Cuando se expulsa a los inmigrantes... y luego se les necesita
Los empresarios que apoyaron el Brexit, ahora necesitan mano de obra barata y resulta que la población nativa no necesita estos puestos de trabajo para subsistir.
Hay planes e ideas que se basan en mentiras y falacias y que poco a poco se van desmontando solas.
El Brexit, que fue en gran parte decidido bajo ideales xenófobos y aupado por esos sentimientos de superioridad que tiene los mal llamados patriotas, está probándose a través de los hechos y las estadísticas como un gran fracaso y un error que al final lo pagan los ciudadanos de a pie.
Si a los datos le sumamos que también aquellas lumbreras que empujaron por esta salida de la Unión Europea por las bravas van de repente cambiando de opinión o tragándose sus palabras, a pesar de no valer para nada, si nos sirve de consuelo a los que hemos estado todo este tiempo prediciendo los problemas.
Esta semana hemos tenido el placer de ver a uno de los defensores del Brexit mas odiados, desdiciéndose de los que decía hace solo unos meses.
Tim Martin, dueño de la cadena de pubs Wetherspoons, ha exigido un “plan de visas razonablemente liberal” para que los emigrantes que dejaron el país por el Brexit y la covid 19 vuelvan al país, ya que sus bares, como muchos sectores clave del Reino Unido, se están viendo con graves problemas para reclutar trabajadores.
“Reino Unido tiene una baja tasa de natalidad. Un sistema razonablemente liberal de inmigración, controlado por aquellos a los que hemos elegido, en oposición al sistema de la UE, sería un plus para la economía y el país”, decía el señor Martin.
En 2019 hizo una campaña en su cadena de pubs en la que rebajó el precio de las pintas de cervezas 20 peniques para mostrar la bajada de precios que traería el Brexit… ese de los unicornios y la cola de países esperando a lograr tratados con el país una vez fuera de la malvada UE.
Y en 2020 en medio de la segunda ola, decidió retirar los posters negacionistas del coronavirus con el que adornaban las paredes muchos de sus pubs, en los que hablaba de que “las muertes son solo una fracción de las pronosticadas”, ”menos camas usadas en los hospitales que el año pasado” o “el 95% de las muertes son por problemas adicionales” eran algunas de las desinformaciones que usaba para entretener a su clientela.
Sus trabajadores no llegan y los pubs, que poco a poco van recobrando la normalidad, necesitan mano de obra barata y ahí entran los europeos que se fueron con el coronavirus y sin regularizar su situación a través del régimen de asentados y ahora no pueden entrar sin un visado demasiado caro para contratar camareros.
Pero Tim también logró incrementar su mala imagen al inicio de la crisis de la covid cuando invitó a sus trabajadores a buscarse trabajo en los supermercados Tesco, en vez de ofrecerles seguridad solicitando ayuda para sus empleados a través del sistema de furlough (equivalente a los ERTE).
Algunos de estos trabajadores han hecho exactamente lo que sugirió Tim Martin y ahora tienen trabajos en otros sectores y no los van a dejar para volver a trabajar para un multimillonario que cuando pudo ayudarlos se lavó las manos y les abrió la puerta de su empresa para deshacerse de ellos.
Ni ellos, ni los europeos que trabajaban en sus bares podrán volver y ahora tendrá que empezar a plantearse si tiene que dejar de expandirse, empujando a la quiebra a miles de pubs independientes y si, aparte de los trabajadores en sus cocinas y barras, volverá a atraer a muchos de los clientes habituales que se gastaban sus dineros en los negocios de un vendehúmos pro-Brexit, xenófobo, negacionista y que maltrató a sus empleados cuando más lo necesitaban.
La ideología detrás de todos sus movimientos y posiciones es abiertamente ultraliberal, de esa que habla de una malentendida “libertad”, y que no es más que una demostración de falta de principios y ética hacia sus trabajadores, hacia su clientela y hacia la sociedad en general. Pero estas posiciones que se basan en el beneficio propio se pueden cambiar por otras tan pronto como sea necesario si eso repercute en un nuevo beneficio económico.
No es Tim Martin un fan de los trabajadores europeos, no. Él necesita mano de obra barata que llene sus bares y resulta que la población nativa no necesita estos puestos de trabajo para subsistir. El ambiente creado por el Brexit y, más importante, la pasada de frenada a la hora de establecer un régimen migratorio que se pareciera mucho al de puntos australiano, parece que no funciona para industrias como el turismo, la hostelería, las granjas, el cuidado de mayores, los veterinarios, en salud pública, la enfermería y podríamos seguir con una lista exhaustiva de todos las áreas que ya han reconocido el impacto que se está sufriendo.
En una red social alguien, en unos de esos condados verdes y ricos del sur del país, se quejaba de no encontrar en su tienda del pueblo nada de oferta de fresas locales. Fresas locales que no se recogen ni se recogerán a los niveles que se recogían pre-Brexit. Salmón escocés que no se exportara a Francia, ni mejillones a España, ni cordero al resto de Europa. Miles de millones de libras perdidos por la City de Londres en favor de otras bolsas como Frankfurt, Ámsterdam, Paris o Nueva York.
Son más de 700.000 ciudadanos europeos los que se han movido fuera de Londres durante el último año. Estos son muchos pisos que o no se alquilan o fuerzan a una reducción de precios y beneficios a sus propietarios, ni pagan impuestos, ni usan transporte publico y mucho menos trabajan para Tim Martin en sus Wetherspoons.
El Brexit, aparte de tener sus efectos en las cuentas de perdidas y ganancias y los balances de las empresas, ha producido un efecto más duradero y dañino para Reino Unido. Este es el impacto en la credibilidad y reputación del país, de su economía y de su sociedad, del que muy difícilmente se recuperaran y para cuando se recupere quizás ya no haya ningún pub de Wetherspoons abierto.