Cuánto pesa el pasado en el presente del PP
Aún quedan algunos nombres de la época de Rajoy, pero los populares dicen que ya no hay familias que quieran matar al líder.
Tras 38 años en la calle de Génova, los populares hacen mudanza y toca pesar cuánto hay de pasado en el presente del barco que capitanea Pablo Casado. Lo cierto es que, como ocurre en casi todas los partidos, los bandos y las corrientes internas estuvieron a la orden del día en el PP. Pero las fuentes consultadas en el partido son claras: ya no hay familias al uso y ninguna “puede generar revuelo a Casado”.
El intento del jefe del PP, apadrinado por José María Aznar, de cortar de raíz con el pasado y la corrupción coincide con el regreso estelar al banquillo del extesorero Luis Bárcenas en el juicio de la caja B y con los malos resultados en las elecciones catalanas, en las que los populares inauguraron un nuevo suelo de 3 escaños.
Pese a abandonar Génova, 13, Casado, quien ya ha dicho que no volverá a hablar del pasado, no tiene tan fácil librarse de él. Sobre todo porque dos dirigentes cuyos nombres aparecen en los papeles de Bárcenas siguen en el partido: Pío García Escudero, al frente de la gestora madrileña del PP y vicepresidente segundo del Senado, y Javier Arenas, quien pese a no ocupar asiento alguno en la dirección, sí tiene uno como senador por designación territorial desde 2019.
El fiasco del 14F, no obstante, no permite a Casado librarse de sus particulares líos internos. Algunos barones ya han pedido hacer “una reflexión profunda” a la dirección. Incluso algunos como el gallego Alberto Núñez Feijóo y el andaluz Juanma Moreno, han mostrado su disgusto por el abandono de la sede, de la que todos se enteraron el mismo martes. Aunque, eso sí, el nivel de crítica queda lejos de la guerra abierta que se libró en la última época de Rajoy.
“En aquella época había bastantes más familias de las que hay ahora. Ahora, ese término ha quedado diluido desde que se fue Soraya y se fue Cospedal. También desde que se fue el propio Rajoy… Si es que hasta Margallo está en otras cosas”, cuenta una fuente popular con asiento con el comité ejecutivo nacional.
Desde que se fueron la exvicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría y la exsecretaria general María Dolores de Cospedal, enfrentadas y con pésima relación por una cruenta batalla por el poder, ya no hay líos tan grandes en la casa popular. La salida de ambas dirigentes fue el intento de Casado de marcar el cambio de época por la vía tradicional: la depuración de dirigentes.
“Desde lo que ha pasado con las elecciones catalanas, puedo dejar claro que no hay una opa contra Pablo. No se van a levantar presidentes autonómicos. Todo esto está ya más que superado. Es verdad que hay cierta gente que le puede tocar las narices, pero no tienen margen. Eso ya no existe... De la época de Cospedal con Soraya y todo lo que había detrás pues no queda nada”, insiste otra fuente popular muy cercana a Pablo Casado.
Lo cierto es que Casado está marcado por el padrinazgo no solo de Aznar, también de la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre. Al líder del PP le está tocando heredar la historia de corrupción del partido en un momento en que Luis Bárcenas está dispuesto a tirar más de la manda e intentar conectar a Casado con la corrupción.
Por eso, el extesorero confesó que el actual responsable de Justicia del partido y consejero madrileño, Enrique López, hizo de intermediario entre un emisario de Bárcenas y el abogado del PP, supuestamente, para enterrar el hacha de guerra, algo que no ha sentado muy bien a los pocos marianistas que quedan en el partido.
Eso sí, todas las fuentes consultadas coinciden en que el líder del PP no tiene que esforzarse mucho en soltar lastre de personas o cargos, porque apenas queda pasado en el presente, excepto Ana Pastor. La vicesecretaria de asuntos sociales y portavoz de Sanidad en el Congreso, es el gran rostro que conecta a Rajoy con Casado.
“Queda alguno de la época de Rajoy. Mañueco, el presidente de Castilla y León, que es más de Soraya Sáenz, pero creo que ahora la cosa está bastante pelada. Pablo ha hecho un trabajo de buenrollismo con todos y ha aguantado a veces cosas que otros no hubieran aguantado por aquello de integrar a todos. Pero no queda tanta gente y de los que quedan a todo el mundo se le ha dado su espacio de una manera o de otra”, cuenta la fuente con asiento en el comité, que identifica rápido los grandes nombres del pasado que siguen en activo.
“De la época de Rajoy está Sergio Ramos, que fue una persona que estuvo en su gabinete y es senador por Gran Canaria y es un tipo bastante representativo de esa época. Está Javier Arenas, está Rafael Hernando, está Fernando Martínez Maillo en el Senado... Todavía hay gente, pero Pablo Casado ha hecho un esfuerzo. Nadie puede decir que ha habido una purga ni que se ha ido a matar a nadie. Más bien todo lo contrario”.
“Conozco a todo tipo de militantes que son de familias ideológicas diferentes. De manera coloquial se puede decir que hay familias, pero no al uso de clanes en batalla por el poder. Hay gente variopinta que puede ser más próxima a Rajoy y que le puede parecer bien una decisión como la venta de la sede y hay gente que puede ser más cercana a los pensamientos de Aznar y no tiene por qué parecerle igual de bien”, explica una fuente popular en el Gobierno de la Comunidad de Madrid.
La exportavoz parlamentaria, Cayetana Álvarez de Toledo, era uno de los pesos de Aznar en el PP de Casado, pero el líder popular también la desechó. “Cayetana es de la cuerda psicológica de Cayetana, porque va a su bola. Si no es protagonista no juega. Esa mujer, esté quien esté, la va a liar siempre, porque una de dos: o es ella la protagonista aunque no tiene narices de presentarse a nada porque sabe que no la votaría nadie o… Vamos, ella es una corriente en sí misma”, sintetiza la fuente popular con asiento en el comité ejecutivo.
Entre la militancia, se percibe, no obstante, que Casado no ha hecho del PP el partido ‘pablista’. ”Siempre ha defendido las siglas, la herencia”, dice la fuente en el Gobierno madrileño. En el PP confían en que el liderazgo de Casado se mantenga.
Una fuente que habla con Casado casi a diario resumen así la situación: “Puede haber discusión de qué tipo de partido queremos, pero no sobre el liderazgo. Está todo el lastre soltado ya. La limpieza que ha hecho Pablo no la ha hecho nadie. Y le dan mucha caña, pero puedes ser vicesecretario de comunicación, como era él en la época de Rajoy, y no enterarte de la misa la mitad. Por ejemplo, Pablo Montesinos… Él no se entera de lo que pasa, le escupen lo que tiene que decir. Y lo mismo le pasaba a Casado en la época de Rajoy”.
A eso se agarra el nuevo PP, a que Pablo Casado no sabía nada y a que no hay familias para disputarle el liderazgo del partido aunque haya piezas sueltas de una época que se afana en enterrar.
Los expresidentes Aznar y Rajoy gobernaron y ganaron elecciones cuando no competían con ningún partido en su espectro ideológico, pero Pablo Casado ha tenido que competir con Cs y Vox. Y, por eso, con los tres partidos compitiendo es casi imposible formar un Gobierno alternativo al del PSOE casi por pura aritmética.
El objetivo de Casado, pese al batacazo del 14F, sigue siendo la reconstrucción del espacio político que va desde el centro hasta la extrema derecha. Aún está por ver hasta dónde llegará su voluntad de refundación, una vez depurados dirigentes de etapas anteriores y desahuciada la sede.