¿Cuántos humanos habrá mañana? La ONU revisa a la baja sus proyecciones
Por Gilles Pison, antropólogo y demógrafo, profesor e investigador en el Musei Naconal de Historia Natural de Francia:
En 2030 habrá en el planeta unos 8 500 millones de habitantes, y cerca de 10 000 millones en 2050, frente a los 7 700 millones de personas que lo habitamos hoy.
Son cifras extraídas de las perspectivas de la población mundial que acaba de publicar Naciones Unidas. Corresponden a la hipótesis media, según la cual la fecundidad —que en promedio es de 2,5 hijos por mujer hoy a nivel mundial, con tendencia descendente cada año— sigue bajando y será de 2,2 hijos en 2050 y 1,9 en 2100.
Si la fecundidad disminuyera a un ritmo más lento y fuese un 0,5 mayor que la hipótesis media, la población alcanzaría los 10 600 millones en 2050 (hipótesis alta). En caso de que disminuyera más deprisa y quedase 0,5 por debajo de la media prevista, la población solo alcanzaría 8 900 millones (hipótesis baja).
Gilles Pison a partir de datos de naciones Unidas., CC BY-NC-ND
La prolongación de las proyecciones da como resultado 10 900 millones de habitantes en 2100 según la hipótesis media y 16 000 y 7 000 millones, respectivamente, según las hipótesis alta y baja, como se muestra en la figura 1.
Estas nuevas proyecciones sustituyen a las publicadas hace dos años. Los cálculos se han revisado al alza o a la baja en función de los distintos países o regiones.
Así, según la hipótesis media, la cifra anunciada para China en 2100 supera en 44 millones (un 4% por encima) a la que se anunció en las proyecciones de 2017. En cambio, en el caso de la India la cifra se sitúa 66 millones por debajo (un 4% menos). Ocurre lo mismo en el continente Áfricano, cuya población anunciada para 2100 se ve reducida en 187 millones (también un 4% menos).
A escala mundial, las revisiones al alza y a la baja se compensan, pero solo parcialmente. Tienen más peso las disminuciones, y, según la hipótesis media, el total mundial previsto se queda 37 millones (-0,4%) por debajo de lo anunciado en las anteriores proyecciones para 2050 y en 309 millones menos (-3%) de lo anunciado para 2100.
Naciones Unidas revisa sus proyecciones demográficas cada dos años. Con las proyecciones más recientes, las variaciones parecen modestas con respecto a las publicadas dos años atrás. Pero, si se toman en cuenta varios decenios acumulados, son variaciones importantes.
En 1981 Naciones Unidas publicó las primeras proyecciones de población hasta 2100. En esa época se anunciaba que habría 10 500 millones de personas en el planeta en 2100, conforme a la hipótesis media. Las últimas proyecciones, publicadas en junio de 2019, prevén 400 millones más.
Observada a lo largo de 38 años, la revisión es al alza, al contrario de lo que ocurre con las revisiones de 2017 y 2019. Sin embargo, si bien es cierto que el total es algo más elevado, el verdadero cambio radica en la distribución por continentes: Asia, que tendría 5 900 millones de habitantes en 2100 según las proyecciones publicadas en 1981, solo alcanzará 4 700 millones según la revisión de 2019 (un 20% menos). El nuevo calculo también es a la baja y más marcado en lo relativo a América Latina: 680 millones en 2100 en lugar de 1 187 (un 43% menos). En cambio, África, donde según las proyecciones de 1981 se preveía que la población alcanzara los 2 200 millones de habitantes en 2100, tendrá casi el doble, 4 300 millones, en las publicadas en 2019 (figura 2).
Gilles Pison a partir de datos de Naciones Unidas., CC BY-NC-ND
La población de un país evoluciona en función de la fecundidad y la mortalidad. También entran en juego las migraciones, pero en menor medida para muchos países, y su efecto es nulo a escala mundial. Así pues, las hipótesis relativas a la mortalidad y la fecundidad son las que más influyen en las proyecciones.
