Cuatro mujeres explican sus motivos para no depilarse las axilas
"Al aparcar mi necesidad de ir depilada, también dejé a un lado muchas otras restricciones que me estaba imponiendo a mí misma".
En verano te olvidas de cazadoras, jerséis y chaquetas para dejar al aire libre los brazos y las axilas. Pero las mujeres no suelen mostrar ni un pelo ahí, aunque en su estado natural sí lo tendrían.
¿Te has preguntado alguna vez por qué te depilas las axilas? ¿O simplemente se ha convertido en algo que haces, casi sin pensar, igual que lavarte los dientes?
Misli Akdag, decoradora de Londres de 26 años, solía pasarse la cuchilla o hacerse la cera en las axilas, e incluso un par de veces acudió a sesiones de depilación láser; pero se le quitó la idea de continuar cuando se le cayó un lunar de cerca del pezón justo después de una sesión.
"Simplemente, nunca cuestioné el hecho de que había que quitárselo", cuenta. Pero empezó a cansarse de tanto mantenimiento y ahora acepta su vello natural.
"Sinceramente, al principio fue por pereza", comenta. "Cuando vuelve a crecer el vello duele mucho, me salían marquitas negras y pelos enquistados y decidí dejarlos así para evitar tener que volver a pasar por eso una y otra vez. Luego me acostumbré y, de repente, las axilas completamente desnudas me empezaron a parecer muy extrañas".
Todavía sigue siendo inusual ver unas axilas de mujer sin depilar; que una chica no se depile suele considerarse un acto de rebeldía o una declaración de intenciones, pero las mujeres con las que se ha puesto en contacto la edición británica del HuffPost hablan sobre su decisión de no depilarse en términos de abrirse a una opción.
Como Akdag, Rosalind Jana —también londinense de 23 años, periodista, modelo y autora de Notes On Being Teenage— dejó de depilarse antes de los 20 años directamente por "pereza". Cuenta que dejó de hacerlo porque "no era como quería gastar mi tiempo".
Por su parte, Holly Gorne, de 24 años, directora de cine e ilustradora del norte de Londres, explica que su actitud cambió cuando acabó el instituto y empezó a juntarse con un grupo diverso de mujeres.
"Fue cuando vi a mujeres a las que les daba completamente igual cómo la gente percibía su cuerpo. Entonces pensé: '¡Vaya! ¿No tengo que volver a hacer esto nunca más? Gracias a dios... mis brazos están hartos y yo, quemada con las cuchillas", recuerda.
"Nunca he estado orgullosa del vello de mis axilas. Antes estaba superpendiente de mi vello corporal y no me atrevía a ir a la piscina hasta que no me quitaba todos los pelos del pubis que pudieran ser visibles", relata.
Su despertar se produjo más o menos cuando famosas como Miley Cyrus empezaron a teñirse el vello de diferentes colores hace unos años. "Vi que alguien se quejaba de ello en las redes, pero al mirar la foto pensé: 'Qué va, esto es maravilloso", afirma.
Para Gorne, dejarse el vello al natural ha tenido varios efectos positivos. "Veo mi decisión como reacción al agotamiento de que cada vez me obligara a encajar en etiquetas más restrictivas para adoptar las reglas de una sociedad patriarcal, y específicamente para ser más deseable ante la mirada masculina", expone.
Y prosigue: "Personalmente, al aparcar mi necesidad de ir depilada, también aparqué inconscientemente muchas otras restricciones que me estaba imponiendo a mí misma. Cuando echo la vista atrás me doy cuenta de que contribuyó a mi aceptación y exploración de mi bisexualidad. Siento que tengo una relación más positiva con mi cuerpo".
Un motivo habitual por el que las mujeres, especialmente las chicas jóvenes, sienten la necesidad de depilarse una gran proporción de su cuerpo es porque temen el escrutinio que sufrirán si deciden salirse de la norma. Sin embargo, tanto Gorne como Jana mencionan las respuestas positivas que han recibido desde que no se depilan.
"Ha habido mujeres que en la piscina han venido a decirme lo que se alegran de ver que alguien no se depila, y en una boda una mujer se acercó a decirme que se arrepentía de haberse depilado para la ocasión", comenta Gorne.
"Lo único negativo es que tuve que dejar de usar la etiqueta 'vello en las axilas' en Instagram por el volumen de hombres que contactaban conmigo porque el vello corporal de las mujeres era fetiche para ellos. Creo que fueron demasiados los comentarios tipo 'Quiero chuparte la axila", se queja.
Sin embargo, Akdag ha tenido que explicar su decisión en alguna ocasión. "Mi familia turca es incapaz de asimilarlo", explica. "Mis amigas británicas suelen responder con un 'ojalá pudiera dejarlo yo también', cosa que nunca he entendido. Simplemente, no te depiles, ese el punto... ¡Déjalo ahí!".
El discurso sobre el vello corporal es incluso más complicado para las mujeres de color. Como reconoce Jana: "Sé que como mujer blanca que encaja en el canon de belleza eurocéntrico no es tan revolucionario pasearme con las axilas sin depilar".
Aisha Salim, de 24 años, trabajadora social del este de Londres, afirma que, como mujer de color, su relación con el vello corporal es complicada: "No quiero ceder a la socialización patriarcal que ha llevado a las mujeres a estar tan obsesionadas con su vello corporal, pero es más fácil decirlo que hacerlo cuando eres una mujer de color".
"Cuando una mujer blanca celebra el vello de sus axilas, es revolucionario. Cuando lo hace una mujer de color, es más grotesco. Muchas mujeres de color que conozco, y yo misma, no están en la posición de sentir que tienen la opción de aceptar su vello", reflexiona.
Cuando se le pregunta por una posible solución a esta cuestión, Salim responde: "Me gustaría ver a mujeres de color influyentes que celebren su vello corporal, especialmente el de las axilas, para que esta idea de lo que es y no es aceptable no cale en las mujeres desde una edad tan temprana".
La mujer aconseja que nos planteemos qué es lo que queremos y que no nos sintamos presionadas ni a depilarnos ni a dejar de hacerlo. "Haz lo que sea bueno para ti", resume.
Y si alguien tiene algo crítico o negativo que decir sobre tu vello corporal, Jana propone: "Si estás nerviosa por que te vean los pelos de las axilas, lleva preparada una respuesta. Recuerda que la resiliencia es como un músculo, que necesita tiempo para fortalecerse".
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Reino Unido y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano