Daniela Requena: "Es necesario que en España se implemente el cupo laboral trans"
Entrevista a la activista trans, secretaria de LGTBi del PSOE valenciano y estrella de TikTok, que publica 'Mamá, soy mujer'.
Ha sido camarera en Nueva York, reportera de Sálvame, ahora es estrella de TikTok, además de secretaria de LGTBi y diversidad del PSOE valenciano y acaba de escribir Mamá, soy mujer: diario de una chica trans. Porque Daniela Requena (Valencia, 1991) nació varón pero pronto supo que se sentía mujer.
En el libro la periodista cuenta sus vivencias desde la infancia, bajo la etiqueta de ‘niño mariquita’ y sin referentes trans, hasta su operación, pasando por su despertar sexual o el momento de su adolescencia en el que estuvo a punto de iniciar la transición pero se echó atrás.
Requena, que pide más empatía a quienes piensan que no se puede nacer en un cuerpo equivocado, asegura que no tiene ambición de hacer carrera política, defiende la Ley Tans y reclama que España siga el ejemplo de Argentina e instaure un cupo laboral trans.
¿Cómo ha sido esta experiencia de escribir el libro? Porque no te guardas nada, o muy poco…
[Se ríe] ¡No me guardo prácticamente nada! Ha sido una experiencia maravillosa. Es algo que no entraba en mis planes pero se me cruzó este tren por el camino, un tren que no pude rechazar, con el sello Planeta, que para mí como periodista es también un logro profesional muy grande.
Ha sido maravillosa porque me he transportado a la Daniela de 4 años, de 15, de 20, de 25… hasta la de hoy en día. He recordado etapas que pensaba que había olvidado, me he dado cuenta de que soy más sensible de lo que esperaba y, sobre todo, de que todas las etapas de mi vida, aunque en su momento pensaba que eran malas, han servido para formar a la mujer que yo soy a día de hoy. De todo se aprende y lo que hay que hacer es mirar con optimismo y con positividad al futuro.
¿Para quién es este libro, quién te gustaría que lo leyera?
Por una parte, me gustaría que lo leyeran las personas que se encuentren en una situación como en la que yo me encontraba hace años, que puedan encontrar en este libro o en mí el espejo que yo no tuve. También me gustaría que lo leyeran personas que no pertenecen al colectivo LGTBI pero que se comprometan de alguna manera a informarse con esta historia de las diferentes etapas por las que pasamos las personas trans y que de, algún modo, empaticen y sepan cómo comportarse con las personas trans. Y luego también cualquier persona que quiera sumergirse en una historia alocada de una chica que ha vivido aquí, allá, que ha estudiado, que ha tenido romances y no romances, y que se quiera entretener. Al fin y al cabo me he querido alejar mucho de lo que es un libro técnico y, con perdón, tostón. Pese a que no es ficción, tiene ese punto de ficción por el cómo lo narro.
El título es Mamá, soy mujer, pero en realidad, como cuentas, te costó mucho decirlo, o más bien fue tu madre la que dedujo que se lo querías decir…
¡Eso es, sí, sí! El título tiene su historia: yo inicialmente quería, inspirándome en la canción mítica de Concha Velasco, Mamá, no quiero ser artista sino mujer. Desde la editorial me dijeron que era muy largo y finalmente se quedó como Mamá, soy mujer. No porque tenga una relación más especial con mi madre, tanto mi padre como mi madre me han apoyado los dos al 100%. La realidad es que antes de que yo lo dijera ya era ′Hija, ya sé lo que eres’. Como buena madre se lo olía.
También cuentas que creciste con la etiqueta de ‘niño mariquita’. ¿Hubiese cambiado tu infancia si hubiera habido mayor información y educación sexual en la época?
¡Totalmente! Yo pienso que si ahora unos padres ven que su hijo o su hija tiene los mismos comportamientos que yo tenía hace años, estoy completamente convencida de que, con la información que hay hoy en día, actuarían de otra forma. Jamás he reprochado a mis padres que no escarbaran dentro de mí porque considero que hace 20 años no había ni la información, ni la visibilidad, ni los medios ni las herramientas.
