudiantes y sus posibles soluciones
Casi cuatro semanas después del cierre de colegios, institutos y universidades, el final del curso sigue siendo un misterio y el debate sobre las posibles soluciones se intensifica.
En unos días se cumple un mes desde que todos los centros educativos de españoles cerraron sus puertas como medida para luchar contra la expansión del coronavirus. En un horizonte cercano no se vislumbra la posibilidad de que los diez millones de escolares y universitarios vuelvan a las aulas en las próximas semanas y recuperen el ritmo de su aprendizaje y formación.
Pero comienza la cuenta atrás: al curso 2019-2020 le quedan pocas semanas de vida y aún se desconoce cuál va a ser ese final. ¿Cómo y de qué manera van a ser evaluados los alumnos? ¿Cuándo se hará la prueba de la EBAU? ¿Baraja el Gobierno el aprobado general? ¿El curso se extenderá hasta julio?
Desde el Ministerio que dirige Isabel Celaá recuerdan que en España la gestión de la Educación está transferida a las comunidades autónomas. Son los consejeros de cada una de las autonomías los que determinar cómo evaluar el curso. Según la portavoz del Ministerio de Educación, todavía no hay ningún planteamiento claro y emplaza a esperar a la reunión que el miércoles mantendrá la ministra con los consejeros, de donde saldrán decisiones más o menos definitivas.
Mientras el desconcierto y la incertidumbre se extienden entre alumnos, padres y docentes, la comunidad educativa ha intensificado en los últimos días el debate sobre este final de curso, manejando diferentes soluciones que garanticen la calidad y la equidad de la educación en las actuales circunstancias.
Estos son algunos de los debates abiertos:
En los últimos días esta ha sido una de las medidas más debatidas en redes sociales, especialmente desde que Italia anunció su aplicación.
Aunque no se trata de lo que figuraba en un primer borrador, ya que el aprobado general en Italia tiene sus límites: el Gobierno garantiza que todos los alumnos pasarán de curso, sí, pero también serán evaluados de los contenidos impartidos en estas semanas de confinamiento teniendo en cuenta la situación de excepcionalidad.
En España, el Consejo Escolar de Estado, el máximo órgano consultivo en materia de Educación, rechaza la opción aprobada por Italia. Ahora bien, sugiere que suspensos y repeticiones sean casos extraordinarios.
La FAPA Giner de los Ríos (Federación de la Comunidad de Madrid de Asociaciones de Padres de Alumnos) reconoce que la expresión “aprobado general” asusta a gran parte de la población, “pero lo cierto es que si alguien repite tiene que ser de una manera excepcional y muy justificada”. “En una situación especial hay que tomar medidas extraordinarias y esa posibilidad en las enseñanzas medias es, sin duda, posible”, agregan fuentes de la Federación.
Una de las organizaciones que apuesta de forma rotunda por eliminar las repeticiones es el Sindicato de Estudiantes. “La única forma de garantizar que ningún estudiante se quede atrás, independientemente de su posición socioeconómica, es que todos y todas pasemos de curso y que se readapten los planes de estudio para que cursemos los contenidos esenciales de este año el año que viene”, reclama su secretaria general, Coral Latorre.
Este es el punto que suscita el debate principal. La portavoz del Ministerio de Educación insiste en que la semana que viene la ministra y los consejeros abordarán cómo se podrá poner nota a esta tercera evaluación. “No sabemos cuándo va a acabar esto, y sin un horizonte claro es complicado tomar una decisión, aunque los estudiantes necesitan tener alguna certeza”.
De momento, la única que pueden ofrecer es que ningún alumno va a perder el curso por esta circunstancia. “Habrá que adaptar las pruebas de evaluación con justicia y equidad”, señala la portavoz, quien subraya que se debe trabajar para que “esa brecha digital” no se convierta en “una brecha social”.
El Consejo Escolar de Estado recomienda la evaluación de los contenidos impartidos desde el pasado 15 de marzo, cuando quedaron suspendidas las clases presenciales en toda España y fueron sustituidas por clases telemáticas.
