¿Cuántos días puedo estar sin hacer caca y no preocuparme?

¿Cuántos días puedo estar sin hacer caca y no preocuparme?

Aunque la medicina no es una ciencia exacta, los especialistas ponen un límite.

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Quien va todos los días al baño no se puede ni imaginar los dolores de barriga (y los quebraderos de cabeza) que sufren los que tienen estreñimiento. La falta de regularidad conlleva malestar y también preocupación, sobre todo cuando se publican noticias sobre operaciones de urgencia por obstrucciones intestinales u otras relacionadas con la aparición de enfermedades gastrointestinales más graves. ¿Me puedo pasar eso a mí? ¿Cuántos días puedo pasar sin ir al baño sin preocuparme? ¿Hay un máximo?

Depende es la respuesta que dan los especialistas en estos casos. “Hay muchos factores que influyen y cada persona tiene un hábito y ritmo defecatorio”, asegura el doctor Oreste Lo Iacono, especialista en gastroenterología y exmiembro del Consejo Científico del Colegio de Médicos de Madrid, a El HuffPost Life. La doctora Juana Carretero, de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), pone un límite de tiempo aproximado: “Lo habitual es no estar más de tres días consecutivos sin ir al baño. Eso si se mantiene una dieta normal y se ingieren líquidos en abundancia”.

Lo habitual es no estar más de tres días sin ir al baño. Eso si se mantiene una dieta normal y se ingiere líquidos en abundancia”

No quiere decir eso que debamos preocuparnos si no nos ajustamos a lo que se considera la normalidad. “Como cualquier circunstancia en medicina, siempre hay que individualizar. Hay personas con un tránsito intestinal más lento. De hecho en ancianos el tránsito disminuye y es más frecuente que las deposiciones sea cada 48-72 horas”, añade.  

El estreñimiento no es ninguna enfermedad ni tampoco debería ser un motivo de gran preocupación que nos lleve necesariamente al médico. Este síntoma afecta al 12-20% de la población española. Según La Iacono, son pacientes que se ajustan a los criterios de Roma III: “Esto es que en los últimos tres meses, y con un inicio de los síntomas de al menos seis meses, presentan en más del 25% de las deposiciones dos o más de las siguientes señales: evacúan menos de tres veces por semana, precisan un esfuerzo excesivo, presentan heces duras o caprinas, no perciben la sensación de defecación completa o necesitan realizar maniobras manuales para facilitar la expulsión”.

Esta situación más que a la consulta debería llevarnos al mercado o a la farmacia. “Si sufrimos estreñimiento crónico, y por tanto habitual, un simple cambio de dieta o un laxante pueden ayudar. Sin embargo, si el estreñimiento es por un cambio en el hábito intestinal es preferible ir al especialista”, continúa el doctor Lo Iacono.

Si sufrimos estreñimiento crónico, y por tanto habitual, un simple cambio de régimen o un laxante pueden ayudar
Oreste Lo Iacono, especialista en gastroenterología

El especialista en gastroenterología considera que deberíamos preocuparnos cuando “el hábito intestinal cambia sin ninguna causa aparente (modificación de la alimentación, periodo de estrés…), tanto en sentido de diarrea como de estreñimiento”, y apunta síntomas que pueden dar la señal de alerta como “dolor abdominal recurrente, sangre en las heces o pérdida de peso no justificada”. 

La doctora Carretero añade a esta lista otras señales como “pérdida de apetito o aumento importante de volumen del abdomen”. Detrás de este estreñimiento puede haber una enfermedad importante. En estos casos también hay que fijarse si “la defecación es dolorosa, acompañada de mucho esfuerzo o si aparecen vómitos, sobre todo si son fecaloides (con restos oscuros, putrefactos y de mal olor)”.

La primera solución está en el cambi de hábitos 

Antes de recurrir a un laxante suave a base de fibra, la solución pasa por revisar nuestros hábitos de vida. Puede que estén relacionados con ese estreñimiento crónico.

“Lo importante es mantenerse activos y evitar el sedentarismo. El caminar y estar de pie favorece el movimiento intestinal”, asegura Carretero, que explica que “los alimentos que favorecen la defecación son aquellos como la fibra, fundamentalmente la vegetal, las frutas, los frutos secos o los cereales integrales ya que hacen que el bolo fecal sea mayor y más fluido. “Y también es muy importante beber suficientes líquidos”, puntualiza Lo Iacono.

Estreñimiento y obstrucción intestinal no son lo mismo

La buena noticia es que se puede convivir con el estreñimiento y que es muy raro que se produzca un problema mayor. “Si estamos muchos días sin ir al baño y no lo solucionamos con tratamiento, se puede producir un acumulo de heces en el intestino, heces que se resecan y que son más difícil de expulsar. Pueden producirnos flatulencia, dolor abdominal y en casos extremos vómitos”, añade Carretero.

“En caso de que se produzca un fecaloma, el diagnóstico se puede hacer con un tacto rectal y el tratamiento sería de desimpactación, primero manual, y posteriormente con laxantes, bien en forma de enemas o bien orales”, continúa Carretero. “En 30 años de carrera nunca he visto a nadie que le hayan tenido que operar por un fecaloma”, tranquiliza el doctor La Iocono.

La obstrucción intestinal es en realidad otra cosa que no tiene nada que ver con el estreñimiento. Se produce cuando el intestino, que se mueve constantemente, se bloquea “por una causa mecánica (una obstrucción debida a una neoplasia o a un “nudo”, vólvulo) o por una parálisis debida a una reacción inflamatoria o una isquemia”, explica el doctor. No siempre se soluciona con cirugía. “El tratamiento es distinto en función de la obstrucción”.