Cuando el mundo no es tan maravilloso
Que la vida no es ese lugar tan maravilloso que nos decía Louis Amstrong en su canción es una obviedad. Al menos, no lo es más allá de los mundos que imaginamos, sobre los que fabulamos o fantaseamos, cuando escuchamos canciones así. O dicho de otro modo mucho más claro: el mundo es muy difícil y complicado lejos de la música de Amstrong y de todos esos genios que nos permiten elevarnos de la mediocridad y soñar, por unos momentos, cinco o siete minutos, que la vida es otra cosa: bálsamo, serenidad, estabilidad. Que la vida está llena de posibilidades y que esas posibilidades están siempre a nuestro alcance, de nuestro lado. Que el mundo es maravilloso, en definitiva. Pero no, acaba la canción, ésa o cualquier otra con sus mismas dosis de ensoñación y genialidad, y la realidad vuelve a ser la que era, la que es.
De todo eso, de los viajes (interiores y exteriores) por un mundo real y enrevesado, injusto y sorprendente, nos habla Lola López Mondéjar en su nuevo libro de relatos, Qué mundo tan maravilloso (clara referencia irónica utilizando la canción de Amstrong). Son cuentos que siempre encierran, dentro de su aparente normalidad, algo envenenado. La vida no nos alertó de su verdadera naturaleza, de su rostro sin máscaras, de su implacable ferocidad y desconcierto, pero ahí está, todo ello, en estas historias.
Historias por las que se cuelan dudas, recelos, inseguridades, desigualdad, confusión, problemas, inquietudes, vértigo... Las contradicciones propias del ser humano. Sus anhelos y sus frustraciones, que nunca son pocas. La cara B de ese disco cuya música hace rato que ha dejado de sonar. No, desgraciadamente, el mundo no es tan maravilloso. Y Lola López Mondéjar vuelve a captarlo así: con contundencia, sin estridencias, con su personal estilo. Dejando entrever ese lado envenenado en medio de una aparente tranquilidad.
Hay muchas mujeres en este libro. Como en el resto de su obra. Pienso ahora en las magníficas novelas Mi amor desgraciado o La primera vez que no te quiero, o en los relatos del también extraordinario volumen Lazos de sangre (Páginas de Espuma). Mujeres que se rebelan, que se dejan llevar, que asisten a determinados desmoronamientos. Mujeres en la brecha. Mujeres que cuestionan su destino, que trazan planes para cambiarlo. Que sobreviven.
Hay inteligencia y hay lirismo en estos relatos. Y hay un profundo conocimiento del ser humano, de las cuestiones que se plantea casi a diario. Hay silencios y hay abismos a los que sus personajes se asoman con valentía y decisión, aunque a veces no resulte nada sencillo.
Hay que leer a Lola López Mondéjar (en recorridos largos o en recorridos cortos, como es el caso que nos ocupa), aunque el mundo, decididamente, no sea tan maravilloso.
Qué mundo tan maravilloso, editado por Páginas de Espuma, ya está a la venta.