Cuando la epidemia no sale en las noticias: brote de ébola en el Congo
Hace un mes comenzó un brote de ébola en la República Democrática del Congo. A día de hoy van 66 casos . Un tercio de ellos han muerto. Son muertes que importan poco. No cumplen los criterios para ser noticia: no son cercanas, no son novedad, no entretienen, son pocas, no hay sorpresa. La edición digital de el mundo ha dedicado al brote solo una entrada, juntando cuatro palabras noticiosas en el titular, quizás para aumentar su impacto: miedo, Congo, gran epidemia, ébola. Si no te asustas es porque no quieres. No sé si el articulo tuvo mucha repercusión. Los escasos comentarios que recibió la noticia derriban cualquier esperanza de humanidad: "Que no vengan", "Peliculón", "Esto está muy visto". Hace tiempo que se apagó la luz de la compasión.
Estas muertes, sin embargo, sí deberían importarnos. No solo porque detrás de los números siempre hay rostros, historias de vida, familias. No solo porque en España también vivimos lo que era el ébola, y supimos lo que era no estar preparados. También porque estas muertes ni son tan lejanas, ni son tan pocas, ni tan usuales. Estas muertes representan el fallo de un sistema. Un sistema que se basa en responder a las emergencias cuando suceden, no en prepararse para ellas. Un fallo que nos afecta a todos y a todas, y que nos hace más vulnerables: nos priva de la posibilidad de actuar sobre las causas de los problemas, desviando la atención a sus consecuencias.
El presupuesto del plan nacional de salud de la República Democrática del Congo es paupérrimo. 150 millones de euros debían salir de las arcas gubernamentales para salud en el 2017. Menos de dos dólares por persona/año. No se salvan vidas a precio de café con leche. Con apoyo de donantes, co-pagos y contribuciones del sector privado, el escenario que dibuja en plan no es mucho más halagüeño: entre 15 y 20 dólares por persona/año. Bastante insuficiente para un país del tamaño de la mitad de Europa, y con el doble de población que España. ¿Cuánto se ha movilizado ya para responder al actual brote de ébola? 55 millones de dólares en menos de un mes, y subiendo. Dinero, acompañado de recursos (personal médico, vacuna experimental, medios de transporte,...), muy necesario, pero... ¿ se podían haber hecho las cosas de otra forma?
La aparición de una epidemia es el fallo de los esfuerzos de prevención. Una buena red de atención primaria, recursos humanos formados, sistemas de vigilancia epidemiológica, condiciones de vida dignas y acceso al sistema de salud: son buenas recetas para prevenir, o detectar precozmente, riesgos de salud pública. Prevenir es mejor que curar, decían nuestros abuelos salubristas. Tan cierto en la época de la polio como ahora en la del cólera y el ébola, o en la de la hipertensión y la diabetes. La inmediatez de responder a la última emergencia humanitaria (que es necesario) no nos deja tiempo para prepararnos para la siguiente. El paradigma debe cambiar.
Fortalecer capacidades locales, combatir el cambio climático y la deforestación ( que hace que asentamientos humanos entren en contacto con reservorios del virus antes apartados), eliminar co-pagos y asegurar que todo el que lo necesita tiene acceso al sistema sanitario (¿nos suena de algo?), asegurar que cuadros sanitarios formados tienen los recursos que necesitan, y la población mecanismos de prevención ... no son sueños de una noche de verano. Es la inversión necesaria para que estas muertes dejen de importar- porque no sucederán más.
Nota final: No son solo malas noticias las que llegan del brote. Los esfuerzos conjuntos de la Organización Mundial de la Salud, Médicos Sin Fronteras y otros están dando resultado. En unas circunstancias dificilísimas, por el complicado acceso a las áreas afectadas, poniendo en riesgo sus vidas, excelentes profesionales congoleños y de todo el mundo están contribuyendo a detener la epidemia. Este articulo va por ellos y ellas. Y por las personas que no llegaron a verlo. Descansen en paz.