En lo que respecta a la mortalidad, la tasa ha descendido más rápido de lo que se preveía hace 40 años, en particular en la infancia, lo que se ha traducido en un crecimiento más rápido. Bien es cierto que en aquella época no se había previsto la epidemia del sida, enfermedad que ha supuesto un importante coste para África, el continente más afectado. Pero el aumento de la mortalidad a causa del sida solo duró un tiempo, pues la esperanza de vida empezó a aumentar de nuevo hace unos años, con relativa rapidez. Al final, el aumento de la mortalidad debido al sida apenas habrá afectado a la vitalidad demográfica de África.
Así pues, los cambios de hipótesis que más peso han tenido en la revisión de las proyecciones son los relativos a la fecundidad.
Hace 40 años, Naciones Unidas preveía, como hipótesis media, una fecundidad de cerca de 2,1 hijos por mujer a largo plazo en todos los países del mundo.
En los países donde la fecundidad era inferior a ese umbral, como la mayoría de los países industrializados, su valor debía remontar progresivamente hasta 2,1 y mantenerse estable cuando se alcanzara ese nivel. En los países donde la fecundidad era más alta, se suponía que su valor disminuiría hasta 2,1 hijos y que después se mantendría.
Este umbral corresponde al reemplazo generacional —cada pareja es sustituida, de media, por dos hijos, que más tarde serán adultos—, y elegirlo como nivel de convergencia equivalía a formular la hipótesis de una estabilización a largo plazo de la población mundial y de la población de las distintas regiones que la componen. Esa previsión explica que en las proyecciones de 1981 apareciera la forma de meseta que, al final, adopta la curva de población de cada región o país cuando termina la fase de crecimiento (figura 2).
En realidad, la fecundidad ha seguido una evolución diferente, de tal forma que ha sido necesario revisar las hipótesis para tener en cuenta varias sorpresas.
La primera sorpresa es que la fecundidad se ha mantenido claramente por debajo de 2,1 hijos en muchos países industrializados. Y muchos países del sur han coincidido con los países del Norte en cuanto al bajo nivel de fecundidad. Por tanto, Naciones Unidas ha abandonado la hipótesis de convergencia a largo plazo en 2,1 hijos y ha previsto una convergencia menor, situada en 1,85 hijos por pareja, como se observa en la figura 3. Todas las curvas de población adoptan forma de campana: tras alcanzar un nivel máximo, la población empieza a disminuir (véase la figura 2).
Gilles Pison a partir de datos de Naciones Unidas., CC BY-NC-ND
La segunda sorpresa se debe a que los estudios revelan que hace unos 30 o 40 años la fecundidad empezó a descender rápidamente, más deprisa de lo previsto, en muchos países de Asia y América Latina, por lo que Naciones Unidas revisó notablemente a la baja sus proyecciones demográficas para esos continentes.
La tercera sorpresa es más reciente y la ha dado la franja central de África: se esperaba que su fecundidad bajara más tarde que en Asia y América Latina, debido a su retraso en materia de desarrollo socioeconómico. Pero se pensaba que era un simple desfase temporal y que su fecundidad disminuiría a un ritmo similar al previsto en las otras regiones del Sur una vez que se iniciara la tendencia descendente.
Es lo que ha ocurrido en el norte de África y en África meridional, pero no en el África intertropical. En esta región, aunque el descenso de la fecundidad ya se ha iniciado, está teniendo lugar más despacio de lo previsto. Por esa razón se han aumentado las proyecciones para África, donde, según las previsiones, en 2100 vivirá más de uno de cada tres habitantes del planeta.
Estas cifras son previsiones y, desde luego, el futuro no está escrito. Podemos afirmar que las proyecciones demográficas son relativamente seguras cuando se refieren al volumen de la población a corto plazo, lo que para un demógrafo equivale a los próximos 10, 20 o 30 años. En cambio, no cabe duda de que las proyecciones a más largo plazo sufrirán nuevas revisiones en función de las sorpresas que nos depare el porvenir.
Este artículo fue publicado originalmente en francés.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.