La batalla del Cuatro de Mayo
Esta es la estrategia de los partidos para la contienda clave en Madrid.
Madrid bulle… y España también. Las elecciones del próximo 4 de mayo se han convertido en una batalla casi más grande que la del Dos de Mayo. Se vota para la Asamblea de Madrid pero moverá (y ya ha movido bastante) todas las piezas de la política nacional, con un terremoto casi por día. El último: el desembarco inesperado del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, para luchar contra Isabel Díaz Ayuso.
La llegada de Iglesias se plantea en UP como un revulsivo en la izquierda… pero también lo es para Ayuso. En el cuartel general del PP de Madrid, según fuentes consultadas, no ven para nada con malos ojos que luche el líder de Unidas Podemos contra ellos. Al revés, creen que va a movilizar todavía más al electorado de derechas y que le vendrá muy bien para su discurso.
Ayuso ya se presenta como la encarnación de la derecha, el muro contra el “comunismo” y los rojos. Con su lenguaje trumpista, se siente ya cómoda en una batalla en la que las encuestas ya le dan por ganadora. Ella aspira a hacerse un Feijóo y lograr la mayoría absoluta, pero en los sondeos aparece que dependerá de Vox.
Está convencida de que se comerá casi de lleno a Ciudadanos en ese intento de mayoría amplia: ella es el voto útil de la derecha. Además, desde Génova 13 la están ayudando con ese plan por engullir a los naranjas -empezando por el transfuguismo en Murcia-. Pero es que en Madrid ya está moviendo también los hilos el antiguo secretario de organización de Albert Rivera, Fran Hervías, que se ha pasado al PP y está provocando una cascada de dimisiones (Toni Cantó, Marta Marín…). Ayuso se frota las manos.
En Ciudadanos hay un miedo atroz en estos momentos: no lograr el cinco por ciento de votos necesarios en las elecciones y quedarse fuera de la Asamblea de Madrid. Esto sería mortal para un partido tocado a nivel nacional y que tenía en Madrid una de sus principales plazas. El discurso de Ignacio Aguado hacía aguas, por un lado no dejaba de insultar a Isabel Díaz Ayuso pero a la vez indicaba que volvería a pactar con ella. Su posición era muy complicada y en el Partido Popular y el PSOE quieren pescar en ese caladero de más de 620.000 votantes. Eso llevó a la dirección de Inés Arrimadas a forzar su paso al lado y colocar a Edmundo Bal como ‘número uno’, en otro movimiento inesperado esta semana.
Vox no disimula y también sabe que el gancho de Pablo Iglesias le viene bien a su campaña. Polarización máxima. A falta de ratificación oficial, Rocío Monasterio será la candidata y no oculta su simpatía por Ayuso. Lo que sí advierten ya es que no habrá mayoría absoluta y el Partido Popular los necesitará al día siguiente como socios. Esta vez harán valer su peso en oro.
Pablo Iglesias se ha lanzado ya a esta carrera con la idea de que desembarca en la Asamblea de Madrid para frenar al fascismo. Con su llegada muchos disipan las dudas que había de que UP se quedara fuera al no rebasar ese cinco por ciento necesario, pero no ha logrado su primer objetivo: una lista conjunta con Más Madrid. Mónica Garíca ha dicho que ‘no’, cree que hay espacio suficiente para el partido liderado por Íñigo Errejón, una formación progresista, feminista y verde.
No ha caído Más Madrid en ese abrazo del oso que pretendía Podemos, a pesar de la lucha tan dura entre ellos durante los últimos dos años. La izquierda, por tanto, va con tres listas diferentes, algo que en teoría no tendría que penalizar al ser el sistema electoral madrileño muy proporcional.
Las encuestas por el momento no reflejan que la izquierda pueda con la derecha. En el PSOE emiten señales, según fuentes de Ferraz, de que Iglesias no va a dar el sorpasso a Ángel Gabilondo y sostienen que el todavía vicepresidente cae mal entre muchos votantes. De hecho, entre los socialistas ven más peligrosa a Monica García a la hora de poder quitarles voto. Ha sentado muy mal en el PSOE que Iglesias haya dicho que el socialismo tenía que buscar el “centro” en estos comicios. Y entre los cargos del partido se indica que todavía Pedro Sánchez puede dar algún golpe de efecto para revolucionar la campaña con algún fichaje para la lista. Una duda además tienen en Ferraz: ¿Iglesias se quedará en la Asamblea si pierde y va a renunciar a su escaño en el Congreso?
Esta batalla tiene también otros componentes que se escapan a todos, como las dudas en la participación. En las elecciones vascas, gallegas y catalanas ha descendido notablemente y tampoco se sabe en estos momentos si a la hora de votar la comunidad estará en una cuarta ola. Para más incertidumbre: se celebran un martes y después de un puente, cuyos efectos se desconocen.
La batalla del Cuatro de mayo acaba de comenzar.