¿COVID en el cerebro?
¿El Sars-Cov-2 entra en las neuronas?
El cerebro es un órgano poco propenso a alojar virus. Es difícil encontrarlos en las células de este órgano. Sin embargo, en algunas investigaciones previas se ha destacado la posibilidad de que los virus también se alojen aquí y causen trastornos mentales. ¿Podría ser también el caso del virus Sars-Cov-2 causante de la COVID-19?
El virus del herpes en el cerebro genera enfermedades mentales
En algunas investigaciones previas se observó que la presencia de los virus del herpes (esos virus que suelen salir en la comisura del labio) pueden encontrarse en el cerebro, donde aumentan el riesgo de alzhéimer, depresión y trastorno bipolar.
El herpes podría transportarse desde las mucosas hasta el cerebro, donde podría generar inflamación. La infección por herpes se considera uno de los factores de riesgo de enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer. Este virus se ha encontrado asociado a las placas seniles amiloides típicas de esta enfermedad. Incluso se ha postulado en algunos ensayos clínicos que el tratamiento con antivirales durante al menos 30 días reduciría el riesgo de padecer demencia senil en un 50%.
El ánimo también puede ser viral
Por otra parte, un aspecto aun por explorar, es que las infecciones de la boca (periodontitis) y el propio virus del herpes podrían ser factores de riesgo en otras enfermedades neuropsiquiátricas como la depresión, el trastorno bipolar y la esquizofrenia. En este sentido, los análisis post mortem en el cerebelo de algunas personas que padecían estos trastornos ha demostrado que estos virus se encontraban con mucha más frecuencia que en personas con cerebros sanos.
¿El Sars-Cov-2 entra en las neuronas?
El virus causante de la COVID-19 difiere mucho en sus características del virus del herpes. Sin embargo, algunos síntomas observados en pacientes que han padecido esta enfermedad viral sugieren que el Sars-Cov-2 podría acabar también en el cerebro.
Uno de los síntomas comunes en los enfermos de COVID-19 es la pérdida temporal de olfato y del gusto en la comida, siendo una característica que se ha llegado a cuantificar en más del 40% de los casos. No obstante, hay que recordar que el olfato se puede perder parcialmente también por un simple catarro o por una inflamación de las mucosas.
Lo interesante de la pérdida de olfato causada por la COVID-19 es que indica que podría haber una afección en las neuronas que están en contacto con la mucosa nasal e informan de los matices de los olores. Este factor está aún por demostrar.
Otras observaciones que apuntarían en este sentido se ha observado en algunos casos de infecciones por Sars-Cov-2 en los que se han señalado cefaleas, mareos, trastornos pseudo-epilépticos, pérdida de la conciencia o riesgo de encefalopatías (enfermedades del cerebro).
Estas observaciones preliminares sugerirían que este virus podría también llegar a las células del cerebro.
¿De qué manera podría acceder a este órgano tan protegido?
El viaje del Sars-Cov-2 al cerebro
El cerebro es reacio a admitir patógenos en su estructura. Entre otras estructuras, cuenta con una barrera hematoencefálica, que representa una “aduana” bastante estricta que restringe la entrada de componentes, partículas, etc. desde la sangre del cuerpo hacia el cerebro. Esta barrera impide por ejemplo que haya algunas infecciones en otros órganos que se propaguen hasta el cerebro y el encéfalo en general.
Sin embargo, teniendo en cuenta estos síntomas observados en casos esporádicos, se puede concluir que el virus podría ingeniárselas para acabar alojado en las neuronas.
¿Cuáles serían las opciones que se postulan?
- Por los ojos: Las gotitas conteniendo virus entrarían en contacto con la conjuntiva del ojo y pasarían a cerebro a través de los nervios (el nervio trigémino). De ahí, el virus ya estaría en el circuito nervioso para viajar hasta el cerebro.
- Por la nariz: El virus se adheriría a la mucosa nasal, pasaría a las neuronas sensoriales del olfato, para viajar por el nervio olfatorio hasta el cerebro.
- Desde el pulmón: Una de las dianas predilectas del Sars-Cov-2 es el pulmón. El virus también se puede extender aquí a la rama del nervio vago del tracto respiratorio. De ahí, por vía ascendente podría terminar alojado en el encéfalo.
- Por el intestino: Sobre todo en casos donde de carencia de higiene, el virus podría entrar por el tracto gastrointestinal y llegar al cerebro por el nervio vago. Este nervio (que proviene de la parte cerebral) es muy largo y también llega a las vísceras. Al encontrarse en el intestino, el virus podría de manera oportuna acceder al sistema nervioso central viajando hacia arriba por el nervio vago.
- Por supuesto, no faltan las vías alternativas más “clásicas” como sería a través de la sangre (sobre todo si la exigente barrera hematoencefálica presenta mayor permeabilidad) y por otros fluidos periféricos.
Estas posibilidades son todavía especulaciones, pero sin duda abren la puerta a interesantes investigaciones sobre las estrategias de los virus para acceder al órgano más importante del cuerpo.
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