Esta propuesta se ha encontrado con la oposición de algunas organizaciones. Para el Sindicato de Estudiantes “es un absoluto sinsentido examinar de esos contenidos porque mientras vemos en los hogares el drama de la enfermedad, los fallecimientos de familiares, los ERTEs y despidos… parece que tenemos que actuar como si no pasase nada y siguiéramos el curso con normalidad”. Además, insisten en que la brecha digital dejará en un segundo plano a los que menos recursos tienen: “Se plantean los exámenes con las clases online como alternativa, y esa herramienta no llega a muchos estudiantes. Es injusto y antidemocrático”.
La misma opinión manifiesta el presidente de la FAPA Giner de los Ríos, Camilo Jené: “Es injusto, no ya por la brecha digital que existe y que es imposible que durante este periodo de tiempo se consiga evitar, sino porque en realidad se va a evaluar no al alumnado, sino a la situación familiar que vive. Hay una gran variedad de situaciones que se están viviendo, y las familias y las posibilidades socioeconómicas y socioculturales, además de las situaciones personales, influyen mucho en nuestros hijos. De evaluar de esta manera, se dejaría de apostar por la equidad y la igualdad de oportunidades, algo que no se debe permitir”.
Se ha hablado de algunas fechas, pero no se ha llegado a concretar nada. En la anterior reunión interterritorial, celebrada el 17 de marzo, las comunidades, universidades y los ministerios de Educación y Universidades acordaron retrasar las pruebas de la EBAU (Selectividad) y celebrarlas entre el 25 de junio y el 9 de julio. Desde el ministerio aseguran que será adaptada a las circunstancias: los alumnos tendrán muchas más opciones a elegir y no se encontrarán con un examen pensado para “pillar”.
Tras la reunión que el Consejo Escolar mantuvo el martes, este órgano aconseja estudiar una nueva propuesta dada la evolución de la pandemia y que las autonomías fijen un nuevo calendario para “garantizar el acceso del alumnado con la debida seguridad, según las indicaciones de las autoridades sanitarias”.
Es improbable. En un principio fue una de las posibilidades que se barajó para completar el programa lectivo. Esta opción parece ahora descartada y ya son varias las comunidades que se han pronunciado contra la medida.
En este sentido, el Consejo Escolar del Estado entiende que no se deben prolongar las clases por dos motivos: primero, el profesorado, el alumnado y las familias están haciendo un gran esfuerzo intelectual para seguir el curso con la formación no presencial; y segundo, hay que tener en cuenta “los inconvenientes que podría suponer esta medida para la programación de las vacaciones y la conciliación familiar”.
La gran mayoría de facultades de España han suspendido definitivamente las clases presenciales, pero el curso se ha visto considerablemente alterado. Mientras siguen con las clases online, las prácticas en muchas ocasiones son toda una incógnita, así como los exámenes, a la espera de ver cómo evoluciona la pandemia y vamos retornando a la vida normal.
El Gobierno ha decidido dejar en manos de las diferentes universidades—y de las comunidades autónomas— la decisión de dar por terminado el curso de forma presencial, así como de aplazar o reducir prácticas y temarios.
En las últimas horas, las 13 universidades de la Comunidad de Madrid han llegado a un acuerdo con la Consejería de Educación que prevé una prórroga general de dos semanas del calendario y de las convocatorias ordinaria y extraordinaria.
En líneas generales, las clases teóricas serán virtuales, mientras que las prácticas se sustituirán por otros contenidos, se harán en junio o se aplazarán, en función de las materias. Si no puede ser presencial, la evaluación final podrá realizarse de forma virtual, en directo y grabadas para su posterior comprobación, o bien por evaluación continua.
En un comunicado remitido a los alumnos estos días, la Universidad Complutense ha aclarado que la docencia virtual se mantendrá hasta el 29 de mayo; que cada facultad “determinará los períodos (junio/julio y julio/septiembre) y modalidades de evaluación (virtual o presencial) que mejor se adapten a las necesidades específicas de su área de conocimiento y que cada una decidirá también la posibilidad de retomar las prácticas presenciales si la situación de crisis sanitaria lo permite.
En plenas vacaciones de Semana Santa, la incertidumbre planea sobre estudiantes, familias y profesores. “El tiempo pasa y necesitamos saber qué va a ocurrir con nuestro futuro”, reclama la secretaria general del Sindicatos de Estudiantes.