Criptomonedas, un mundo por descubrir
Bitcoin nació con la idea de disponer de un medio de pago y ejecución de transacciones financieras con seguridad y transparencia.
Bitcoin nace en 2009 con la idea de disponer de un medio de pago y ejecución de transacciones financieras con seguridad y transparencia, evitando intermediarios que puedan interferir en su funcionamiento. Si bien todas las personas que participaron en el desarrollo de esta tecnología tenían claro que querían cambiar radicalmente este mercado, es probable que a día de hoy se sigan sorprendiendo al ver las consecuencias que está teniendo la tecnología a la que acompañaron en su nacimiento.
El principio de todo
En 1991 aparece el primer estudio sobre la criptografía aplicada a cadenas de bloques, que fue evolucionando hasta 1998, cuando Wei Dai sentó las bases de la tecnología blockchain al describir una solución descentralizada para la gestión de pagos electrónicos basada en criptografía de clave pública.
Esta idea siguió evolucionando a través artículos y publicaciones de diversos autores hasta que, en 2008, se publica el artículo que describe cómo establecer una moneda digital, Bitcoin, utilizando como mecanismo de implementación la tecnología de bloques (blockchain) para registrar y asegurar operaciones en una red de pares (P2P) donde compartir archivos. Finalmente, en enero de 2009, entra en funcionamiento la primera criptomoneda, el Bitcoin.
El modelo de aseguramiento
Para entender su funcionamiento es importante recordar que, hasta ese momento, derivado del uso del dinero fiat en medios electrónicos, los bancos intermediaban en las operaciones ya que eran las únicas entidades que podían garantizar que las transacciones se habían efectuado correctamente. A su vez, estas entidades financieras estaban gestionadas por organismos y gobiernos que, determinaban normas y restricciones sobre las operaciones que se pueden realizar.
Para evitar esta intervención y buscando poder asegurar que las operaciones son correctas y válidas para todo el mundo, se definió un modelo basado en una red donde cada operación se representa como un bloque que se transmite a toda la red y es resuelto (criptográficamente) y validado de forma descentralizada por los distintos nodos (equipos o usuarios). Estos nodos, por la resolución y retransmisión de cada operación, reciben fracciones de esas criptomonedas, que pueden ser medios de pago o pueden intercambiarse en distintos mercados.
Finalmente se añade dicho bloque u operación a la cadena de bloques y deja un registro indeleble tanto de esa, como de todas las transacciones efectuadas. Por lo tanto, no es necesaria la figura de un intermediario para asegurar la operación, es el propio conjunto de la red el que garantiza la validez de la misma.
El universo se expande
Este mecanismo inicialmente se desarrolló para las transacciones financieras, pero rápidamente (y motivado por la capacidad de proponer mejoras y modificaciones del modelo por la propia comunidad de desarrolladores) se desarrollaron otras aplicaciones de la tecnología blockchain que abrieron la puerta a nuevos activos.
Es la consecuencia directa de evitar el intervencionismo, el propio funcionamiento de los mercados genera una gran competencia ya que cada persona puede desarrollar cualquier tipo de producto y el resto de usuarios pueden decidir aceptarlos y usarlos de forma puntual, convertirlos en algo realmente masivo, o simplemente desecharlos.
Por ejemplo, en 2013, se propuso la utilización del modelo blockchain para la ejecución de aplicaciones de forma descentralizada. Como la propuesta no fue aceptada, un grupo de desarrolladores lanzó el proyecto Ethereum, convirtiéndose desde su puesta en marcha en 2015 en el segundo criptoactivo sólo por detrás de Bitcoin.
El conocimiento del producto
Esta variedad de productos abre un nuevo universo donde puede ser fácil perderse: hay cientos o miles de aplicaciones y productos. Existen diferentes plataformas donde analizar los principales activos, como la plataforma de trading de CFDs de criptomonedas Plus500 España, y donde poder entender la idea que subyace tras los distintos nombres. Es muy importante analizar, además de la información disponible en redes sociales, cotizaciones y foros, la utilidad real del proyecto. En general, más allá de los movimientos especulativos sobre activos con dudosa utilidad (ejemplificados en los memecoins), aquellos que resuelvan una problemática real siempre tendrán un mercado, mientras la necesidad exista.
Además de las finanzas descentralizadas, los activos pueden dar soporte a proyectos tan dispares como el arte (se asegura la propiedad de una imagen concreta), el metaverso y los bienes inmuebles digitales (se reserva un espacio o zona en el metaverso a un usuario, al igual que en el espacio físico convencional), los juegos pay to earn (P2E – donde se negocia sobre la propiedad de determinados elementos de utilidad en el juego) … De igual manera que ocurrió en 1991, una idea de base está permitiendo desarrollar toda una nueva generación de productos y mercados que se ponen a disposición del público en masa.