Cuatro bomberos españoles que han luchado contra el fuego en la Amazonía: "Entramos en la jungla a machetazos para apagarlo"
Han dedicado sus días libres a proteger 'el pulmón del planeta', que continúa en llamas.
No se lo pensaron. Cuatro bomberos españoles cogieron el equipo que podían llevar y cruzaron el Atlántico para trasladarse a Bolivia a luchar contra el fuego, que ya ha quemado más de 4 millones de hectáreas en la zona boliviana del Amazonia, parte del considerado como ‘pulmón del planeta’.
Los bomberos del parque de Vitoria Roberto Ogueta, Héctor Pérez, Ibai Navidad y el de la Diputación de Álava Mikel Mardones juntaron unos días de libranza que tenían, hicieron intercambios de horarios con los compañeros y se fueron del 10 al 18 de septiembre al pueblo de Concepción, en la Chiquitanía boliviana.
Los cuatro son miembros de la ONG Acción Norte, que está formada mayoritariamente por bomberos, aunque también hay otros cuerpos como sanitarios. A través de esta institución recibieron una carta de solicitud de ayuda, tal y como cuentan a El HuffPost Ogueta y Pérez.
“Fue un enlace de bomberos de Bolivia, que había dejado sus funciones para trabajar de manera voluntaria en los incendios, como todo el personal que conocimos ahí. En Bolivia no hay bomberos profesionales. Contactamos con él, nos juntamos y fuimos a la zona donde nos habían solicitado ayuda”, describe Pérez.
Además, cuentan que sus jornadas de trabajo duraban entre las ocho horas y las 20 del último día. Los bomberos, según relatan, descansaban en un colegio cuyas aulas habían sido preparadas para que acoger a los voluntarios y donde les preparaban la comida.
Precarias condiciones de trabajo
Ogueta y Pérez también aprovechan para criticar las condiciones en las que trabajaban: “Nos dijeron que se habían destinado recursos, pero cuando trabajábamos vimos que no. Era todo material muy precario que se rompía fácil. No había camiones y las movilidades eran gracias a gente voluntaria que nos llevaban a trabajar. Entrábamos a la jungla a machetazos para apagarlo y si el fuego venía más fuerte lo esperábamos en algún camino sin vegetación donde poder controlarlo”.
“Nosotros llevamos nuestro equipo y nos juntábamos con los nativos para las labores de extinción. Nos pusimos a sus órdenes porque son los que conocen la zona, pero como eran voluntarios nosotros aportamos nuestro granito de arena al tener más experiencia”, describe Ogueta.
Los cuatro se integraron a un grupo de unas 20 personas en las que no había ningún otro español. Por la zona también había batallando un pelotón del ejército argentino, unos franceses y algún colombiano, pero siempre como voluntarios.
De momento, el país no ha hecho la declaración de desastre nacional, que permitiría traer más ayuda internacional. El gobierno de Evo Morales se niega, ya que significaría reconocer que no puede afrontar los incendios. El pasado 15 de septiembre, Diego Cary, canciller del país, aseguró que declararlo significaría “entregar la administración del estado a los organismos internacionales”. Desde la oposición se pide que se declare.
Esta noticia no sorprende a ninguno de los cuatro, ya que en el viaje de avión, mientras ojeaban una revista, leyeron dos noticias que rápidamente les llamaron la atención. La primera de ellas hablaba del compromiso que firmó Bolivia con China para enviar, entre otras cantidades, 40.000 toneladas de carne al país asiático en 2020 generando 145 millones de euros.
La segunda muestra mediante una infografía cómo se distribuye el Programa de producción de alimentos y restitución de bosques, cuyo responsable es el ministerio de Desarrollo rural y tierras de Bolivia. Según la visualización, de las más de 1,5 millones de hectáreas regularizadas por desmontes ilegales, casi 850.000 han ido destinadas a la ganadería, más de 611.000 a la agricultura y tan solo unas 50.000 a la restitución de bosques. “Hay muchos intereses económicos y comerciales”, concluyeron.
Sobre la segunda noticia, Pérez añade un matiz que, según él, es clave: “Respecto al convenio de Bolivia con China, la ganadería es un motor económico de ese país porque otras industrias no son competentes a nivel mundial. Esto se produce porque no han aportado el suficiente dinero para que funcione y porque desde el panorama mundial también se está empujando a que Bolivia adopte esas decisiones”.
Pero lejos de estar controlados y solucionados, estos incendios están lejos de apagarse y a medio plazo van a aflorar problemas tanto para la zona como para el mundo. Ogueta los resumen así: “Ya no es solo la vegetación amazónica, corre peligro el pulmón de la humanidad. Ahora vienen las lluvias y como el suelo está quemado no filtra agua, las cenizas van al río peligrando el ecosistema y generando inundaciones. El año que viene va a ir a más”.
No es la primera vez que lo hacen
Desde la ONG Acción Norte definen su objetivo como el de “intervenir en aquellos países donde se produzcan situaciones de emergencia y/o catástrofes y así lo soliciten, realizando las actividades oportunas, necesarias y pertinentes”.
El viaje a Bolivia no es algo nuevo para ellos. Hace dos años ya estuvieron en Portugal trabajando en la lucha contra el fuego que azotó a aquel país.
Además, según informan, tienen entre manos un proyecto mucho más constante. En el Sáhara están colaborando para construir y equipar parques de bomberos con los que poder dar trabajo y sueldo a bomberos locales para que “no tengan la necesidad de jugarse la vida en el mar para encontrar un empleo”.
Porque como dijo en su día Vicente Ferrer, considerado como una de las personas más solidarias, “ninguna acción buena se pierde en este mundo, en algún lugar quedará para siempre”. Por eso lo tienen estos cuatro bomberos y toda la ONG como eslogan en su página web.