Cuando la ansiedad te hace sentir que eres un estorbo
"Tener ansiedad no significa ser una dramática".
Escrito por Kaley Brown
Lo siento.
Mi vida ha sido una continua serie de lo sientos. A veces, ni siquiera sé qué ni por qué lo siento. Esas dos palabras simplemente se me escapan. La mayoría de las veces lo siento porque noto que arrastro una gran carga conmigo y me veo como un estorbo. No quiero incomodar a nadie por mi ansiedad y por ser la persona que soy. No quiero que nadie me juzgue, pero eso es algo que escapa de mi control. No me gusta decir "lo siento", pero es que sinceramente lo siento.
Durante muchos años, me he visto a mí misma como un estorbo por mi ansiedad, así que siempre me he metido en mi burbuja, pensando que, si bajaba la guardia, notarían mis rarezas y me acusarían de ser demasiado dramática. Supongo que ese miedo surge de las veces que he oído algo como "estás siendo un poco dramática".
Curiosamente, la ansiedad no consiste en actuar de una determinada manera. Se puede manifestar de muchas formas, pero tener ansiedad no significa ser una dramática, de modo que, por favor, no me digáis lo contrario. Ya he escuchado lo ridículo que le parece a mucha gente que me preocupe por algunas cosas por las que no me "debería preocupar". Ojalá fuera tan sencillo.
¿De verdad creéis que me gusta estar preocupada? ¿Es posible que alguien crea que disfruto cuando mi estómago se vuelve loco? ¿O que siento placer cuando me tiembla el cuerpo, el corazón me va a tope y no paro de darle vueltas a la cabeza? Supongo que podéis responder a esas preguntas vosotros solitos. Estaría bien que entendierais que, si pudiera apagar mi ansiedad con un botón, lo haría, pero no funciona así.
Tomarme el pelo por mi ansiedad y mi pánico no es gracioso. Ya sé que son bromas, pero siempre hay una verdad en la que se fundamentan esas "simples bromas". Mi ansiedad viene aparejada de una mayor sensibilidad. Soy una persona frágil. No soy capaz de tomarme tan a la ligera vuestras palabras. Debéis saber que mi ansiedad no es algo sobre lo que haya que bromear o de lo que burlarse. Es una enfermedad.
La ansiedad no viene con un libro de instrucciones. Puede atacar en el momento menos esperado, en cualquier lugar, y dejarte tirado en medio del suelo. Me ha pasado cientos de veces.
La cosa es que la ansiedad es muy real. Es dolorosa. Es incapacitante. Es una gran bola de miedo, pensamientos negativos enredados y preocupaciones. Cuando sufro un episodio de ansiedad, no soy capaz de pensar con claridad. Me centro demasiado en las cosas. Cuando digo "me centro", es más bien "me obsesiono". Por alguna extraña razón, pienso que cuanto más me coma el coco con algo, antes desaparecerá de mi mente arrastrando mis preocupaciones y miedos. ¿Adivináis cuántas veces me ha funcionado? Cero.
Por favor, sed amables conmigo. Llevo en mi cuerpo el precinto de "Frágil". No puedo esconder mis sentimientos. Me implico emocionalmente al máximo con todo.
A menudo, cuando estoy sufriendo un episodio de ansiedad, no soy capaz de escuchar lo que me decís porque los pensamientos que hay en mi cabeza me hablan mucho más alto. A veces, no necesito que digáis nada. Basta con un abrazo. Con hacerme compañía. Con sentaros a mi lado. Simplemente con estar ahí. Es lo único que necesito cuando entro en esa espiral de ansiedad.
Por favor, no despreciéis mis preocupaciones y mis miedos. Eso solo complica más la situación. Aunque me digáis que habéis cerrado la puerta, necesito comprobarlo. Si me aseguráis que vais a hacer algo, por favor, cumplid vuestra palabra, y seguramente os lo pida cuatro o cinco veces para asegurarme de que lo hacéis. Ya sé que puede resultar frustrante, pero es lo que necesito para sentir cierta seguridad, para sentir que puedo confiar en vosotros. No es porque piense que sois mentirosos, es solo que necesito controlar de alguna forma mi mente.
Mi ansiedad es una batalla, pero he tomado la decisión de ponerme la armadura para hacer frente a ese gigante. La ansiedad no me define, pero es una faceta enorme de mi vida y ya he logrado asumirla. Soy quien soy y aunque mi mente y mi cuerpo estén plagados de ansiedad, aún creo que soy capaz de cambiar las cosas.
Este post fue publicado originalmente en The Mighty, apareció posteriormente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.