Ellos veían un niño que les pedía Barbies y que de vez en cuando decía ‘quiero ser chica’ y decían ‘un niño mariquita’. Ahora con la información y los avances sociales que hay, un padre o una madre sabría un poco por dónde van los tiros y esos indicios sabría cómo afrontarlos. Seguramente pues escarbaría un poquito y ese hijo o esa hija, en lugar de empezar a los 20 años la transición lo haría a la edad en la que el niño se diera cuenta.
¿Qué aconsejarías, precisamente, a unos padres cuyo hijo o hija menor de edad quiera cambiar de sexo?
Aconsejaría que escuchen muy bien los comportamientos verbales y no verbales de su hijo o hija. Que esto no es algo malo, esto no es un capricho, esto no es una moda, lo único que buscamos es ser felices. Es cierto que, claro, no tienes la misma madurez cuando tienes 4 años que cuando tienes 15, que ya tienes claro cuál es tu identidad de género.
Les diría que prestaran mucha atención y que, si hiciera falta, buscar un tercer apoyo en personas profesionales que puedan acompañarles. A día de hoy hay muchas herramientas, información en redes sociales o en libros que antes no había. Que aprovechen esa información, esas ayudas y herramientas para la felicidad de su hijo o de su hija.
Sobre ti misma, ¿dirías que naciste en un cuerpo equivocado? ¿Qué le dirías a quienes defienden que eso no es posible?
Coloquialmente, yo nací en un cuerpo equivocado. Nací en un cuerpo que no se correspondía con mi mente, eso es una realidad. No me sentía cómoda... desde que nací tengo el pensamiento de querer ser mujer, y yo me veía reflejada en mis primas y quería ser como ellas. Yo sí nací en un cuerpo equivocado y a aquellas personas que creen que eso no es posible les diría que fueran más empáticas. Probablemente piensen así porque no conocen a nadie que haya pasado una transición.
Defiendes que en las aulas hay que hablar de esto, ¿por qué sería positivo?
Primero de todo, no entiendo por qué se tiene miedo, porque parece que hablar sobre la transexualidad o sobre una orientación sexual sea algo malo, que sea hablar con el diablo. Creo que es necesario hablarlo en las aulas porque los niños —que no nos olvidemos, van a ser las futuras generaciones—, si desde bien pequeños les hablas sobre un tema de una manera natural y normal, y lo visibilizas, ellos como buenas esponjitas lo van a interiorizar de una manera natural y normal. Y se van a comportar con el resto de compañeros de manera normal, van a aceptar, van a ser respetuosos y, sobre todo, ser ellos mismos. Pero para eso hay que hacer un poco más de pedagogía en las aulas.
Antes mencionabas a la Daniela con 16 años que se echó atrás, que tenía tomada esa decisión de hacer la transición, ¿qué fue lo que pesó en tu balanza?
Pesaron los miedos, en gran parte incitados por una falta de referentes, de información. Cuando tenía 16 años las redes sociales no estaban ni avanzadas, empezó a aparecer YouTube y poco más. Esa falta de información y referentes generó en mí muchos miedos y mucha inestabilidad emocional de no saber a lo que me podría enfrentar con ese cambio. Pensaba ‘ostras, ¿cómo se lo tomarán mis padres?’, ‘ostras, ¿me voy a tener que dedicar a la prostitución?’. Al final, ese sentimiento latente, pese a que yo me obligaba un poco a apartarlo por miedos, al final sale y tienes que ser quien tú quieres ser. Si no, no eres feliz. Y vida solo hay una.
Haces una reflexión sobre la falta de referentes trans y los que había se asociaban a la noche, al espectáculo o la prostitución. ¿Esto está cambiando? ¿Te consideras a ti misma un referente o crees que puedes serlo para nuevas generaciones?
