Cosas que no deberías decirle a una novia antes de su boda
Poder, puedes... pero luego no te lamentes si te retiran la invitación.
No comparto la creencia general de que "las bodas son de las novias" y menos todavía lo de que "es el día más importante de tu vida", pero siempre que se ha casado una amiga he intentado protegerla por encima de todo. Quizá sea por la ilusión o por el esfuerzo que ponen en cada detalle, pero mi yo más mordaz se va de vacaciones cada vez que recibo una invitación (que es muy frecuentemente).
Para que no pierdas una amistad por culpa de un 'sí, quiero', he aquí el listado de lo que no le deberías decirle JAMÁS a una futura novia:
Sé que cada vez que la novia plantea un problema como que las invitaciones no pegan con el estilo del vestido (y esto es 100 % real), te dan ganas de tirarla por la ventana, invitaciones incluidas. Sin embargo, debes ponerte en su lugar. No es solo una boda, es SU boda. Así que ármate de paciencia.
Te la estás jugando y mucho si cuestionas la elección final. Una vez que tu amiga se haya decantado por un modelo, ESE y solo ESE será la creación ganadora. Puede que no sea tu estilismo bodil soñado. ¿Y qué? ¿Vas a llevarlo tú? No. Fin del debate.
¿Es que ahora te has convertido en la chica del tiempo? No hay nada que le dé más pánico a una novia que pensar que se va a casar pasada por agua. Y eso que, según dicen, "novia mojada, novia afortunada". Da igual que haya decidido casarse en noviembre y en Galicia, que ya son ganas de comprar papeletas, tú debes darle la vuelta a la tortilla. "Hay un 38 % de posibilidades de que haga buen tiempo", di con una gran sonrisa. O, hablando de tortilla, llévale una docena de huevos a Santa Clara.
A no ser que tengas un justificante médico que certifique que puedes sufrir un infarto al decir unas palabras en el enlace de tu mejor amiga, mucho me temo que tendrás que pasar por el aro. Puede que te entren nervios, pero bébete dos copas de ese vino que tanto os costó elegir y las palabras saldrán solas. ¡Y llévalas escritas, no seas kamikaze!
Amiga, te vas a sentar donde ella te diga, te guste o no. Bastantes problemas tiene ya intentando colocar a sus tíos de Toledo con los que nadie se habla, como para que ahora llegues tú diciendo que no vas a posar tu trasero en esa mesa en la que no conoces a nadie. Haz un esfuerzo. Piensa que tras el postre podrás refugiarte en la barra libre.
Y a mí no me gustan las fiestas de cumpleaños infantiles y acudo a ellas. Otra cosa es que yo no organice una para mí. Entiendo que puede que no estés de acuerdo con todo lo que implica una boda. Sin embargo, toca respetar que la gente se case, sea por el motivo que sea.
Un artículo de Carmen Raya para Grazia.es