Pese a que yo no he buscado en ningún momento ser referente, indiscutiblemente me he convertido en uno y lo sé porque recibo mensajes de personas que siguen mis pasos. Sí me considero un referente, sí me gusta ser el espejo que no tuve y creo que sí se está cambiando. Ahora podemos encontrar actrices, cantantes, modelos trans, incluso profesoras y enfermeras, gente con trabajos más comunes que son trans. Esto es muy importante y muy necesario para que las nuevas generaciones puedan encontrar su lugar.
Afirmas que la transición mental es más importante que la física, pero quizá desde fuera solo se fija en esa parte física. ¿A qué te refieres con transición mental?
La sociedad solo va a ver de ti, desafortunadamente, que tú tomas hormonas, que te dejas el pelo largo y que te va a crecer el pecho. Esa es la parte superficial, que está ahí, lógicamente en una transición física. Es lo único con lo que se queda la sociedad, ‘¡hala, se ha puesto tetas!‘, ‘¡hala, se ha dejado el pelo largo!’. Pero para tú llegar al momento en el que te tomas las hormonas, previamente has pasado por una transición emocional donde has tenido miedos, rechazos a ti misma, un proceso de aceptación, de asimilación.
El llegar a la decisión de querer empezar un proceso hormonal no es una cuestión de un día para otro. O igual sí, igual hay personas que su transición emocional dura un día o una semana, la mía duró años. Estuve tres o cuatro años con ese sí-no, sí-no, lo quería apartar de mi camino, ‘ahora no que es tarde’, y para mí la transición emocional es que es muy importante, la paz interior es fundamental. Por eso creo es tan importante que aquellas personas que estén dudando, que no tengan miedo. Que sean quienes quieran ser, porque si vives el resto de tu vida infeliz y prisionero o prisionera, no tiene sentido.
¿Crees que repercutió en tu salud mental?
Afortunadamente no. De hecho, escribiendo el libro me he dado cuenta de que todas las etapas me han hecho ser la mujer que soy. Hay veces que pienso ‘tenía que haber empezado antes’, en el primer momento que tuve esa crisis de identidad de género con 16 años. Seguramente a día de hoy lo haría, claro, pero en esos momentos no tenía la información y la madurez para coger el toro por los cuernos, pero creo que todas esas etapas han dado forma a la mujer que soy. He superado todos los obstáculos mentales y me siento muy segura de mí misma y muy feliz.
¿Te consideras también afortunada en tu transición?
Sí, sí, sí. Ese es un mensaje que mando en el libro: te miento si en algún momento alguien no me ha dicho travelo o alguien no me ha insultado. Por supuesto en algún momento determinado situaciones violentas o conflictivas podemos tener cualquier persona, sea trans o no trans, pero si tuviera que definir mi transición diría positividad, optimismo, alegría, suerte. De un episodio de transfobia que pueda haber recibido he tenido 50 de apoyo social y familiar.
Estás triunfando mucho en TikTok. Quería preguntarte si en esta red y en otras recibes mucho hate [odio] o no.
Recibo más mensajes positivos, pero sí recibo hate. Lo que pasa que es un hate muy superficial, de ‘nunca serás una mujer’ o ‘se te nota que eres trans’, cosas así que ahora, con 30 años y mirándome al espejo y siendo lo que he querido ser, no me afecta.
¿Cómo lo gestionas: ignoras, silencias, bloqueas?
Ignoro. ¿Sabes lo que pasa? Que mis propios followers me defienden. No se dan cuenta pero los haters me están generando buen engagement porque claro, como se meten mis followers a defenderme, eso hace que el algoritmo me posicione el vídeo mejor. Todo el hate se reume en más seguidores y más visitas para mí. Me quieren hacer daño pero indirectamente me están haciendo que mi perfil crezca.
Me gustaría que habláramos de tu salto a la política. ¿Por qué lo diste y por qué al PSOE?
En la política, honestamente es algo donde yo nunca me había querido meter, ni siquiera me lo había planteado. De hecho en la carrera tenía una asignatura de comunicación política y decía ‘¿para qué?‘. Pero bueno, el PSOE me dio la posibilidad, dijeron ‘mira, nos gusta mucho tu perfil, creemos que estás haciendo un trabajo de divulgación y de visibilidad fundamental para el colectivo trans, nos gustaría que formaras parte del partido’. Dije, ‘bueno, ¿en calidad de qué?’. Dijeron ‘a ver, no queremos que seas presidenta ni diputada, queremos que el mismo mensaje que lanzas en redes lo lances de la mano del partido político y respaldada por el PSOE’. Sí me veo capacitada para mandar el mismo mensaje y es un poco lo que estoy haciendo, ir a determinados mítines, a determinados actos y yo como imagen, porque es necesario que en la política haya perfiles y referentes trans. Un poco el discurso que hago en redes lo hago pero sin grabarme con mi iPhone, sino en un mítin político. Y, la verdad, muy contenta.
¿Por qué el PSOE? Porque objetivamente hablando es el único partido que ha luchado por los derechos que tiene el colectivo LGTBI. Si no, todavía no habría matrimonio igualitario, no habría Ley Trans y no habría tantas cosas.
¿Y tienes ambición política?
No. A día de hoy tengo muy claro cuáles son mis objetivos profesionales, que son continuar con la televisión, la literatura —si Planeta me da la oportunidad de escribir una segunda parte lo haría encantada—... pero de momento la política no entra en mis planes y no me voy a meter más de donde estoy metida. Oye, que igual puedo cambiar de opinión, pero a día de hoy tengo muy claro que no.
¿Cuál es tu opinión de la Ley Trans [la entrevista fue realizada unos días antes de la aprobación este lunes del anteproyecto]? ¿Cambiarías algo del texto?
Mi opinión es que es una ley necesaria, que la autodeterminación de género es fundamental para que una persona sea libre y no se encuentre con obstáculos en el camino. La determinación de género era un obstáculo en el camino de las personas trans. Nadie tiene el derecho de identificar a alguien. Todas las personas somos válidas y sabemos cómo nos identificamos y qué queremos ser, no tenemos por qué pasar por un tribunal psicológico ni médico.
¿Qué mensaje tendrías para el feminismo transexcluyente?
Pues que su argumento no tiene ningún tipo de sentido, ningún tipo de validez. Tiene tan poco sentido su discurso que por eso se viraliza, pero afortunadamente es un pequeño colectivo dentro del colectivo que no va a llegar a ninguna parte. O eso espero.
Ahora que estamos a las puertas de la semana del Orgullo, ¿alguna reivindicación pendiente?
Pues sí. Como política y como referente trans creo que es necesario seguir el ejemplo de Argentina y que en España se implemente el cupo laboral trans. Un cupo laboral trans donde se evite la discriminación de las personas trans y que según qué empresas, empresas que superen x empleados, pues tengan un porcentaje que tengan que ser personas trans para evitar la discriminación laboral. Desafortunadamente, hay parte del colectivo trans que sufre discriminación, aquellas personas que no encajan en lo que socialmente se conoce como mujer o como hombre sufren discriminación y hay que terminar con eso. Creo que el Gobierno tendría que poner de su parte, insisto, siguiendo el ejemplo de Argentina e implementando el cupo laboral trans.
¿Tú te has encontrado con discriminación laboral, más allá del episodio en Nueva York que relatas en el libro?
No, pero porque soy una mujer que en lo socialmente encaja en lo que se conoce como mujer, entonces no me he enfrentado nunca con discriminación laboral. También el gremio al que pertenezco, el de la discriminación, es tolerante. No sé qué hubiera pasado si en lugar de ser periodista hubiera sido abogada y tuviera que estar en un bufete en Paseo de la Castellana doscientosalgo, no lo sé. Igual no hubiera tenido ningún problema, no lo sé.
Daniela, por lo que se ve en el libro, ligas muchísimo. ¿Dónde está tu secreto, en la seguridad en ti misma?
Creo que el secreto está en lo que transmites a las personas y bueno, que yo también entro enseguida en el juego. Yo soy simpática con todo el mundo y entro en el juego y ligo, sí. Ningún truco, todo es cuestión de actitud.